Promesa de niños

Capítulo: 19

Naomi

Luego de dejar a los gemelos dormidos voy a mi habitación, arreglo la cama ahí, dispuesta a irme a dormir y feliz de no ver a Thomas aquí aunque sí es preocupante el hecho de que no haya llegado aún, cuando estaba en casa del agente este me dijo que Thomas había salido de su empresa, ¿a dónde fue entonces? Miro hacia la puerta cuando esta es abierta de forma brusca y jadeo al verlo, Thomas está frente a mí con su rostro golpeado y sangre en su nariz, no me da tiempo a reaccionar porque camina hacia mí con rabia y me toma del cuello.

—Thomas

—¿Con quién has hablado sobre mí? —brama pegándome a una pared

—¿De qué hablas?

—Sabes de qué hablo —él aprieta mi cuello —dime maldita sea, dime Naomi a quien enviaste —lo miro confundida sin saber de qué habla, el aire comienza a faltarme y veo borroso

—¿Qué te pasó? —logro decir con un hilo de vos, Thomas me suelta, pero al instante siento el golpe en mi rostro haciendo que el sabor de la sangre inunde mi paladar.

—Dime con quien has hablado —me señala mientras toso

—Juro que con nadie —hablo con miedo pero sé que si digo la verdad él me mataría aquí mismo, veo como pasa sus manos por su rostro y luego me mira confundido como si hubiese recordado algo, en ese momento comienza a romper cosas, tirar al suelo y mover muebles, yo no me muevo de mi sitio, solo me abrazo a mí misma creyendo que se ha vuelto loco, pero cuando toma algo entre sus dedos entiendo todo.

—Diablos —susurra mirando el pequeño micrófono —nos espían —gruñe aplastando este y entonces es cuando me mira con miedo, ira y culpa —Naomi

—No me toques —me alejo de él rápido —vete Thomas —señalo la puerta

—Yo pensé que —se calla frustrado —haré que revisen toda la casa —añade para luego abrir la puerta, pero se detiene en seco mirando al pequeño que está de pie fuera, Thomas solo resopla y se aleja sin decir nada, Owen me mira con lágrimas en sus ojos y corre hacia mis brazos.

—Mami

—Todo está bien mi amor —mis lágrimas salen mientras lo envuelvo en mis brazos deseando que no hubiera visto la habitación como está ni mi labio roto.

Nunca te fíes del no volverá a pasar y muchos menos de los te amo, las palabras no demuestran nada, Thomas es un abusador que jura que cambiará, pero no se pueden creer en las palabras vacías, cuando un hombre te pega por primera vez, ahí no es, aléjate, corre, haz cualquier cosa menos quedarte y creerle el “no volverá a pasar” porque siempre vuelve a pasar, Gael no me pega, en cambio, jura amarme, pero ¿qué tan vacío son sus te amo? Si con acciones no te demuestra que te ama, tampoco es ahí, cualquiera puede hablar, cualquiera puede decir un te amo.

El villano no nace siendo villano, nadie nace siendo malo, todos tenemos una historia, un pasado, todo ocurre por algo, todos tenemos ese lado oscuro dentro que cuando dice ya basta, sale a la luz opacando lo bueno, esta es mi historia y haré lo que haga falta para alejarme de ellos, no quiero volver a ver la misma mirada en los ojos de mi hijo y aunque tenga que convertirme en la mala, lucharé por la felicidad de ellos a toda costa.

Esta vez cuando salgo de la casa sigo las instrucciones del agente para que nadie me siga aunque todos están ocupados por Gael, el cual está en comisaría arrestado y su padre casi sufre un infarto al saber eso, ellos son buenas personas, pero ahora solo debo pensar en mí y por esa razón en vez de estar en casa ofreciendo mi ayuda me encuentro frente a la casa del policía tocando el timbre de la puerta.

—Hola —digo cuando la puerta es abierta, pero no es a Kurt a quien veo, sino a una chica rubia, alta y muy guapa con un vestido bastante corto.

—Hola bella, Kurt está en la ducha, dile que me fui —comenta como si nada y pasa por mi lado, respiro hondo dando dos pasos para entrar a la casa mirando el salón, en el cual todo está fuera de lugar y es claro que la sesión de sexo se ha extendido hasta acá.

—¿Naomi? —levanto la mirada para verlo con una toalla en su cintura

—Quedamos en vernos —él mira si reloj

—Diablos —susurra —toma asiento —miro con asco este haciendo una mueca

—¿Fuiste quien le pegó a Thomas? —lo miro, él no ha dejado de mirarme y no dice nada

—Tu labio

—No es nada —camina hacia mí con paso lento —¿para qué querías verme?

—Debes hacer que Thomas te contrate en su empresa —sonrío burlándome

—No sé hacer nada

—Si quisieras podrías controlar a la bestia —se detiene a solo centímetros de mí y lo miro confundida sin entender sus palabras —pídele trabajar para él, como secretaria, la suya ha renunciado y necesita una, contigo ahí será más fácil

—no lo entiendes, no tengo estudios, no sé hacer nada de eso

—Ya te dije, puedes controlar a la bestia —una de sus manos toca mi cuello y me tenso —solo no sabes hacerlo

—¿Le pegaste?

—Sabes la respuesta a eso

—Casi me mata por ello —mascullo y él mira mis ojos, su mano se mueve hasta mi mejilla —debiste pensar en eso

—Y pensé en eso, ¿quién crees que mandó a colocar esos micrófonos? —sonríe —sabía que pensaría, Thomas es un animal, pero uno muy inteligente, le dije que lo vigilaba y sacó sus conclusiones.

—Casi me mata

—Y pagará por ello —se aleja de mí dejándome desconcertada

—¿Cómo?

—Solo haré lo que le dije que haría si te volvía a tocar —sonríe causando que un escalofrío recorra todo mi cuerpo —ahora vete Naomi, ve a casa, haz lo que haga falta para que te contrate

—¿Quieres que me acueste con él? —sus ojos se oscurecen con mi pregunta —jamás haría eso

—Jamás te lo pediría —deja de mirarme —solo finge Naomi —respira hondo —y en cuanto a Gael

—Descuida —sonrío —no tengo problemas en acostarme con este —su mandíbula se tensa y sus manos forman puños.

—Entonces —él suspira y me mira —úsalo —dice pensativo —Gael puede reclamar el mismo lugar que Thomas en esa empresa

—¿Quieres que haga que se enfrenten? —mi ceño se frunce



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En el texto hay: pasado, niños, amor

Editado: 01.11.2024

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