Promesa de niños

Capítulo: 15

Naomi

Salgo de ese lugar con ganas de llorar y un maldito nudo en mi estómago, mis ojos arden y aprieto mis puños con rabia sin dejar de pensar en las palabras de ese agente, “lo lamento por sus hijos” Ya olvidé hasta su nombre, pero sus palabras me atormentan, me detengo justo al salir al ver a Thomas apoyado en su auto, este al verme viene rápido hacia mí, siento miedo, pero al instante pasa al darme cuenta de que no está enfadado, cuando llega hasta donde estoy sus manos van a mi rostro y me tenso por completo.

—¿Estás bien? —su pregunta me descoloca

—¿Desde cuándo te preocupas por mí? —él respira hondo

—Debiste llamarme

—No pude

—El maldito agente me las va a pagar —toma mi mano y camina hacia el auto —joder, no pudimos ir a una cena importante por su causa, ¿qué quería de ti? —cuestiona cuando nos sentamos en el auto, lo miro

—Me preguntó sobre ti y la empresa —la mandíbula de Thomas se tensa —Thomas

—No hagas preguntas —deja de mirarme —no te van a gustar las respuestas Naomi

—¿Crees que me harán odiarte más? —sé que no debo enfadarlo, pero sale solo —Thomas me has engañado toda la vida

—Hablaremos —el auto comienza a moverse —te contaré todo Naomi, cada cosa, como ocurrió todo y luego júzgame todo lo que quieras —su mirada choca con la mía y solo asiento.

—Quiero ya ver a los gemelos —pido bajando del auto

—Solo vas a despertarlos —Thomas me mira —te mostraré algo —comienza a caminar y lo sigo mientras nos alejamos de la casa, hace algo de frío y no mentiré, tengo miedo, pero lo sigo sin detenerme hasta que veo una pequeña casa y Thomas se detiene en el porche de esta

—¿Qué hacemos aquí? —él no responde y abre la puerta, entro detrás y miro todo con la boca abierta

—Es un regalo —susurra mirándome

—Thomas —no hay muebles, solo mis cuadros y mis cosas de pintar, las paredes y el suelo están cubiertos por un nailon que los protege y no me creo todo lo que veo

—Puedes pintar acá, hay también una habitación en donde puedes dormir si se hace tarde y un baño en donde ducharte —él respira hondo —sabes que odio el olor de la pintura —sonríe un poco

—Gracias —miro sus ojos

—Te dije que te contaría todo Naomi —él se sienta dando un suspiro —y todo comenzó cuando Gael llegó a nuestras vidas, me quitó mucho, principalmente el amor de mis padres

—No hables así, ellos te aman —Thomas ríe

—Siempre fueron duros conmigo, me castigaban por todo, papá me obligaba a trabajar, ¿sabes por qué odio este olor? —señala las pinturas —un día sin querer rayé una pared, mi padre me obligó a pintarla, cuando vio que no sabía hacerlo me lanzó un balde de pintura encima —él pasa las manos por su rostro —tenía 10 años

—Lo siento —musito sin saber qué más decir

—Pero con Gael era distinto, no había regaños, hacía algo mal y no pasaba nada, encima decía que era mejor en todo que yo —resopla —un día vi a un detective salir de casa, le seguí y le pagué dinero para que me dijera que hacía, me contó que Gael te buscaba, me mostró una foto tuya de pequeña y me dio tu nombre, le di más dinero para que cuando te encontrara me lo dijera a mí

—Thomas —me siento a su lado, pero él está mirando la pared pensando en el pasado

—El detective te encontró y fui a por ti, llegué justo en el momento indicado, ese hombre —él se calla y me mira

—Salvaste mi vida —digo y no miento, estoy agradecida, aunque ahora me chantajee con ello

—No lo hice Naomi, tu sola lograste apartarlo de ti

—Estuviera en la cárcel si no me hubieses ayudado Thomas —miro mis manos

—Fingí ser tu amigo, en esa fiesta te drogué, tuvimos sexo, nos casamos, hice todo por venganza y cuando supe que estabas embarazada fui feliz, cuando los gemelos nacieron, meses después fue que Gael supo de ti, me las arreglé para que cuando fuera a buscarte nos viera juntos con nuestros hijos —mis lágrimas salen —esa era mi venganza

—¿Y luego qué?

—Nada más, solo eso, pero luego no pude dejarte, quise hacerlo, vivía acá, tú allá, pero no podía dejar de pensar en ti ni en mis hijos, Naomi

—Eres

—Un abusador, maltratador y mentiroso, si lo soy Naomi, soy todo eso y más, cuando te traje hasta acá no pensé en nada, solo quería dañar más a Gael, pero vi las miradas y, joder, no pude controlar mi odio, lamento mucho haberte pegado, drogado y —él se calla sin decir lo siguiente y mira sus manos, respira hondo con pesar —siento todo lo que te he hecho.

—¿Tanto odias a Gael?

—Él no es el bueno, Naomi —me mira —se ganó el amor de mis padres, se reía de mis fracasos, me quitó todo y lo hizo a posta, era un pequeño ambicioso y ahora sigue siendo el mismo, solo que se esconde detrás de un médico bueno que se quiere ganar el amor de todos, si realmente fuera bueno, hubiera ido a por ti —más lágrimas salen de mis ojos —hubiera luchado a pesar de todo, me hubiera matado por esos golpes que te he dado y que él ha notado, no es el bueno, Naomi

—Tú tampoco

—Lo sé —Thomas se pone de pie —volveré ahora a la casa, ve cuando quieras

—Estaré un rato más acá —él solo asiente y veo como sale cerrando la puerta, miro todo el lugar, ¿es este mi lugar seguro? Puede que sí, ¿Puedo confiar en Thomas? La respuesta es un no claro, hay personas que no cambian.

Bajo las escaleras rápido, segura de que todos ya están en el comedor, Thomas no me despertó, es tarde y me dejó dormir, quizás porque notó que me acosté demasiado tarde, de todas formas agradezco su gesto.

—Buenos días —saludo y todos me devuelven el saludo, tomo asiento al lado de Thomas justo frente a Gael que parece algo nervioso.

—Por fin a desayunar —habla la madre de Thomas y río

—Perdón, me quedé dormida

—No pasa nada mi amor —Thomas besa mi mano

—Antes del desayuno quiero decir algo —todos miramos a Gael que se pone de pie —quizás esta no es la forma más romántica, pero creo que se lo debo a alguien —me tenso cuando mira a Lena que sonríe feliz —Lena, nos conocemos desde hace años, me conoces mejor que nadie y no hay secretos entre nosotros —mi corazón comienza a latir desbocado sabiendo lo que dirá —ya no hay ninguna duda, te quiero y quiero pasar el resto de mis días a tu lado —Gael se arrodilla y aguanto la respiración —Cásate conmigo —pide mostrando un bello anillo, Lena se lanza a sus brazos riendo y llorando, hago por ponerme de pie, pero la mano de Thomas se coloca sobre mi muslo y aprieta este, lo miro y en sus ojos veo una clara amenaza obligándome a ver la escena frente a mí, aguanto mis lágrimas y bebo un poco de agua queriendo salir corriendo de aquí.



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En el texto hay: pasado, niños, amor

Editado: 01.11.2024

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