Capítulo 14

IHAN

—Bien, entonces tienen 30 minutos para aprenderse los diálogos de los personajes que quieren interpretar —dice el maestro entregándonos los diálogos de cada personaje. Se me acerca y habla—. Ihan, espero que participes para el protagonista; siento que lo harías muy bien.

Asiento con la cabeza y hago una pequeña sonrisa, me levanto y me dirijo a una de las filas del teatro. Estoy muy nervioso; hace casi 6 años que no me subo a un escenario. Estar frente a muchas personas y que tal vez una de ellas sea mi mamá me provoca pánico.

—¿Qué pasa, guapo? ¿Nervioso? —me sobresalto por una voz a mi lado. Miro arriba y está Zam. Suspiro aliviado.

—Un poco… ¿me dijiste guapo?

—No te acostumbres —se sienta a mi lado y sonrío—. ¿A quién vas a interpretar?

—Aún no lo sé, el profesor me dijo que me quería ver de protagonista, pero no estoy seguro de poder hacerlo.

—Ihan, luchaste mucho para llegar aquí, incluso tuviste que aguantarme —nos reímos—. Confía más en ti, no te he visto actuar, pero sé que lo haces genial porque es algo que amas.

—Gracias, Zam —tomo su cabeza, la acerco cuidadosamente y le doy un beso en la frente.

Se sonroja y sonrió levente.

Le pido que me ayude a aprenderme mi diálogo y a calmar los nervios mientras nos reímos.

—¡Bueno, ya es hora, todos vengan!

Me despido de Zam y me dirijo al escenario. Ella dijo que se quedaría hasta que saliera.

—Voy a sacar un nombre de la bolsa y será quien pase —bate la bolsa y saca un nombre, que no es el mío—. Noah Capera.

Pasa un chico castaño, de ojos cafés, de estatura mediana con lentes, nunca lo había visto.

Comienza su audición y, Dios, lo hace increíble. Está interpretando al mejor amigo del protagonista.

Termina y todos aplaudimos. Pasan 5 personas más y llega mi momento…

—Ihan Miller —me levanto y me paro al frente—. Tú puedes.

Yo puedo. Subo a la tarima y comienzo a hablar.

—Hola a todos, mi nombre es Ihan, tengo 18 años y audicionaré para el papel de Alejandro, el protagonista —miro al profesor, quien me sonríe y me da la señal para comenzar.

Me aclaro la garganta y empiezo.

—¡Aldeanos, mis queridos amigos! En esta plaza, donde tantas veces nos hemos reunido para celebrar y para llorar, hoy estamos aquí para luchar por nuestra libertad. Hace años que vivimos bajo la sombra de la opresión, nuestras tierras explotadas, nuestros derechos ignorados, nuestras voces silenciadas. ¡Pero hoy, ese silencio se rompe! Hoy, cada uno de nosotros tiene la oportunidad de alzar su voz y reclamar lo que es nuestro por derecho…

El personaje se apodera de mí; solo dejo que fluya. Al terminar la escena, hago una venia y todos aplauden. Dirijo mi mirada hacia donde está Zam; ella está de pie aplaudiendo y a su lado están sus amigas y Kai. Sonrío ampliamente; son demasiadas emociones que no sé cómo expresarlas.

—¡Muy bien, Ihan! Eso fue genial —me dice mientras voy bajando de la tarima—. Había olvidado lo increíble que lo hacías.

—Muchas gracias, profesor —me siento y espero que pasen los otros 3. Hoy solo se hizo audición para papeles principales.

Después de media hora, todos ya pasamos.

—Bien chicos y chicas, gracias por venir hoy. Todos lo hicieron increíble, sigan esforzándose. Mañana en la mañana estará el papel de quienes serán elegidos en la pizarra. Sin más, vuelen pequeñas almas, sois libres de ir a explorar el mundo.

Nos despedimos y me dirijo hacia donde están todos.

—¡Amigo, eso fue increíble! —Kai me da un abrazo—. Mi amigo va a ser el protagonista —se da la vuelta y les dice a las chicas.

—No te adelantes, Kai, puede que no me lo den.

—Pues con esa mentalidad… —habla la chica pelirroja y Zam le da un codazo—. Perdón.

Luego de eso salimos y nos dirigimos a la salida. Me despido de las chicas y me dirijo a casa con Kai.

Al llegar, salimos del auto y, antes de abrir la puerta de mi casa, alguien la abre.

—Bu… buenas tardes, señora Miller —mamá lo mira de arriba abajo y me dirige la mirada.

—Entra, tenemos que hablar

Me despido de Kai y me dirijo a la sala donde está esperándome.

—Dime, madre, ¿qué pasa?

Me tira un sobre. Al abrirlo, mi expresión cambia por completo, mi corazón se acelera al igual que mi respiración; no puedo tragar saliva debido al nudo en mi garganta.

Son fotos del día que salí con Zahomy.

—¿Qué es esto, mamá? —mi voz es temblorosa mientras el dolor y la ira comienzan a surgir.

—Soy yo la que debería preguntar, Ihan. ¿Quién es esa niñita?

—¿Me estás siguiendo?... ¿Por qué? —digo mostrando las fotos.

—Respóndeme, Ihan. ¿Quién es esa niña? ¿Es por ella que estás actuando tan rebelde?

—¿Rebelde? Como no hago lo que quieres y permito que controles mi vida, soy un rebelde —la impotencia e ira se apoderan mientras las lágrimas luchan por no salir a la luz.

—¡No me contestes de esa manera! —se levanta enojada—. Eres un desagradecido. Todo lo que he hecho es por tu bien, siempre pienso en ti, en tu futuro, pero claro, yo soy la mala de la historia, ¿no?

—Jamás piensas en mí, solo en ti —me levanto frustrado—. Solo nos ves a papá y a mí como un adorno a tu lado.

Me da una cachetada, pero no siento dolor en el momento. No sé si son las emociones tan fuertes que siento las que hacen efecto.

—¿Cómo puedes decir eso? Me preocupo por ti…

—¿Por qué me seguiste? —me paro firme.

—Tengo el derecho, soy tu madre. Me preocupa que salgas con personas que arruinen la reputación de la familia, en especial esa niñita pobre. ¿Sabes lo que dirían si se enteran que sales con esa pobretona?

—No me importa, que digan lo que quieran —ya no lo puedo controlar más, dejo que mis lágrimas y rabia salgan. He guardado todo lo que siento por casi 10 años—. Me prohibiste actuar, siempre elegías a mis amigos por conveniencia y apariencia, me obligaste a entrar a fútbol aunque lo odio, mientes en las reuniones sobre mi hermano y yo, minimizas mis logros comparándolos con los tuyos o diciendo que eso es lo que debo hacer, hasta me comprometiste con alguien que no amo ni soporto. Me has quitado todo lo que amo y solo ¿para qué? ¿para sentirte plena? ¿por mi bien?