Promesa

CAPÍTULO XXVI

Amelia – Daniel

 

Mañana se llevará a cabo la ceremonia de Noviciado y no puedo está más feliz, pero siento un dolor por Daniel. ¿Por qué mi hermano le hice esa petición a Dios? Y ¿Por qué Él le concedió esa oración?

Sé que la intención de mi hermano fue sincera el hacer que viviera un romance, pero ¿Por qué fue en este instante? Tengo tantas preguntas, y mis respuestas son invalidas. Siento una enorme felicidad al acércame aún más a Dios, y también siento dolor por alejare de Daniel.

Es un chico bueno que me ha abierto su corazón, me ha contado sus secretos más oscuros, recuerdo cuando lloro como un niño en mi hombro liberándose de aquel pasado. Es un chico dulce y tierno en el tiempo que hemos estado juntos me lo ha demostrado. Cualquier chica se enamoraría de él, el único problema que tiene. Es que es demasiado serio, el algo que debe corregir.

Voy caminando junto mi mamá y papá. Si ellos vinieron a participar en el retiro espiritual, están aquí desde el día sábado anterior desde que inicio el retiro.

Mi papá ha conseguido un permiso para estar conmigo durante esta semana, mi mamá también consiguió permiso en la Universidad si ella es maestra de inglés solo mi hermano no vino por sus clases. Se ha quedado con nuestra tía Miranda hermana de mamá y vendrá hoy por la noche, mi papá lo va a recoger en el terminal.

Nos unimos a mis hermanas de Fe y a sus familiares y continuamos con el retiro.

Se hace tarde son las cuatro de la tarde él debe estar ahí quiero verlo y decirle que mañana me uniré más con nuestro Dios, muchos sentimientos a favor y en contra se encuentra en mi corazón batallando.

Consigo en pequeño escape del retiro, también por que nos dieron un receso estoy feliz porque el retiro fue justo aquí en el convento. Salgo y voy directo a la colina frente a las grandes puertas de la Iglesia me persigno y comienzo a subir las escaleras para llegar a la cima de la colina.

Llego. Esta, despejado avanzo un poco más al frente y sonrió está aquí, sentado en los escalones al pie del monumento. Me sonríe –Hola –dice levantándose.

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Una semana ligera, bueno excepto por la pelea que tuve con aquel imbécil, pero de ahí todo bien. salgo de casa ansioso de poder verla en nuestro lugar especial voy caminando para relajarme un poco.

Llego a la colina está vacía y son las 16:10hr me siento en el último escalón del monumento apoyando mi espalda contra el. Estoy escucho música esperando a que llegue escuchó a Prince Royce con su tema Te Me Vas, en mi cabeza voy cantado la canción.

Cuando siento unos pasos acercándose y no puedo evitar sonreír, solo con verla siento que puedo volar… hump. Me estoy volviendo muy cursi.

–Hola –digo levantándome.

Me sonríe –hola Daniel –dice manteniendo su hermosa sonrisa. Pero, veo que algo le sucede.

La miro con el ceño alzado –¿Pasa algo? –digo y no puedo evitar sentir algo de preocupación.

–Daniel –no me gusto el tono con el que dijo mi nombre. Algo me dice que esto no me va a gustar para nada.

–Si –contesto mientras la miro y una ráfaga de viento sopla. Este ambiente me está poniendo nervioso.

–Mañana será mi Noviciado –mis ojos se abren como platos y siento destrozarme por dentro. Ella me hablo que este año lo iba a realizar, pero nunca me imaginé que fuera tan pronto. Estoy muriendo por dentro, todo mi cuerpo tiembla se va alejar de mí. No quiero eso.

Me mira esperando una respuesta, y mi cabeza solo formula ideas de cómo evitarlo. Secuestrarla en este momento, para que no se vaya de mi vida. Quiero acércame y tomarla de la mano e irme lejos con ella, pero mi cuerpo falla no se mueve ni un maldito centímetro.

En vista a que no digo ni una sola palabra –será aquí mañana a las 9:00 am de la mañana –todo en mí se destruye pedazos.

–Amelia. Yo… –alcanzo a decir, pero me interrumpe. Poniéndome los dedos de su mano en mis labios.

–Se lo que me vas a decir –dice suave.

Si lo sabe ¿Por qué no me deja decirlo?

–Sé que encontraras a alguien en tu vida –ya la encontré y esa eres tú. –sé que serás feliz –tomo su mano y la, retiro de mi boca.

–Te quiero a ti –digo sin importarme –Te amo a ti –por primera vez esa palabra sale con naturalidad de mi boca. Antes me era complicado decirla y aunque a veces la decía era solo por fastidiar a mis amigas. Pero nunca había dicho Te Amo con tanta naturalidad.

–Siento amor por ti Daniel –dice no puedo evitar sonreír todo en mi vuelve a armarse –pero… estoy enamorada de Dios –y nuevamente se destruye siento impotencia, la perdí mis ojos empiezan a cristalizarse.

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Decirle que estoy enamorada de Dios hizo que su sonrisa desapareciera noto como sus ojos se empiezan aguarse. Cuando le escuche decir que me quería a mí, que amaba a mí.

Me sentí feliz al saber que hay alguien más aparte de mi familia que me ama. –Daniel, lo siento –digo. Él, baja la mirada y noto como sus parpados empiezan a temblar –me hubiera –mi voz tiembla –gustado conocerte mucho antes –sorbe su nariz y sus lágrimas chocan contra el suelo. Se limpia algunas con los nudillos de su mano.




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