Prometo Enamorarte

Capítulo 10

Los celos pueden convertir a la persona más hermosa en un horrendo y malvado ser. Los vuelve locos, ciegos, y si no logras reaccionar a tiempo… puede obligarte hacer las más viles locuras.

Kelly


Stephen tenía sus manos apretadas con fuerza sobre el cuello de Jace, el cuerpo de este impactó contra la lisa pared.

Los ojos de Stephen ya no son marrones, si no de color rojo, y dos afilados colmillos sobresalen de sus labios; las venas de sus brazos están levemente marcadas por la fuerza que Stephen ejerce, pero a Jace parece no afectarle. Siento mi pulso acelerarse al ver su rostro de aquella forma, pero trato de calmarme.

Los labios de Jace dibujaron una sonrisa burlona. No intentó defenderse. -¿Qué haces aquí?- Jace soltó una leve carcajada.-Y se ríe ¡se ríe! - Stephen tomó impulso, despegando unos segundos el cuerpo de Jace de la pared para luego hacer que su espalda impactará de nuevo en ella. Jace soltó un leve quejido.

-¡Stephen para!- Grito, pero me ignora. Frunzo el ceño. ¿Él se pone así solo porque no consiguió lo que quería? Un... ¿Un beso mío? No, imposible. No sé si me siento agradecida porque Jace haya interrumpido el momento. Mi mente sigue hecha un lío, sin saber que me sucedió hace un momento ¿Por qué no me aparté?

¿Tienen los lobos algún poder que utilizan para atraer a las personas...sexualmente?


"Qué tontería, Kelly... qué tontería." Pienso para mí misma.

-Sabes que no lo harás.- Aseguró Jace refiriéndose a la amenaza que Stephen le hizo.
Stephen sonrió, una sonrisa malvadamente tenebrosa. - No, no lo haré... pero te dejaré un recuerdo.

En un segundo vi el brazo de Stephen levantarse, su mano envuelta en un puño, dirigirse a la mejilla de Jace; en otro segundo estuve delante de Jace impidiendo que el golpe llegara.

No me agrada que Stephen se comporte como un macho Alpha hormonal sin cerebro, golpeando a alguien por una tontería, no si yo estoy en medio. Además, Jace no hizo nada malo, no a mi parecer; ambos son familias, no quiero que se peleen por mi culpa.

Cubro mi rostro con los brazos, preparándome para el dolor, pero éste nunca llegó.

-¿Qué haces?- Descubro mi cara con lentitud. Los ojos de Stephen, ahora del bonito color café de siempre, me miraron con un brillo intenso, y su boca, de la cual ya no sobresalían colmillos, estaba levemente fruncida.

-No, la cuestión aquí es ¿qué haces tú?- Cruzo los brazos y me alejo un poco de Jace.- Ibas a pegarle solo por...

Su rostro se relajó un poco, sólo un poco.- No era yo, mi lobo tomó el control de la situación. - En un rápido movimiento se acercó a mí y tomándome del brazo me apartó de Jace, poniéndome a su lado. - Pero, escucha bien Kelly, no quiero que vuelvas a meterte en una pelea entre dos machos ¿Qué habría pasado si no hubiese detenido el puño a tiempo?

Me tomé un momento en pensarlo...estaría inconsciente en el suelo, con un enorme moretón sobre mi mejilla... y muy, muy cabreada.

- Tú no mandas sobre mí, Stephen. Recuerda eso.- No aparto la mirada de sus ojos.


Entonces hizo una pregunta que me sorprendió.- ¿Te gusta?- En su voz había algo de... no, me lo habré imaginado.

-¿Qué? Claro que n...


-Claro que le gusto.- Soltó Jace con una sonrisa coqueta.- Fue como amor a primera vista.

-Idiota, si no te callas la que te dejará la mejilla dormida seré yo.-Advertí mirándole con enfado y una parte de mi arrepintiéndose por impedir que Stephen le pegara. - Steph...- Me callo al no verle por ningún lado.

No está.

-Creo que el acepta nuestro romance.- Jace me miró alzando las cejas. Muevo la cabeza con los dientes y los puños apretados. Salgo por la puerta abandonando la biblioteca.

Se supone que iba a pasar una tarde tranquila, sin líos ni problemas, leyendo... pero parece que desde que llegué aquí eso es imposible.

Subía con prisa las escaleras que dirigen hacia las habitaciones cuando una voz alegre y amable me detuvo.


-¡Querida! ¿No vienes a cenar? -La madre de Stephen me miró con una sonrisa, en sus manos una botella de vino.
Negué con la cabeza. -Lo siento pero no tengo hambre.

-Que coincidencia, hace unos minutos Stephen dijo lo mismo.- El padre de Stephen apareció por el pasillo con un enorme trozo pastel de chocolate en sus manos.- ¡Henry, deja ese pastel!

Henry hizo un gesto desinteresado con la mano libre y se llevó el pastel a la boca. -Yo...iré a mi habitación. Buenas noches.

Escuché la voz de Julia incluso cuando llegué al pasillo de las habitaciones, quien seguía regañando a Henry por comer el pastel antes de la cena.

Mis pies se movieron por mí yendo a la habitación de Stephen en vez de a la mía.

Alguien salió de su habitación.- Stephen...- Me detuve al ver que no era el, si no Ally, su prima. - ¿Está Stephen?- Pregunto tratando de ser cortés a pesar de su mirada incrédula.


-No. ¿Para qué lo quieres?- Me disponía a hablar pero ella me interrumpió.- Escúchame bien, Katia -¿Katia?- Stephen será mío tarde o temprano y tu... no dejaré que seas la sucia piedra que impida que logre mis propósitos, que me convierta en la luna de esta manada y en su mujer.

-¿Qué? -Pregunté con confusión. Si está tratando de decir lo que estoy pensando...- Pero si sois familia, eres su prima.


-No somos primos. - Aseguró- No nos une ningún lazo de sangre. Así que ¿Por qué no te vas y dejas de estorbar?

Me cruzo de brazos y sonrío sin mostrar los dientes. -¿Su mujer? Por desgracia, no eres tú a quien él ha reconocido como su Luna, fui yo. - Su cara se descompuso, al parecer no soy la única en enterarme de las cosas en el último momento.- ¿Y sabes qué? No voy a perder el tiempo con una persona tan...Me acerqué a la puerta de mi habitación- Tan descarada.

Y cierro la puerta en su cara. Escucho el pataleo de sus tacones sobre el suelo antes de alejarse.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.