Promesas bajo la luna

Capítulo 35

Todos me miran y murmullan.

La hija de un asesino. Dicen.

Sujeto mi brazo nerviosa y me dirijo al salón del profesor Jamal.

—Oh, señorita Evans. Me alegra volver a verla y se ve mas bonita —el señor Vince me guiña el ojo y sigue su camino.

Por lo menos alguien esta contento de que vuelva.

Toco la puerta y el me indica que entre.

—¡Zam! Que alegría volver a verte —se levanta, me sonríe ampliamente y me estira los brazos esperando que lo abrace. Le correspondo—. ¿Cómo estás? ¿Cómo te sientes?

—Un poco abrumada, pero bien. Usted como se encuentra, veo que se quitó la barba —se ríe y acaricia su barbilla.

—Mi prometida me dijo que le picaba, así que me la quite —toma de su café—. Pronto nos casaremos y quería saber si mi fotógrafa favorita ¿podría ayudarnos con las fotos?

—Claro que sí, ahí estaré —sonríe alegre.

—Pero cuéntame, ¿Por qué estas abrumada? —cambia de tema.

—Desde que llegue todos los ojos están sobre mí… dicen que soy la hija de un asesino —sonrío con tristeza y acomodo mi cabello.

El profesor me observa con paciencia, con esa mirada que atraviesa la dureza de las palabras ajenas.

—Esta sociedad… —niega con la cabeza, suspirando con resignación—. Zam, eres una de las personas más brillantes que he conocido. No permitas que un título impuesto por otros defina quién eres. Sí, tal vez seas hija de él, pero también eres la joven que trabaja y estudia incansablemente para construir un futuro mejor para su familia.

Su voz se suaviza, dándole más peso a cada palabra.

—Eres la ganadora del concurso de fotografía año tras año, la amiga que siempre está ahí cuando alguien la necesita, la hija y hermana que lucha por su gente sin vacilar. Has atravesado tormentas que muchos jamás podrían soportar… y aun así sigues adelante. Eres Zahomy Evans, y eso es lo que realmente importa.

Asiento. Tiene razón, volví de la muerte, esto no es nada para mí.

Después de darme las indicaciones para ponerme al corriente con todo me dirijo a las mesas de afuera donde me espera mi novio y mis amigas.

—¡Cosita! —Celeste grita y corre a abrazarme—. Extrañe ver tu carita en la escuela.

Intento caminar, pero no me suelta, así que tengo que moverme como pueda para sentarme.

—¿Me vas a soltar? —niega con la cabeza.

—Seré tu chicle de ahora en adelante —rodeo lo ojos. La extrañe mucho.

—¿Qué te dijo el maestro? —Amaris toma uno de sus pastelitos y lo pone enfrente mío.

—Dijo que hablo con los directivos y tendré que estudiar para hacer un examen a mitad de año, así podre recuperar las notas de estos meses.

—Si necesitas un tutor, aquí estoy —Ihan me guiña el ojo—. Dicen que soy el mejor tutor del mundo, pero no te confíes, no seremos amigos. Soy un chico misterioso y no me gusta estar con mujeres.

Todo lo que dice lo exagera, con sus expresiones y su voz.

—Yo no era así —todos me miran serios. ¿Si era así?

—¿No le dará vergüenza venir? Su padre es un asesino —murmura un chico.

—Si, escuche que ella y su madre lo ayudaban a lavar dinero —aprieto mis puños al escuchar esto último. La gente es tan estúpida.

Me sobre salto al ver que Ihan golpea la mesa con furia y se levanta enojado. En un santiamén ya esta frente a los chicos.

—¿Ustedes quienes se creen? ¿¡acaso estuvieron ahí!? —lo sujeta de la camisa y luego lo suelta para dirigirse a los demás—. ¡El próximo que escuche hablando de ella o culpándola, lo demandare por difamación! Malditos ineptos.

Los chicos se van asustados. Me quedo sorprendida, definitivamente este hombre me encanta.

04/05/2019

Después de lo que hizo Ihan se calmó un poco las cosas, era inevitable que no hablaran, pero ya era mas soportable. A los días siguientes comenzaron a salir millones de artículos sobre nuestra historia, pase de la “hija de un asesino” a la “su propio padre intento asesinar”.

A pesar de eso, no me afecto tanto.

¿Creen que me va a afectar que hablen de mi cuando pase por todo eso?

Eh sido golpeada demasiadas veces, unas leves y otras que me han dejado en el hospital, vi a mi madre al borde de la muerte y yo… yo estuve a punto de morir.

Hubo un punto en que no comía, solo trabajaba como burro para que ese monstruo me arrebatara el dinero, estaba vacía por dentro.

Eso no es nada para mí.

Estoy llegando al consultorio de psicología. Después del coma el doctor me dijo que debería ir con un psicólogo, todo lo que eh vivido es demasiado tráumate.

Creo que es hora de buscar ayuda, además, quiero que esta nueva vida sea mucho mejor en todos los ámbitos.

—Zahomy Evans —me despido de Ihan y me digirió al consultorio.

Mis manos sudan, el hablar de mi es incómodo. Reprimir mis emociones por tanto tiempo y ahora tener que hablar de ellos. Esto no será fácil.

—Bienvenida, por favor siéntate —me sonríe—. Y dime ¿Por qué estas aquí?

Me quedo en silencio. No se ni por donde comenzar.

—Bien. ¿Qué te parece si empezamos con algunas preguntas? —asiento. ¿Por qué me dan tantas ganas de llorar? —. Zahomy, que lindo nombre. ¿Quién te lo puso?

—Mi abuela, viajo y escucho ese nombre así que propuso ponérmelo.

—Oh, que interesante. Cuándo te enteraste que ella te puso ese nombre ¿Qué pensaste? —sonrío al recordarla.

—Quede fascinada al escuchar la historia detrás de mi nombre… la extraño demasiado —mi vista se comienza a nublar y pequeñas gotas salen. Es la primera vez que digo en voz alta que la extraño.

Veo como un pañuelo se acerca poco a poco a mi vista, miro a su dirección y ella me esta mirando extendiendo el pañuelo. Lo tomo sintiendo su tela suave.

—Siéntete libre de llorar, quiero que este sea un espacio en el que puedas sentirte cómoda. Hablaremos cuando estes lista.

Al escuchar sus palabras comienzo a llorar con mas fuerza. ¿De donde viene tanto dolor? Pensé que había superado su muerte…




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.