Prometeus

La batalla por la vida de la ciudad de Constantino

 Capítulo 9 La Batalla Final

Los hombres, padres, hijos, hijas, madres, de todas las profesiones estaban rezando en la Catedral de Santa Sofía para que Dios defendiera la ciudad de la barbarie veneciana y les diera la victoria a los tripulantes de aquella flota.

Arcadius mientras tanto fué puesto al mando de un dromón insignia lider de escuadrilla, con velas triangulares altas con bordados representando insignias imperiales del Imperio de Bizancio el cuál estaba al mando de una formación náutica de de un total de siete dromones bizantinos en el puerto, tenía una misión secreta, dado que el ataque a la ciudad había sido por completo inesperada, la ciudad no contaba con una flota lo suficientemente grande para hacer frente a los nuevos barcos venecianos que habían incorporado la tecnología de la arma secreta de la armada de la ciudad que había sido robada es decir, una variante del fuego griego, se había disparado la alarma en toda las autoridades de la Armada puesto que el halo de invencibilidad de la Flota Romana solo descansaba en aquel fuego griego, no tenían ventaja numérica ya que habían sido tomados por sorpresa, no se esperaban una acometida de tal magnitud y descaro por parte de la codiciosa República Veneciana y, en el momento de pocos días antes del enfrentamiento solo contaba en ese momento con ciento veintinueve barcos en total incluyendo a la flotilla de Arcadius, e incluso algunos barcos mercantes habían sido adaptados para colocarles una versión mejorada del fuego griego, a último momento, para poder acrecentar el número de barcos que estarían listos para zarpar a puerto y plantar batalla, en el día de la batalla habían conseguido convertir muchos barcos de uso civil y comercial entre algunas embarcaciones de nobles y navegantes que habían decidido aportar a la batalla, lograron juntar a los que se contaba eran aproximadamente trescientos barcos venecianos, que ademas de fuego griego algunos contaban con cañones de largo alcance rápidamente los barcos comandados por el Almirante de la Flota real Apolos, formaron en una media luna los barcos bizantinos para poder defender la ciudad, casi todos tenían fuego griego, pero los venecianos ahora también lo tenían en su poder, de manera que la balanza estaba ahora peligrosamente equilibrada, la flota veneciana comenzó a aproximarse a puerto, eran unas quinientas embarcaciones con bandera de la pequeña república, acercándose en el horizonte primero observándose en las lejanas aguas como unos puntos de color blanco por las velas que sobresaían de las embarcaciones, para luego acercarse y notarse como lo que eran, embarcaciones de gran tamaño enfilandose navegando a toda vela para el enfrentamiento final por la ciudad de Constantinopla

 

Los barcos venecianos comenzaron a disparar cañones y a hacer estragos en la madera y las cubiertas de los barcos bizantinos, quienes comenzaron a avanzar para poner al alcance las mangueras de fuego griego, lentamente lo consiguieron pero en ese momento que comenzaron a disparar fuego griego, los barcos venecianos a grito de "Fuego" consiguieron tambien incendiar los barcos bizantinos

 

En ese momento escucharon los estruendos de cañones turcos que los atacaban desde la colina sur, unos mercenarios turcos atacaban la ciudad desde las colinas, nadie lo había notado hasta ahora.

 

"Ese maldito barco, estuvimos tan cerca de hundirlo, tan cerca" pensaba para sus adentros Arcadius, y con el, lo pensaban muchos que habían estado con el en la batalla de Malta,

 

Zarpó Arcadius discretamente tratando de rodear la batalla que se libraba a unos metros de el, tenía la importante misión de llevar los siente dromones que estaban cargados de barriles de pólvora y fuego griego, para acercarlos a la retaguardia de la flotilla veneciana y mandar a volar a la mayoría de barcos italianos de los que se pudiera prescindir, bajo muchos ángulos era sin duda, una misión sin retorno. Arcadius había sugerido ese plan al Almirante luego de observar la enorme flota cruzada e italiana atacando, no había esperanzas, era la única oportunidad que tenían era el plan "Pyromaniaco" antes de zarpar habían cargado las bodegas de los siete barcos con la mitad de las reservas de pólvora del ejército, que no tenía cañones aun, esa pólvora estaba destinada a ser usada por cañones, pero en ese momento aun no los habían construido, entonces la única manera de usar esa pólvora era mediante un ataque de esa índole.

 

Tratando de evitar a toda costa ser perseguidos por algún barco veneciano o cañón turco, trataron de rodear el mar de la batalla, mientras Arcadius y todas las naves de la flotilla comenzaron a navegar hacia su destino, a su alrededor se veía una tormenta de fuego y humo, los barcos bizantinos al tratar de atacar a los venecianos prendiéndolos fuego que los comenzó a consumir, habían sido incendiados por igual por las galeras venecianas y cruzadas, solo se veía a lo lejos una humareda enorme que nublaba la vista y centenares de llamas de varios metros de alto engullendo las velas y los hombres de ambos bandos, era una escena sacada de el combate entre Dioses Olímpicos y los Titanes, se escuchaba el sonido de la madera quemándose a varios kilómetros de distancia, mientras al parecer la flotilla de barcos comandada por el capitán Arcadius se conseguía escabullir al parecer sin levantar una persecución, pero entonces, un grupo de bergantines y embarcaciones que tenían banderas italianas y la cruz de los cruzados, comenzó a divisarse en el horizonte, habían visto al escuadrón de Arcadius y se acercaban navegando peligrosamente rápido, el Vigía gritó

 

-¡Naves enemigas a la vista!, se acercan capitán , ¿que ordena?- preguntó su segundo de al mando.

 

-A toda vela, sigan el rumbo, no podemos permitir que nos alcancen, tiren todo el lastre que no haga falta, excepto la pólvora, es nuestra misión-´respondió Arcadius




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