Promesa

CAPÍTULO III

Amelia

 

Ah… mi vida es rutinaria desde que inicie mi vida religiosa levantarse temprano, las oraciones que siempre hago en la mañana, los cantos, rezos, la eucaristía, la comida comunitaria y entre otras cosas de mis labores.

Pero todo esto para mi es satisfacción en mi ser, eso es lo que siento y es lo que me llena.

Mi alma y corazón están en paz mi cuerpo están ligero como una pluma, como una nube que viaja por el cielo y para mí esto solo puede significar el amor de Dios inundando todo mi ser.

Aun así, me gusta cuando hay cambios inesperados en el convento o sucesiones inesperadas por ejemplo hoy la Madre Abadesa nos permitió o mejor dicho nos dejó ver una película, una película religiosa la Sagrada Familia.

La he visto muchas veces antes de iniciar mi vida religiosa, la verdad he visto todas las películas religiosas y esta es una de mis favoritas junto con las dos películas de María de Nazaret, no me caso de verlas durante toda la película todas estuvimos atentas y se mantuvo un silencio perpetuo en ese tiempo.

Al terminar fuimos a cenar me gustaría dialogar sobre la película, pero en este momento se debe permanecer en completo silencio escuchamos las palabras de la Madre abadesa agradeciendo a Dios por los alimentos que ha puesto sobre nuestra mesa, aun así, en nuestro tiempo libre podemos hacerlo.

Todas tenemos las mismas impresiones, bueno… un poco diferentes, pero coinciden. Los comentarios que más me gusta son las de Magdalena e Iridia sus palabras expresan exactamente el contenido de la película el mensaje que nos trasmite y la reflexión que dan ellas.

Todas nos llevamos bien aquí dentro pues nos mueve una misma vocación y un mismo amor. Este amor no es el mismo que las parejas profesan, pues su amor es algo egoísta, celoso con sentido de pertenencia. Por ejemplo, el hombre siente que el amor de su pareja es solo para él y para nadie más un modo igual sucede en las mujeres.

Pero están equivocados el amor se entrega a todas las personas, no solo a las que ellos elijan eso limitar, limitarlo a un solo lugar a una sola persona.

El amor es infinito no tiene barreras es lo que nosotras sentimos. El amor provine de Dios Él nos entrega su amor a cada uno de nosotros no se limita a un lugar, una persona, una raza. Nos lo entrega a todos.

Eso es lo que debemos hacer compartir entre nosotros ese amor.




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