Prohibidos Libros 1

CAPÍTULO 3

CAPÍTULO 3

AARON


 

Caroline me abraza con fuerza. No me permite atravesar la puerta de su casa.

—¡No te vayas! —insiste—. Tenemos la casa para nosotros solos por un par de horas más. ¿Quieres ver una película preguerra en la pantalla gigante de la estancia? O tal vez podríamos jugar con la cámara de realidad virtual… ¡Espera! Pediré algo de comer y…

—Nena, no puedo quedarme —interrumpo—. Tengo asuntos que atender.

—Ambos sabemos bien que esa no es la razón por la que no quieres quedarte —masculla—. ¿Qué ocurre? Te he notado extraño desde hace meses. ¿Me dirás qué te sucede o ya no confías en mí?

¿Confío en ella? Sí que lo hago, pero hay cosas que son imposibles de admitir, y mi enfermedad es una de ellas. ¿Me querría Caroline del mismo modo si descubriera mi secreto? ¿Lo harían mis padres? Lo dudo mucho. Se vienen tiempos muy difíciles.

—Estoy bien. —Beso su frente—. Solo necesito un tiempo a solas.

—Lo entiendo, pero te guste o no, mañana serás mío toda la noche.

—Así será. —Fuerzo una sonrisa—. Adiós, cariño.

—Adiós. —Me ve directo a los ojos antes de seguir—: Te amo.

Comenzó a decir que me amaba hace tres meses. La primera vez que oí las palabras escapar de su boca sentí una culpabilidad inmensa porque yo no la amo. Le tengo un cariño especial, pero no es más que el cariño que podría sentir por una gran amiga o por una hermana. Nunca he experimentado la verdadera sensación de enamoramiento, pero sé que mis sentimientos por ella están muy lejos de ser convertidos en amor de pareja.

—También te amo —miento, saboreando el veneno de mis palabras.

Me he sentido como el mayor de los descarados por utilizar a Caroline por tanto tiempo. Nos conocimos el primer día de preparatoria, mismo día en el que conocimos a Carlos Scott y a Alicia Robles, nuestros mejores amigos en la actualidad. Al principio, la relación entre Caroline y yo no pasaba de una linda amistad. Ella siempre mostró interés en mí, pero yo la rechazaba con insistencia.

Porque no era ella quien me gustaba…

Era Carlos.

Sabía que sentir algo por él era enfermizo y anormal, además, nuestros allegados comenzaron a sospechar de mí. ¿Quién en su sano juicio rechazaría a Caroline, una de las chicas más atractivas de la preparatoria? No tuve más opción que iniciar una relación con ella, consciente de que no podría amarla o procrear hasta ser curado.

Mis padres están encantados con Caroline, y los suyos lo están conmigo. Todos esperan que nos casemos, que tengamos hijos y que formemos una hermosa familia feliz.

Tal vez en el futuro seremos una.


Abandono el barrio donde vive Caroline y deambulo por las inmensas calles del centro de la ciudad. Cientos de edificios y derascacielos se alzan con majestuosidad en los alrededores. La mayoría tiene diseños diferentes, pero tonalidades ausentes en variedad de color. Con el fin de mantener cierta esencia del mundo antes de la catástrofe, los diseños arquitectónicos de nuestro país están inspirados en construcciones de las naciones preguerra. En cada ciudad de Arkos existen edificaciones replicadas a la perfección de sus modelos originales correspondientes. Poblados como Nueva Madrid y Nueva Dubái son réplicas casi exactas de los lugares que les dan nombre.

Automóviles y transportes ecológicos colman las carreteras mientras que aeromóviles y naves de vigilancia del gobierno decoran el cielo en colores negros y metálicos. Aunque el entorno luce sobrecogedor en comparación con las ciudades pobres del país, no es tan tecnológicamente avanzado como quisieran los gobernadores. La Guerra Bacteriológica retrasó un siglo de progreso y, a su vez, salvó al planeta de una extinción inminente. Basta con echar una mirada en los sitios oficiales de historia en la red para comprobar que los humanos de la sociedad preguerra lo destruían todo. Cuando acabó gran parte de la sociedad, acabó también la destrucción.

Parece imposible imaginar que hace siglos la Antártida estaba cubierta de hielo. Según nos cuentan en clases de historia nacional, el calentamiento global, la contaminación y los drásticos cambios climáticos provocaron que el hielo se derritiera cada vez más, lo que causó que el nivel mundial del mar aumentara de manera incontrolable e inundara gran parte de los países bajos del mundo. Los climas de la Tierra no volvieron a ser lo mismo desde entonces. Algunas naciones se volvieron inhabitables a causa de las extremas temperaturas, mientras que el clima antártico dejó de ser tan hostil como en la época antigua.

A pesar del derretimiento, aún existen zonas protegidas en el continente en las que se concentran reservas de hielo antártico, como en el Monte Tyree. Los científicos estiman que, en un siglo más, esto también habrá desaparecido por completo.

A mi alrededor todo es ruido, multitud, anuncios comerciales y propaganda gubernamental. Fotografías de los líderes de Arkos acaparan algunos edificios, con frases bajo ellas que nos recuerdan la benevolencia de nuestros líderes y cómo han logrado crear una sociedad perfecta y controlada. Parte de nuestro deber civil consiste en tener absoluta devoción y respeto hacia ellos y por ningún motivo o circunstancia atrevernos a cuestionar sus sabias y justas decisiones.

Llego a la avenida de atracciones del centro de la ciudad. Las entradas al Museo General se encuentran repletas de gente: un nuevo objeto preguerra es exhibido esta semana. Fue traído por el Cuerpo de Protección tras otra misión de búsqueda en los continentes inhabitables. Hace dos semanas, anunciaron por la prensa que los equipos hallaron un televisor del siglo XX en condiciones óptimas de ser restaurado. Hoy, el artefacto es presentado a los arkanos en total funcionamiento.

El Cuerpo de Protección realiza expediciones a los continentes inhabitables con el propósito de encontrar reliquias y materiales que pudieran ser de utilidad o de atracción en nuestro país. Los miembros de los equipos de expedición son los únicos que pueden atravesar los pilares limítrofes y conocer aquellos lugares tóxicos en los que la humanidad ya no puede habitar. Cuando era un niño inocente y feliz, soñaba con inscribirme en la Academia de Protección después de las reproducciones obligatorias, convertirme en protector y perseguir el sueño de conocer lugares que pocos en nuestro país logran visitar. Ahora, en cambio, le temo tanto al Cuerpo de Protección como me temo a mí mismo.




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