Prometeus

La conspiración

El aire gélido impacta las casas de la tranquila ciudad de Malta, por la noche se llena de mosquitos por el clima húmedo y tropical, mientras se ve la hermosa silueta de la luna creciente en el cielo nocturno, las personas o la mayoría de ellas duerme plácidamente en su casa, las casas son alumbradas desde dentro con lámparas de aceite y se ve un espectáculo nocturno precioso, 

 

El viento trae consigo una pequeña papeleta de papiro que vuela a través de la ciudad, se pasea por la hermosa catedral de mármol, para pasar por las callejuelas de la ciudad, y se detiene en el piso de los adoquines.

 

Arcadius está escondido vigilando una cuadra de la ciudad, desde donde se aloja el Condotiero a la derecha, y del otro lado de la calle se aloja el Capitán de la Armada bizantina, se supone que ambos deberían de ser cuidados por una decena de soldados en su guardia personal.

 

Oikos y Hierakles, escondidos en la callejuela de al lado, se comunican con señas hacia Arcadius, quien usa un paso escondido en uno de los callejones para poder llegar a con ellos

 

-¿No pasa nada raro aquí, llevo horas vigilando, tu haz visto algo ? - dijo Hierakles en voz baja después de cerciorarse que ningún extraño pasaba por ahí.

 

-Ni una sola cosa sospechosa, solo he visto la ventana del Condotiero iluminada por una luz de lampara de aceite al parecer, y la guardia de nosotros y de ellos patrullar un poco, pero nada raro. - contestó Oikos

 

-Sigue vigilando- Espetó Oikos mientras volvía a vigilar - Estos italianos se tienen algo raro, ningún veneciano ha sido tan sospechosamente hospitalario como este. Debemos pillarlo cuanto antes.

 

-Espera, iré a vigilar más cerca -dijo Oikos, inmediatamente se encaminó a la pared del edificio donde se alojaba el Condotiero Francesco, pasaron dos guardias cerca pero el se escondió en una pila de cajas de madera, los guardias siguieron su camino. Trató de usar las cajas como soporte para escalar, logró asirse de una pequeña rendija de metal y trepó desde la pared de una callejuela hasta el siguiente piso, Oikos era un soldado entrenado para infiltrarse en el terreno enemigo, así que era parte del entrenamiento.

 

Se detuvo un momento y volteó para cerciorarse que nadie lo veía. Al ver que ni del edificio salían ruidos de escándalo, decidió asirse del fierro de una ventana y trató de escuchar algo alguna cosa que pudiera ser de utilidad, comenzó a escuchar algo y se concentró para poder distinguir palabra alguna. Él era hablante fluido del dialecto que hablan los venecianos pues lo había estudiado desde que la Republica de Venecia se convirtió en enemigo acérrimo del Imperio. era para fines de espionaje.

 

-Estos estúpidos romanos se han tragado la farsa de la diplomacia- Dijo una voz grave

 

-Si, deberíamos de inmediato ir y acuchillarlos en sus camas, seguro que ni se inmutaran

 

- ¿Estás loco?, eso nos dejaría como los agresores, y no creo que sean tan estúpidos como para no haberse preparado, seguro que nos plantan una batalla callejera que nos revientan

 

-Estos griegos romanizados no sirven para otra cosa que dar problemas, su arma secreta, el aliento de fuego de sus barcos, si no lo tuvieran podríamos saquear hasta la misma Constantinopla

 

-Es lo único que les protege, honestamente el Imperio ya solo son glorias pasadas.

 

-Caballeros, han olvidado que tengo un as bajo la manga- dijo una voz maliciosa pero esta voz, tenía un acento extranjero... parecía como si se tratase de un... y de pronto recordó. Era la voz de su compañero de barco, Fobos, ¿¡podría acaso estar traicionando a la marina y a su patria!? Sintió náuseas de haber compartido la mesa con el

 

- ¿Se puede saber por qué no nos habían notificado antes?

 

-Porque es la sorpresa que tenemos reservado para nuestros invitados, los romanos- Se escuchan risas y palabras que no se alcanzan a distinguir- Verán, nuestro informante, Fobos ha sido de gran utilidad, él fue quien en última instancia convenció a ese pobre inepto capitán de flotilla bizantina de alojarse en Malta, ha mordido el anzuelo, 

 

- ¿Nos puedes explicar el plan?

 

-El plan es muy sencillo en realidad, causaremos un incendio provocado en donde se hospedan los huéspedes bizantinos, y aprovecharemos el caos para robar uno de sus barcos que contenga el preciado fuego griego

 

Pongan en Marcha el plan Pyros

 

En ese momento el metal desde donde se estaba apoyando Oikos se empezó a despegar de la pared por el peso, e hizo un ruido como de algo desprendiéndose de la piedra

 

- ¿Quien está ahí?, ¡Es un Espía!, tráiganme a esa rata pestilente con vida, - se empezaron a o ir pisadas y salieron a la ventana los soldados italianos, Oikos salto desde una altura de tres pisos, cayó sobre el montón de cajas de madera que por la fuerza del impacto se quebraron y la madera astillada se clavó en las piernas de Oikos, mientras Arcadius y Hierakles corrieron a por el para salvar a su amigo, pero pronto se vio rodeado por soldados venecianos, malherido no podía moverse.

 

¡Escúchenme! Deben sacar a todos de sus camas, planean asesinar a To... -Fue su última sílaba, un soldado veneciano le clavo una daga en el estómago

 

Arcadius ardió en cólera y quiso salir a vengar la muerte de su amigo pero Hierakles  le detuvo, ellos eran mínimo diez soldados armados hasta los dientes y ellos solo dos, no tenían oportunidad de ganarles solos, además debían avisar a todos y hacer que salieran de sus recámaras donde estaban hospedados, entonces después de decir unas palabras en recuerdo de Oikos, se dirigieron al edificio donde estaba hospedado el Capitán de navío, no habían alcanzado a escuchar todo lo que Oikos había descifrado pero sabían que las vidas de sus compañeros estaban en serio peligro así que atravesaron una callejuela para llegar al edificio donde se hospedaba el capitán. Cuando llegaron no podían dar crédito a lo que veían,




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