Promesas bajo la luna

Capítulo 12

IHAN

Ya es domingo en la noche y todo el día me la he pasado hablando con Zahomy. Ayer no me dejó llevarla a casa, dijo que después me dejaría. También me dio los 5 dólares. Al llegar a casa hice el pago y me dijo que llegaría mañana, así que solo me queda esperar.

—¡Ihan! —Escucho cómo mi padre me llama desde la planta baja. Dejo el teléfono en la mesa y bajo las escaleras. Al llegar, veo cómo mi padre tiene un paquete. Lo miro sorprendido y se me sale una risa nerviosa. Algo sobre mí es que no soy bueno disimulando ni mintiendo.

Pero no entiendo porque llego tan rápido.

—¿Y este paquete? ¿Qué pediste? —tomo el paquete e intento buscar una excusa.

—Son… son unas medias, padre.

—¿Ah, sí? No sabía que necesitabas tantas medias —lo dice porque el paquete es bastante grande; no solo pedí el lente sino también el estuche, así estará más protegida la cámara—. ¿Para quién es, hijo?

Me quedo en silencio.

—¿Es para la chica del restaurante a la que defendiste o es alguien más? —cuando la menciona, me quedo estático.

—¿Cómo lo sabes?

Mi padre se ríe y hace que tome asiento.

—Hijo mío, te conozco muy bien y vi cómo la mirabas. ¿Te gusta?

—Sí, y yo también le gusto —sonrío levemente mientras miro el paquete.

—Pero…

—Tengo miedo de que mamá se entere y le pueda hacer daño.

—Ihan, hijo, sé que es difícil la situación, pero no dejes que esto te detenga. Lucha por ella, disfruta; ya luego nos preocuparemos por tu madre. De alguna u otra forma se enterará. Sin embargo, no estás solo. No permitiré que pase sobre tu felicidad otra vez.

Lo abrazo y él me lo devuelve. Luego de unos minutos vuelvo a mi cuarto y abro el paquete. Lo pongo en una bolsa bonita que compré y solo espero ver mañana su cara.

Espero que le guste.

Me despierto temprano y me comienzo a alistar. Desayuno y salgo de casa al escuchar el claxon del auto de Kai. Al subirme, se queda mirando la bolsa y yo la escondo.

—Presiento que no es para mí. ¿Me estás engañando?

Ruedo los ojos y él se ríe, pone en marcha el auto para ir a la escuela.

No me despedí de mis padres ya que no están; la mayoría de las veces están de viaje o mamá está en la empresa y solo veo a papá. Al llegar a la escuela, me despido de Kai y me dirijo a buscar a Zahomy. Voy al campus y ahí está con sus amigas, sentada en las mesas. Al verme, me sonríe y yo le devuelvo la sonrisa.

—Buenos días, chicas. Hola, Zam —sus amigas me saludan y luego se marchan haciéndole burla a Zahomy.

Me siento junto a ella y pongo la bolsa al frente de ella. Me mira confundida y le indico con la cabeza que la abra.

Al abrirla, me mira con sorpresa y felicidad.

—¿Esto es en serio?

—Pensé que te gustaría tener todo completo, así que la compre. Además, creo que estará mejor protegida la cámara, ¿no crees?

Puedo ver cómo sus ojos color miel brillan mientras mi corazón experimenta una especie de explosión. Me toma por sorpresa cuando se lanza a abrazarme. La abrazo devuelta con fuerza y hablo.

—Me alegra que te haya gustado. Te ves hermosa cuando sonríes.

Nos separamos y sigue sonriendo de punta a punta.

—¿Cuándo la utilizarás?

—La llevaré a arreglar esta noche y tal vez mañana pida permiso para comenzar a tomar las fotos —se queda pensando un rato y luego habla—. ¿Quieres acompañarme?

Y sí, amigos, definitivamente estoy saltando y gritando como un niño pequeño por dentro, pero claro, lo disimulo… o eso espero.

—Claro que sí, me encantaría.

Sigue entretenida mirando la caja, pero suena el timbre. La acompaño a su salón y luego me dirijo a mi clase.

Me alegra mucho que le haya gustado. No pensé que sería tan gratificante verla sonreír.

En el transcurso del día nos vemos en los pasillos y sonreímos discretamente. No queríamos que empezaran los rumores. Sinceramente, no me importaba tanto, pero era mejor empezar con discreción.

Al siguiente día. Estoy en clase de matemáticas. Ayer, Zam me ayudó a estudiar para el examen de hoy. Si paso este examen, definitivamente estaré en la clase de teatro, por fin.

—¡Hola! —Brinco del susto, me volteo y lo miro mal. Maldito, casi me da un infarto —. Ay, ya pareces un viejito gruñón.

—Tú eres mayor que yo, Kai.

—La edad no importa, a mí me duelen las rodillas más que a mi papá —cierro mi casillero y camino hacia la última clase—. ¿Qué haremos hoy? Estaba pensando en…

—Hoy estoy ocupado —Kai se detiene y me mira sorprendido.

Ya va a empezar.

—Nunca pensé que tú me hicieras esto, Ihan —comienza a “llorar”—. Mi mejor amigo, a quien vi dar sus primeros pasos, me cambió... Por una chica.

Lo ignoro. Llego al salón y Kai se hace al lado mío, se comienza a acercar lentamente hasta quedar recostado en mi hombro.

—¿Y qué van a hacer? ¿Se van a dar besitos? —susurra.

—No seas chismoso —se me queda sonriendo, no puedo evitarlo—. Me invitó a salir…

—Silencio allá atrás.

El profesor nos regaña, nos miramos y reímos en silencio.

Zam me escribió y dijo que iríamos a Epiphany, un barrio antiguo pero muy bello y tranquilo. Ya fui a casa y me cambié, ahora voy a recoger a Zam.

Me acerco a la puerta y toco, qué nervios.

Una niña me abre, mirándome de arriba abajo. Supongo que es la hermana.

—Tú debes de ser Eithan —sí, definitivamente es su hermana. Zahomy baja las escaleras y se dirige a la puerta.

—Es Ihan —le da un beso en la frente—. Pórtate bien y cualquier cosa me llamas a mí o a Cris.

¿Cris?

Nos despedimos y nos vamos.

En todo el camino, me contó emocionada a lo que le iba a tomar foto y cómo. Sinceramente, no entendí mucho, pero solo escuché y admiré su belleza y pasión por esto.

Al llegar, fuimos a una cafetería antigua que está a las orillas del mar. Nos tomamos algo y luego comenzamos a tomar las fotos. Después de un rato, llegamos a la cima de la colina donde había un árbol y una silla enfrente desde donde se podía ver el atardecer.




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