Promesa

CAPÍTULO XX

Amelia

 

Sabía que lo encontraría en la colina frente la Iglesia tenía un tiempo libre y fui allí. Me gusto su reacción cuando me vio no parece de alguien que tiene veinte o veintiún años, más bien la de un niño que apenas entra a la adolescencia.

Fui directo al punto quería saber el ¿Por qué? De su mirada, pero no fue tan sencillo rápidamente note como creaba varios muros para evitar hablar de eso.

Y lo único que dijo fue –Que lo único que debemos recordar del él son las enseñanzas, los buenos momento. El resto es basura.

Tal vez sea cierto las personas tienen recuerdos desagradables, momentos que desean eliminar incluso, si esos momentos desagradables fueron causados por las personas que amas.

Yo tengo algunos de esos recuerdos, pero el que más me dolió fue el de una amiga, que creí que era mi amiga.

Era lunes en la mañana entraba al instituto alegre, pero mi sonrisa se iba deteriorando recibía varias miradas de todos los chicos y chicas. Nunca fui alguien que llamé la atención durante mi adolescencia aún más en la escuela.

Los chicos me miraban con ojos lascivos, lujuriosos diciendo. –Quieres que te estrene –esas miradas me dieron asco.

Las chicas con sus miradas me decían –tan santa que se creía, y resulto ser más perra.

Todas esas miradas me incomodaban no entendía ¿Por qué?

Entre al salón a la primera clase del día Historia aun así no dejaba de sentir esas miradas sobre mí, estaba impaciente, frustrada, sentía que me asfixiaba de tener todos sus ojos en mí. ¿Por qué de pronto se fijan en mí?

A pesar de que sus ojos me miraban fijamente no le tome mucha importancia, pero fue en la clase de física que todo se derrumbó en donde quería llorar. Pase adelante a resolver el ejercicio de Movimiento Rectilíneo Uniformemente Variado al terminar el licenciado me dijo –buen trabajo resolviendo el ejercicio, señorita López.

Le devolví el marcador cuando escucho a Arturo –Yo le resuelto a ella cualquier cosa, profe –el tono en que lo dijo fue morboso incluso paso su lengua por su labio superior.

Me sentí asqueada, humillada mis ojos se cristalizaron tome mis cosas y salí corriendo del salón, mientras mis lágrimas caían me encerré en los baños hasta que sonó la sirena para el receso. Salí del cubículo donde estaba, me sequé las lágrimas de mis ojos con mi pañuelo.

Salí camine por el corredor quería ir con Kimberly era mi amiga o eso pensé. Porque ella no me vería con los mismos ojos que el resto, seguía caminando hasta llegar a la cafetería donde la encontraría antes de entrar veo a un grupo de chicos agrupados sus ojos denotaba morbosidad y explotaron al verme.

Me enoje bastante y me acerque a ellos quería saber ¿Por qué me miraban así? Caminé firme hasta ellos uno sostenía un celular en sus manos y supe que lo que contenía ese celular era el causante de sus miradas –Dame eso –dije enojada.

El alzo su brazo evitando que lo tomara –si lo quieres, demuéstrame lo sexy que eres –lo dijo tratando de seducirme y lo único que consiguió fue que yo me sintiera asqueada y le propinara una bofetada en toda la cara –DAMELO –dije fuertemente la ira se apodero de mí.

Me tendió el celular y mire lo que todos miraban, mis ojos se abrieron como platos el aire se me quedo atorado en el pecho al ver esa foto. Era mi cara, pero no era mi cuerpo conozco bien mi cuerpo y el de esta foto no era el mío.

En la foto se mostraba o mejor dicho me mostraba desnuda con mi brazo derecho cubriendo mis senos y la mano izquierda cubriendo mi intimidad en otra fotografía me mostraba de lado dejando al descubierto mis caderas y un seno en total eran seis fotos. En las cuales estoy desnuda.

Las lágrimas corrían por mis mejillas, pero la ira pudo más tanto que estrelle el celular de aquel chico contra el suelo –Estas locas –grito el dueño del celular.

–Denme sus celulares –dije frenética, ellos solo me miraron –si no me los dan, se las verán con mi papá. DENMELOS –grite lo último. Todos sabían que mi papá era capitán de policía por lo que accedieron a entregármelos. Fui a la dirección a reportar esto, el director se indignó al ver las fotos y comenzó a preguntar a los cuatro chicos donde consiguieron las fotos.

Pero ellos dijeron que se las habían compartido. Al cabo de un tiempo llego mi mamá y mi papá quien estaba hecho una furia quien los amenazo con meterlos presos, aun así, ellos solo dijeron que les habían compartido las fotos.

Mi papá llevo a cabo una investigación para saber quién hizo de eso de las fotos la investigación llevo dos días, y dio con el culpable y la verdad no podía dar crédito la culpable de que circularan esas fotos era Kimberly a quien yo consideraba mi mejor amiga ella había montado mi rostro en la imagen una mujer joven desnuda y las distribuyo.

Quería saber ¿Por qué? Pero lo único que conseguí fue una fuerte carcajada por parte de ella.

–Porque te odio –dijo sin pudor –porque estoy harta de ese semblante de niña buena que siempre tienes.

Mis lágrimas caían no podía creer lo que mi hizo.

Mi mamá que estaba enojada se acercó le propino una cachetada acción que la madre de Kimberly no protesto, claramente también estaba decepcionada de su hija.




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