Promesa de niños

Capítulo: 2

Naomi

Los padres de Thomas vienen hacia mí y me abrazan con cariño, pero mis ojos no se separan del hombre frente a mí, es el mismo que estaba en el avión y siento lo mismo que antes sentí cuando nuestras miradas se encontraron, ¿pero quién demonios es? ¿Por qué me siento así? No tiene sentido.

—Pero como han crecido —dice Tania mirando a sus nietos —¿qué? No van a abrazar a la abuela —al abrir los brazos mis hijos corren hacia ella, no se han visto mucho, pero se llevan bastante bien y ellos la quieren.

—Me pondré celoso —comenta José mirando a sus nietos —si no me abrazan a mí les tendré que tirar en el corral de las gallinas —ambos gritan un alto no y van hacia su abuelo, yo río, a mis hijos no les gusta mucho el campo y puedo decir que a mí menos.

—Amor —Thomas agarra mi mano y me tenso —déjame presentarte a alguien que no conocías —camina conmigo acercándose al desconocido de ojos grises y cabello del mismo color —Gael —ese nombre hace que mire los ojos del sujeto —mi hermano —Thomas sonríe, ¿hermano? No se parecen —hermanito, ella es Naomi, mi esposa y madre de mis hijos —no sé si es mi imaginación, pero la tensión podría cortarse con un cuchillo, el hermano de Thomas levanta su mano y la extiende hacia mí, aun su nombre sigue en mi cabeza dando vueltas haciendo que recuerde una promesa, esa promesa del pasado.

—Un gusto conocerla al fin cuñada —comenta con una sonrisa, yo dejo mi mano sobre la suya sintiendo como toda mi piel se eriza por el contacto, definitivamente ando mal, retiro rápido la mano.

—Lo mismo digo

—Gael no vive acá —explica Thomas —es por eso que cuando venías no le viste nunca

—Tampoco nunca me enseñaste fotos —miro a Thomas, sus ojos verdes brillan

—¿Para qué? Sabía que algún día se verían en persona —él sonríe y juraría que esconde algo.

—Vamos, los guiaré a la habitación —comenta Tania tomando mi brazo —no sabes lo feliz que estoy Naomi —ella habla sin parar mientras caminamos, yo, en cambio, no puedo dejar de mirar hacia atrás, hacia el hermano de Thomas y no, no debería sentirme atraída hacia este, creo que ya me estoy volviendo loca.

—¿Y Fernanda? —pregunto por la hermana de Thomas —debe de estar nerviosa por la boda —Tania ríe

—Ya la verás y ojalá fuera solo por la boda, en fin, me alegra tanto tenerte acá y a los pequeños también —ella abre una puerta, es la habitación de los niños, los cuales rápido entran a esta y van hacia los juguetes que hay por el suelo

—Tania me gustaría dormir aquí con ellos —ella mira mis ojos

—Naomi sé que el matrimonio tuyo con Thomas no está muy bien, pero mi hijo te quiere —suspiro

—Thomas y yo no tenemos un matrimonio, Tania, solo soy la mujer con la que se casó ebrio y dejó embarazada, ni siquiera vivimos juntos —ella acaricia mi mejilla

—¿Habla con él sí? Él te quiere mucho —Tania sale dejándome sola con mis hijos y respiro hondo.

Luego de varios minutos salgo de la habitación dejando a los niños jugando, camino con el corazón a mil hacia la habitación de Thomas, toco la puerta dos veces y al escuchar su voz entro, él me sonríe dejándome claro que me esperaba, yo veo mis maletas aquí y respiro hondo.

—Te extrañé mi amor —comenta viniendo hacia mí, su cabeza se inclina e intenta besarme, pero me alejo —¿qué pasa Naomi?

—Thomas nunca hemos sido un matrimonio real —digo lo que pienso mirando sus ojos —vives y trabajas aquí en la hacienda con tus padres mientras mis hijos y yo estamos allá a kilómetros de distancia y solo nos visitas algunos meses un par de días o en fechas especiales, hemos estado cinco años así.

—Lo sé Naomi y por esa razón he decidido que eso debe acabar

—Yo también pienso igual y por eso estoy aquí —me alejo más de él cuando da un paso hacia mí —quiero el divorcio Thomas —me mira confundido y luego se echa a reír.

—Te amo Naomi

—¿Me amas? ¿Thomas te recuerdo como nos conocimos? Estábamos en una fiesta, habíamos bebido y estoy segura de que echaste algo a mi bebida —lo señalo, el hecho de que no lo niegue me demuestra que estoy en lo cierto —me drogaste, tuvimos sexo y nos casamos ese día sin pensar en nada, quedé embarazada, esa es la única razón por la que no quise disolver ese matrimonio, estaba mal económicamente e iba a tener dos hijos pero

—Sé que no me amas Naomi, pero ahora que viviremos aquí lo harás, pienso enamorarte mi amor como debí hacerlo antes —él toma mis manos

—Thomas quiero el divorcio

—Te drogué si, esa primera vez lo hice —él se acerca más a mí —pero que hay de la segunda, la tercera y luego otra y otra —sonríe —Naomi no te soy indiferente.

—El deseo y el amor no tiene nada que ver

—Pero van de la mano —intento alejarme, pero sus manos aprietan con fuerza la mía —no te daré el divorcio —su sonrisa se borra —olvida esa ridícula idea, llegó el momento de vivir juntos Naomi y ser la familia que nuestros hijos necesitan, deja ya de decir mis hijos, son nuestros y haremos otros más —sonríe otra vez.

—Sueltame Thomas —pido cuando las manos ya duelen, él me ignora, solo me jala hacia el pegándome a su cuerpo, intenta besarme, pero logro soltarme y le pego una bofetada, Thomas lleva una mano a su mejilla riendo.

—Que sea la última vez que me pegas —masculla mirando mis ojos y su mirada causa miedo

—Quiero el divorcio y no compartiré una cama contigo —camino hacia la puerta, pero él toma mi mano y con fuerza me pega a la puerta, me golpeo fuerte en la cabeza y me quejo del dolor, pero eso no evita que él lleve una mano a mi cuello y apriete este.

—Eres mía Naomi y jamás te dejaré ir —se acerca a mi boca —¿quieres el divorcio? El día en que te lo dé será el último día en que veas a tus hijos —aprieto mis dientes cuando besa mi cuello —ahora por favor, pórtate bien y actúa como una esposa —mis lágrimas salen cuando él sigue basándome, pero de la nada me empuja hacia un lado y caigo al suelo, Thomas simplemente sale de la habitación dando un portazo y respiro aliviada, debo encontrar una forma de divorciarme lo antes posible.




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