Capítulo 5

Me levanto a las 6;00 AM hago ejercicio media hora después, luego bajo a desayunar, saludo a Antonio y Victoria Vazquez, la mayoría de veces Albert no se encuentra en el desayuno, y de Mateo ni hablar, lo veo muy pocas veces, de hecho casi nada, en esta semana que he pasado en la mansión Vazquez me he podido dar cuenta que él no se lleva muy bien con sus padres, puedo decir que él y su hermano son como " jefe y empleado" Albert le dice lo que debe de hacer y Mateo sin protestar se levanta y se va a hacer su trabajo aunque no se qué demonios se va a hacer, en fin, así se llevan los hermanos Vazquez, volviendo a la rutina mañanera, una vez que terminamos el desayuno cada quien se va a lo suyo, yo les agradezco la comida, me despido y de vuelta a mi habitación.

Mi habitación es muy acogedora, las paredes son de un color beige, me encanta el balcón sobre todo por la hermosa vista del patio de la casa, tengo un tocador, un televisor de 40 pulgadas, con Netflix instalado claro, y lo demás básico para un cuarto, aun así, se con exactitud que me falta algo muy esencial, algo que para mí es indispensable, me falta mi hermoso piano.

Extraño todas las tardes en las que cuando no tenía planes con Anna, me las pasaba encerrada en mi cuarto tocando piano, me encanta la melodía de este asombroso instrumento musical, pero más me encanta cuando con solo hacer que mi dedo tenga contacto con algunas de las teclas, me haga olvidar del mundo exterior, me haga flotar en nubes imaginándome un mundo de sueños, me haga escapar de los problemas, o me ayude a buscar la solución de estos.

Muchas personas me dicen que es un hobby, yo siempre les corrijo diciéndoles que no es un hobby, es una pasión.

¿Qué te hace sentir en paz? ¿Qué te ayuda a sentirte tú?

Si aprecias algo, si algo te produce una sensación inefable, ¿Por qué no llamarlo pasión?

Varias veces escuché a papá que le decía a mamá, que ella es su pasión, o me he podido dar cuenta que la mirada de él como la del señor Vazquez, se ilumina cuando hacen su trabajo, así que he llegado a la conclusión de que tanto personas, como objetos, o ese "algo" que vos descubres, puede ser considerado pasión.

¿Por qué no llamarlo tal y como es?

El día estaba soleado, aquí desde el balcón tenía una vista hermosa, los arboles que rodeaban la mansión eran asombrosos, dignos para ser capturados en cámara profesional, o para ser expresados en lienzo y pintados por pinceles.

Hay una ligera briza que revuelve mi cabello, esto se siente bien, la naturaleza es tu mejor aliada cuando piensas que estas sola, aun estando rodeadas de personas, al menos para mí lo es. Esta semana, esta bendita semana donde con las pocas personas con las cuales he hablado han siso con los trabajadores de la mansión.

Me apoyo en la barra del balcón y empiezo a jugar con mis dedos, los tengo un poco fríos, pero no me importa, se necesita centrarse en algo para olvidar la realidad, una realidad donde todo lo que haces, no es algo que desearías hacer, tengo todo no me hace falta nada, entonces… ¿Por qué siento que me falta todo?

Me siento vacía, y desorientada, sabía que llegaría este día, pero no me imaginé como sería vivir estos días y los futuros.

¿Esta será mi vida a partir de ahora?

Que ironía, nos preparamos para la guerra, pero tarde o temprano si somos desafortunados nos derrumba y nos arrastra a la muerte.

Tres meses, ese es el tiempo que dictaminaron para preparar la boda, tres meses donde la misión es que Albert y yo convivamos más, pero vaya que el señorito si está haciendo bien su trabajo, y de eso estoy completamente segura, su trabajo en la empresa de su familia ha de estar mas que bien con su desempeño y entrega, porque con el otro "trabajo" (el cual es pasar tiempo juntos), para él ni le suena ni le truena.

He dado de mi parte, me le he acercado varias veces diciéndole si podemos hacer algo juntos, o por lo menos si quiere ver una película conmigo, ¡Ni tener una conversación de mas de una bendita hora hemos hecho!

Es frustrante ser la única que colabore en esta supuesta "relación" y lo pongo entre comilla porque hasta un perro y gato interactúan más que nosotros.

Si quieres seguir tenéis que avanzar. Pero él no da señales ni de estancarse.

A lo lejos en el cielo veo a puras aves volando libres y sin presiones, apoyo mi cara en mi muñeca mientras las observo.

 — A veces quisiera ser como un ave — suspiro — libre — ya no me queda nada mas que hacer, por lo menos yo elijo si respirar, no todo está perdido.

Siento un poco más de frio así que me decido por entrar, me volteo dispuesta a irme, pero veo por el rabillo del ojo que algo se mueve, por los arbustos con forma de animales, específicamente en la del león veo una silueta, pero no cualquier silueta, es la silueta de un hombre, me acerco más y me percato de quien es, y no es cualquier hombre, es Mateo.

Él está prácticamente agachado y no como si estuviera agarrando algo que se le haya caído, parece que se estuviera escondiendo de alguien.

Mira por todos lados para asegurarse de que nadie le este viendo, saca su teléfono y se pone a chequear algo, a este paso estoy a punto de subirme a la barandilla del balcón, aunque eso sería suicidio, en fin, quiero saber qué mismo hace, algo parece que capta porque después empieza a ver hacia mi dirección. Pero yo soy mas rápida y antes de que me vea a mí casi guindando como un mono, me agacho y agarro una silla para ponerla al frente mío, haciendo que tape mi cuerpo.

Saco despacio mi cabecita.

 — ¡SANTACACHUCHA!  — me escondo rápido, por unos huequitos puedo ver que él sigue viendo para acá.

Pasan como tres minutos hasta que decido volver a sacar la cabeza, me asomo solo un poco, y… ¡bingo! Justo ya se esta yendo, bueno se ha volteado y se esta adentrando a un mini bosque.

Me siento de espaldas a la silla camufla curiosas, bueno creo que se acabó la acción dijo James Bond. No puedo evitarlo y sonrío — esto recién ha empezado — entonces me levanto y me dispongo a alcanzarlo.