Daniel
Mis encuentros con Amelia se han hecho frecuentes y especiales a pesar de que solo nos encontramos los días viernes en la colina frente la Iglesia y los sábados en misa, aun así, eso dos únicos días donde nos vemos pocos minutos, pocos segundos se han vuelto los más importantes para mí.
Esos dos únicos días se han vuelto tan especiales para que hasta incluso dormido estoy rezando para verla todos los días aparte de esos dos días.
Han pasado tres semanas desde esa vez que me pregunto si creía en Dios sobre el porqué de mi mirada. Hemos compartido nuestras historias, anécdotas, ella se abierto conmigo. Algo que yo no he hecho.
No le he contado todo sobre mi, apenas le he dicho unas cuantas cosas sobre mi como por ejemplo la vez que casi morí ahogado en la piscina, que soy un total tronco para bailar. A decir verdad, no me gusta bailar, no bebo, bueno puedo aceptar tres vasos de cerveza y con eso me retiro, no fumo detesto ese olor.
Pero sé que ella espera a que yo me habrá completamente de manera en que ella lo ha hecho conmigo. Y tal vez, lo haga siento que en ella puedo confiar ciegamente y no lo digo por el hecho de que es religiosa, estoy seguro que, aunque no lo fuera le confiaría todos mis secretos solo a ella el del ¿Por qué soy así? Créanme lo voy hacer.
Porque confió en ella y porque he cometido el error más hermoso de mi vida. No cabe duda… soy un completo idiota.
Este viernes será cuando abra mi corazón con ella le confesare quien soy por completo, sin ocultar nada de mí.