Prométeme

Capítulo 11

¿Cómo buscar a alguien que no quiere ser encontrado?

Supongo que empiezas por hablar con las personas que lo conozcan. El último lugar donde estuvo, pasar y detallar bien por todos los lugares que ha estado. Llegar a un patrón de sus movimientos.

Construir poco a poco una historia. Para ser más francos, construir su historia.

Recopilas y recopilas información. Tanta. Hasta llegar a tener cartones llenos de puros documentos sobre esa persona. Ya saben, como en las oficinas del FBI.

Quieres saber su pasado.

Quieres conocer su presente.

Y si puedes, con el tiempo tener noticias de su futuro.

Pero, también supongo que empiezas por detallar bien su rostro.

Y yo, no tengo nada de eso.

Me cansé de andar dando vueltas en mi cama, pensando y pensando en cómo saber quiénes eran esas personas. Me levanté y arrastré la silla de mi escritorio. Ya eran las 8:30 A.M y desde las 5: A.M eh estado tratando de sacar ese marcador de la foto.

La Tablet estaba prendida dejándome ver la foto, de la foto que encontré en esa casa. La foto, de la foto, que trabalenguas me había creado.

Traté con todas las app posibles que Play story me daba de opción. Y por más que apretaba cualquier botón, ninguna podía quitarle la mancha. Pero es que yo también, estaba pidiendo algo casi imposible. Al menos imposible para mí.

Bufé, de nuevo moleta.

Esto me tenía con dolor de cabeza, pero es que me era muy tentador el no rendirme. A parte de tener el pequeño incentivo que se encontraba pegado en la pared con cinta. Como un recordatorio que me hincaba peor que cuando mi madre me supervisaba a la hora de hacer deberes.

No me busques  esas palabras estaban bien marcadas con tinta negra en el pequeño trozo de papel.

Al despertar, la pequeña nota estaba pegada a una piedra tirada en el piso, se me hacía raro, así que me levanté y comencé a ver que era. Claro que también sabia quien la mandaba. La persona obviamente tenía que estar relacionada con la foto, o muy bien podría ser alguien de la foto.

Eso me hizo sonreír como desquiciada, y tal vez pueda que el estar la mayor parte del tiempo encerrada en este casa, me haya zafado un tornillo. Porque lo que parecía ser una advertencia, para mí era un reto.

Dejé la Tablet a un lado después de otro intento fallido de sacar esa mancha. Eso solo significaba una cosa. Tenía que volver a la casita del árbol por esa foto. A como dé lugar tenía que ir allí de nuevo.

Recosté la cabeza en el escritorio y vi la otra pequeña nota que posaba en un cuaderno cerca de la lampara de noche.

Sorpresa había escrito Mateo.

Supuse que él ya sabía lo de mi hermoso Tyson. Sí mi piano se llamaba Tyson.

Me era extraño, pero me agradaba mucho tener esta extraña amistad con él.

A los pocos minutos de haber cambiado mi pijama, por algo más presentable, escuché como alguien tocaba la puerta.

 — Pase — la puerta se abrió y María la chica que me ayudaba en cualquier cosa entró.

 — Hola señorita García, me enviaron a recordarle lo de la prueba del vestido para esta noche, y que, en menos de un minuto, usted debería de ir con Albert a la empresa familiar.

 — María, ¿Cómo dije que me llamaras?  — ella se sonrojó un poco

 — Lo siento niña Gloria

 — Eso está mucho mejor — le sonreí agradecida, siempre me gustaba llevarme bien con todos los empleados, tutearme con ellos, y a veces salir de paseo, aunque sea a la bendita esquina.

Me senté en mi cama y empecé a ponerme las sandalias.

Ella deambuló por todo mi cuarto, yo se lo permití confiaba en ella, aquella señora de 48 años era alguien muy dulce con las personas, de broma le dije nana, y ella con mucho cariño me dijo siempre. A pesar de que llevaba solo un mes de conocerla. Pero creo que le cogí mucha confianza, porque con ella sentía una rara sensación familiar.

 — Niña Gloria, ¿Qué es esto?  — mientras me abrochaba las sandalias, no me había acordado si quiera de un pequeño detalle. Alcé la cabeza y María estaba al lado de mi escritorio, alzando la Tablet donde por su puesto, estaba el pequeño detalle.

 — Ah… es una foto

 — Eso ya lo sé, mi niña, la pregunta es ¿Por qué está tachada?  

Hasta yo quiero saberlo, créame

 — La hermanita menor de mi mejor amiga la manchó con marcador permanente, y ella me mandó la foto para ver las travesuras de su hermanita, más tarde me va a enviar la foto, y tengo que ver cómo sacarle eso.

Déjenme decirles algo, soy muy buena con las mentiras. Ella pareció comprenderme, y al instante soltó una pequeña risa, quizás había recordado algo.

 — Ah, sabe mi niña — se acercó a mí entusiasmada — puedes usar acetona, o alcohol etílico, con un algodón lo restriegas, pero lo haces muy suave, porque una foto es frágil.

 — Gracias María, ¿enserio funciona?

 — Bueno… — ella se sobó el cuello, y me miro un poco apenada, ¿Qué has hecho María?  — lo he usado en ropa, pero creo que puede funcionar — me sonrió inocentemente, yo solo negué con la cabeza.

 — Ay María — ambas comenzamos a reírnos, ella se levantó de la cama, sabía que tenía que seguir en su trabajo, pero sinceramente, yo quería que se quedara más tiempo.

 — Va estar muy hermosa esta noche mi niña, ya verá brillará en su fiesta — aseguró, tirándome un besito al aire, después se retiró, dejando cerrada la puerta.

No quería recordarlo. Pero María sin querer me hizo volver a pisar tierra y dejar mi actitud de Sherlock Holmes. No entendía por qué demonios habían cambiado la fecha, pero tampoco podía objetar, eran ordenes, y tenía que seguirlas.

A penas se fue, cogí una almohada y me tapé la cara. Queriendo irme lejos de aquí.

Hoy se anunciaba el compromiso.

[…]

 — Señorita ¿Cómo se siente hoy?



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En el texto hay: obsesion, promesa, humor romance juvenil

Editado: 09.10.2021

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