Prométeme

Capítulo 2

 

Uno no sabe con exactitud lo que le va a pasar en el futuro, digo podéis pensar que mañana te vas a levantar temprano, pero después resulta que te levantaste muy tarde.

Ese es un mini ejemplo de que no podemos controlar las acciones del mañana, sin embargo, aunque ese sea el caso, mi vida no es como la de los demás. Poco me imaginaba el llegar a este episodio de mi vida, de hecho, en mi mente yacía la idea de que aquello solo era parte de mi imaginación y que el hecho por el cual estaba ahí era por haber escuchado una broma de mal agüero.

En frente de las grandes rejas que dan a la entrada de la propiedad de los Vazquez esta mi nueva vida.

 — Bienvenido, pase — le dice un guardia a mi padre, él esta mas que contento, mi madre bueno esta entre el si y el no de la situación.

 — Muchas gracias joven — y el auto vuelve a arrancar.

Me dedico a ver a través de la ventana de mi lado del carro, quería venir en el mío, pero mi padre temió que me escape, no lo culpo, era lo que quería hacer, aunque de todas formas no lo iba a hacer.

Ya he venido varias veces a la mansión Vazquez, pero todas esas veces era de pequeña, llevamos 15 años fuera de España, y mi mente no recuerda casi nada, a penas y puedo con el apellido del mejor amigo de papá y eso es porque es mundialmente reconocido.

Además, mi mente es un tanto rara, no es que tenga una enfermedad mental, tranquilos, el problema es que se me suelen olvidar muchas cosas y raras veces me acuerdo de lo que hice en el transcurso del día, sobre mi infancia, o de la vida que llevaba aquí en España, no me acuerdo absolutamente nada.

Logro ver una casita del árbol un tanto lejos de donde estoy, pero esta me resulta familiar, la verdad no le tomo en cuenta, también hay algunas fuentes que le dan un aspecto asombroso a la entrada de la casa.

Todo es hermoso, pero los motivos por los que estoy aquí no.

 — Gloria — me llama mi mamá, ella está en el asiento del copiloto.

 — Dígame

Me mira con una cara nostálgica, ¿le agradará esta promesa?, como si se estuviera cuestionando algo ella niega con la cabeza y parece recapacitar.

 — Vas a ser feliz mi niña — me dice mientras me sonríe.

En todos mis 21 añitos de vida he sido una chica obediente, soy el orgullo de mis padres, ellos siempre se esmeran en decírmelo a diario.

Palabras como: sos mi mayor tesoro, eres mi princesa, estamos profundamente orgullosos de ser tus padres.

Ellos eran felices con mi comportamiento y destrezas, así que para mi todo estaba bien, siempre he hecho lo que ellos desean, ellos deciden mi futuro.

De seguro has de pensar que aquello esta mal.  — ¡claro que está mal!  —  casi que puedo escuchar los gritos.

Los padres son para aconsejarnos, ellos nos indican la mejor manera de poder tomar nuestros caminos, nos educan, nos preparan para; que con el tiempo seamos capaces de seguir adelante sin ellos.

Salir del nido, así le llamamos. Eso es lo lógico y lo que la mayoría de cualquier ser humano con cuatro dedos de frente, está consiente de que va a suceder.

Pero vuelvo y recalco, yo soy diferente, para mí, aunque esta sea la sentencia de "libertad", el ver en sus rostros una sonrisa lo recompensa.

Siempre fue así, siempre hice por ellos lo que sea. Lo que sea, y me lo repito todos los días.

El auto se detuvo y mi corazón aceleró en su lugar, debía de admitir que si estaba nerviosa, ¡Vamos era ver después de tanto tiempo a mi futuro esposo, y de remate, un esposo que yo no escogí!

Discúlpenme si soy la única aquí con los pelos de punta.

Bajamos y una ráfaga de viento heladito me calmó un poquito. Recalquemos la palabra poquito por favor, gracias.

 — Ayyy que emocionante — dijo mi padre saliendo del auto y dando unos saltitos.

 — ¿Verdad amor?  — le preguntó a mamá.

 — Si Manu, ya me los imagino caminando por ahí — señaló una parte del patio de la casa — cogiditos de la mano, o, no ya se — golpeó el pecho de mi padre — con los bebes jugando.

Esperen ¿Qué?

Papá hizo un puchero — ay si yo quiero a un mini Manuelito — dijo mirándome y a la vez dando saltos de alegría.

Ok, creo que ya quedo claro que no están bien de la cabeza. Yo me los quedo mirando con una cara de póker, se pasaron con esa, en serio.

Justo cuando estoy a punto de reclamarles, alguien me interrumpe. Ah, pero no un cualquier "alguien", porque solo a Gloria García le pasaban estas cosas, solo a mi tenía que aparecer ese alguien y para añadirle mas sal al arroz, no estaba solo, repito, NO ESTABA SOLO.

¿Seria tarde para salir corriendo?

Si estúpida ya estas metida hasta la punta del cabello. Me regañó mi mente.

 — NO, se llamará Antonio Juniors

Y todo pasó en cámara lenta.

 

 

Bueno soy Gloria García, tengo 21 años de edad, he tenido una vida bonita, he hecho feliz a mis padres, sigo siendo virgen, pura y honrada, todavía tengo mi dignidad, y nunca jamás de los jamases en la vida, he visto una película de terror. Siempre he sido alguien respetada y pocas veces me sonrojo, sin embargo, pero, no obstante, y todos los demás conectores, admito que en este preciso momento soy mas roja que un tomate bien madurito.

 

 

He tenido una buena vida señores, pero hasta aquí. ¡Ha morir de la vergüenza se ha dicho!

A ver, ¿Cómo les explico lo que mis ojitos están viendo?

 — ¿Estas bien?  — demonios, mejor me voy a empezar a cavar mi propia tumba. 

 

Hola a todos soy nueva en esto, hace poco que tengo Booknet y pues me encanta la platamorfa, asi que he decidido hacer una pequeña historia, haré lo posible por hacer que la historia te sea grata. : ) 



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En el texto hay: obsesion, promesa, humor romance juvenil

Editado: 09.10.2021

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