Promesa

CAPÍTULO XIV

Amelia

 

Todos estos días han pasado de lo más normal ya no tengo esos pensamientos en mi mente de Daniel yo solo tengo un solo y verdadero amor y es Dios nuestro Señor solo a Él lo amo, con todo mi corazón y con toda mi alma.

Aun así, mi hermano Fabricio me tendrá que responder a mis preguntas sé que tiene algo que ver con eso sueños y pensamientos que tuve con Daniel.

Es viernes y tengo un par de horas libres paseo por la ciudad no la conozco bien solo una pequeña parte y esta se reduce hasta la Iglesia Franciscana en la loma camino hasta ahí.

Primero entro en la Iglesia para rezar mis oraciones pedir por mi familia, mis amigos, personas cercanas a mí y todas las personas en el mundo permanezco allí un buen tiempo hasta rece tres rosarios, pero también pido a Dios por esos pensamientos que tuve, pensamientos que no fueron dignos de una religiosa como yo.

Y si esto es una prueba la aceptare y probare que mi amor es fiel a Dios.

Al terminar salgo de la Iglesia y subo las escaleras para subir a la parte alta de la loma tiene dos escaleras para llegar arriba, las primeras son anchas y te dejan en el mural con un hermoso paisaje dibujado.

La segunda escalera sus escalones son normales, pero tiene una curva para llegar a la cima llego hasta ahí donde está un gran monumento con placas grabas al final de las escaleras tiene un pequeño balcón me acomodo ahí para ver las nubes en las colinas a la distancia tengo una vista hermosa.

Me quedo mirando esa escena unos minutos me doy la vuelta para caminar adelante esta una silla para sentarme.

Rodeo el monumento y noto a alguien arrimado de espalda contra él esta, vestido con un calentador negro con rayas verdes en los costados sus zapatillas también son negras con rojo, incluso su buzo es negro en solo el cierre y los cordones que se desprenden de la capucha son blancos por lo menos su camiseta no es negra es gris con un símbolo estampado lo he visto en alguna parte. Claro ese símbolo es del juego de Assassins Creed que juega mi hermano.

No puedo ver su rostro la capucha le cubre su rostro me quedo un rato mirando aquel desconocido algo de él me atrae.

El desconocido muevo su cabeza despacio y sus ojos como los míos se abren como platos. Es él, es Daniel. Por su reacción seguro está diciendo en su mente –esto, debe ser un chiste.

–Hola –dice suave noto algo de intranquilidad.

–Hola –le respondo de forma calmada.

No tengo respuesta de él no parece alguien muy dialogador eso me quedo claro la primera vez que lo vi, se levanta –buenas tardes –dice y se marcha mientras camina levanta sus manos para colocarse sus audífonos.

Antes de que baje las escaleras lo tengo –¿Cómo está su herida? –le pregunto.

Se detiene y se voltea a verme –sanando, pronto cerrara –dice directo y con esa misma expresión en su rostro y su mirada seria.

–En verdad, lo sien… –encoge sus hombros y me mira fijamente en verdad no le gusta que se disculpen tanto cualquier sinónimo de esa palabra le molesta así que no completo la palabra. Pero suelto una pequeña risita.

–¿Qué es gracioso? –me pregunta serio, por Dios que cambie esa forma así espantaría a cualquier chica que esté interesado en él.

–Es la primera vez que conozco a alguien que le molesta tanto la palabra disculpa o cualquier sinónimo de ella. –Sonríe.

–Porque, siempre me disculpo por cualquier cosa por mínima que sea, por eso me molesta escuchar esa palabra o sus variantes ya sea de mi o de cualquier otra persona.

Habla fluido, de vez en cuando se atranco con una palabra en su respuesta de seguro de tener el hábito de la lectura.

–Se hizo atender la herida.

–Ya le dije, pronto cerrara.

Su respuesta me dio a entender una cosa –no se hizo cocer la herida ¿verdad?

–No –me responde como si no le importara.

–¿Por qué? –digo algo molesta.

–Digamos que, no me gusta la idea tener una aguja perforándome la carne y tener que soportar esos molestos hilos.

No puedo creerlo es chico es un irracional es como si fuera un niño pequeño su nombre de Daniel lo tiene de adorno no es sabio como el profeta Daniel, exhalo.

–Usted también cree que soy irracional ¿verdad?

–Si, te comportas como un niño que le teme a las agujas. –se ríe.

–Tal vez sea cierto –alza los hombros como si poco le importara, ah este chico me exaspera, pero me siento a gusto con él y me doy cuenta de que mi corazón late rápido –pero tengo otras heridas como esta y se me cerraron sin tener que cocerlas.

Este chico es muy callado e intuyo que es solitario. E intuyo que quiere irse rápido alejarse de mí y yo también tengo esa necesidad, pero quiero saber porque tiene esa mirada. Este chico esta solo muy cerrado a los demás quiero saber ¿Por qué?

–Tengo algo que hacer, me voy. Cuídese y buenas tardes –dice y se marcha bajando las escaleras.

–Señor ayúdame a comprender a ese chico. ¿Por qué es así? –regreso al convento.    




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