Es miércoles y vamos camino a la escuela; el domingo Ihan me contestó que así iba a ser y que lo empezaría notar. Solo queda esperar a ver qué resulta, y le haré caso a mamá; le daré la oportunidad. Sin embargo, seré precavida.
—Bueno, preciosa, nos vemos en la tarde —estoy por sacar el dinero cuando rápidamente me da un beso y se va.
De milagro no voy tarde. Es la primera vez que no corro para llegar; tal vez indica que será un lindo día.
—Oh, señorita Evans, por fin llega temprano, qué milagro.
—Buenos días, señor Vince, sí, créame, yo también me sorprendo.
—Que tenga un lindo día —asiento y me voy, así sea.
Tenemos filosofía, así que me siento en la tercera fila esperando a mi compañera. Pasan unos minutos y alguien se sienta a mi lado. Miro pensando que es Celeste, pero no.
—Hola, Zahomy —Ihan me sonríe ampliamente y escucho cómo los demás comienzan a murmurar.
—¿Qué haces aquí?
—Hola, Zahomy —lo vuelve a decir, pero esta vez sin la sonrisa.
—Hola, Ihan. ¿Qué haces aquí?
—Aquí estudio —sonríe y saca sus cosas.
—No formulé bien la pregunta. ¿Por qué te sentaste junto a mí?
—Te dije que te lo demostraría con hechos, así que por eso estoy aquí. ¿Te incomoda que me siente contigo o tienes miedo de lo que dirán de ti?
Pienso bien mi respuesta.
—No, no me incomoda. Solo me sorprendió y no, tampoco me importa lo que piensen de mí —me sonríe y se la devuelvo.
Celeste entra y se sorprende al ver quién está a mi lado, me da una sonrisa pícara y luego se va a sentarse a otro lado. Tocan el timbre y comienzo a alistar mis cosas. En toda la clase no me hablo. Me levanto y el profesor habla.
—Evans y Miller, por favor quédense —miro a Ihan, que está un tanto asustado. Me puse nerviosa por el tono de voz del profesor.
—Bien, primero que todo, ¿cómo van las lecciones Ihan? ¿Has entendido?
—Claro, Zahomy es muy buena explicando.
—¿Ah, sí? —tengo miedo—. Siempre lo ha sido y me alegra que le entienda —le entrega a Ihan una carpeta y le da la indicación de que la abra.
Cuando la abre, me pongo de puntitas para ver qué es. Son algunos exámenes del lunes y de ayer, y no están tan mal.
—Lo felicito, joven. Va mejorando sus notas. A este paso podrá estar de nuevo en el grupo de teatro. Y usted, Evans, felicidades por sus nuevos puntos. Ya puede ir escribiendo su carta de aceptación.
El profesor nos sonríe y se va. Quiero llorar de felicidad. Me he matado estos últimos años solo para entrar a la mejor universidad de fotografía, y por fin está dando frutos.
—Felicidades, Zahomy —habla Ihan, sacándome de mis pensamientos.
—Ah, sí, igualmente Ihan. Lo siento, tengo que irme.
Salgo inmediatamente a buscar a alguna de las chicas y, por suerte, las veo de lejos a las tres hablando cerca del salón de ciencias.
—Pero miren quién viene, si es nuestra hermosa Zam —dice Amaris.
—Dinos, ¿cómo es estar cerca de ese bombón?
—Silencio, tengo algo que decirles.
—¿Estás bien? —pregunta Lía preocupada.
—El profesor Jamal me dijo que ya podía ir escribiendo mi carta de aceptación para la universidad —me miran sorprendidas y luego me abrazan emocionadas.
—Es la mejor noticia de mi vida —Celeste comienza a llorar y luego Amaris le sigue.
—Felicidades, Zam, de verdad, estamos muy orgullosas de ti y todo lo que has logrado —Lía me abraza y comenzamos a llorar.
—Pero bueno, ahora a seguir porque viene un futuro lleno de éxito, fotógrafa Zahomy.
—Se escucha hermoso.
—Claro, tiene tu nombre —afirma Lía. Primero fuimos a los baños a arreglarnos un poco y luego fuimos a clase.
Se pasó el día muy rápido y sinceramente todo va increíble. Me dirijo a la biblioteca a la tutoría con Ihan. Hoy no estoy nerviosa y eso me gusta.
—Hola Ihan, ¿cómo estás?
—Muy bien, te ves feliz —me siento junto a él—. Y me gusta.
—Am, creo que debo decir ¿gracias? —me sonríe y hago lo mismo. Saco las cosas y comienzo con la tutoría.
—Oye, ¿te puedo preguntar algo? Pero no es de ciencias.
—Sí, claro, pregunta —tengo curiosidad.
—¿Por qué te comportaste así cuando el profesor te dijo sobre la carta de admisión? Claro, si quieres contarme.
¿Le cuento o no le cuento, confío o no confío?
—Esta vez decidiré confiar en ti. Será una prueba —se acomoda en la silla.
—Escucho atentamente —recarga su mentón en su mano y me mira.
—Me gustaría entrar a Visionary Institute of Photography de Toronto. Es una de las mejores universidades de fotografía del mundo y, claramente, por ser de las mejores es bastante cara. Por si te das cuenta, carezco de ese dinero. Así que he estado luchando estos últimos años por tener las mejores calificaciones, bonificaciones y recomendaciones para poder obtener la beca completa. Se podría decir que, gracias a ti, tengo la posibilidad de entrar con ella.
—¿Tanto amas la fotografía?
—Sí, pero eso es historia para otro día. Tengo que ir a recoger a mi hermana.
—Oh, tienes una hermana.
—Sí, de 12 —¿por qué le estoy dando tanta información? —. Ya me voy, nos vemos mañana.
—Espera, Zam —me detengo para escucharlo—. Espero que logres conseguir la beca. No, no espero, sé que lo lograrás. No te rindas.
Le doy las gracias y me voy. Eso fue lindo de su parte. Ya estoy llegando a la escuela de Allison; me ve y sale corriendo a abrazarme. Al llegar a casa, comienzo a hacer la cena mientras Ali hace su tarea y mamá llega. Son las 8 de la noche y mi madre llega, así que comienzo a servir la cena; hice algo ligero para que no nos cayera mal.
Estamos cenando y hablando sobre el día, pero tocan el timbre. Me levanto y voy hacia la puerta mientras un nudo se hace en mi estómago. Abro la puerta.
—Hola, familia, ¿me extrañaron?
Todo estaba tan bien. ¿Por qué tenía que llegar?
Editado: 19.12.2024