Prometo Enamorarte

Capítulo 11

Y es que hay veces, que por más que queramos, no podemos ocultar lo que sentimos; Porque el sentimiento se hace intenso,
y entonces eres incapaz de mantenerlo dentro.

Stephen

-¿Y con qué iremos a la ciudad...?- Escuché a Kelly que le preguntaba a Irene, quien se calló al ver el BMW de color azul oscuro aparcado a un lado de la carretera. Saco la llave del coche y presioné el botón que quita el seguro.- Ah.

-Sí, Ah.

Una vez dentro del coche arreglo el espejo de en frente para poder ver a Kelly, la cual se encontraba en el asiento trasero junto a Irene. Johan estaba a mi lado en un silencio pensativo.

Suspiro.


-¿A dónde tienen pensando ir?- Pregunto.

-A San Francisco.- Respondió Irene. Abro los ojos ¿Tan lejos? Yendo en coche desde Morgan Hill hasta San Francisco... tardaríamos casi dos horas en ir y en volver, más las que se tomarían en comprar. Le prometí a Henry que no llegaría tarde, no es conveniente sabiendo los peligros que esto conlleva...

-Está muy lejos.- Afirmó Johan sin mirarla.- ¿Por qué tan lejos?

-Allí están las únicas tiendas que merecen la pena.- Irene lo taladró con la mirada a pesar de que Johan no la veía.- ¿Algún problema, Beta?- Johan permaneció en silencio.- Lo que pensaba.

Yo no estaba sorprendido por la manera de hablar de estos dos, pero al parecer Kelly si lo estaba, lo veía en sus ojos puestos en blanco.

Siempre he pensado que entre estos dos había algo, en plan romántico y eso. Pero Johan jura y perjura que no es así, que eso sería una pesadilla hecha realidad.


Suspiro y digo negando levemente con la cabeza- Mujeres...ten una en tu vida y conocerás lo que es una verdadera pesadilla... ¡Hay!

-Calla y conduce, no tenemos todo el día.- Dijo con su voz calmada después de lanzarme algo en la cabeza, lo cual no pude ver ya que no puedo apartar la vista de la carretera.

Si fuera cualquier otra persona no le hubiese permitido hablarme así...ella es diferente, tan única, tan mía.

Recuerdo nuestro casi beso, sus labios dulces y suaves tan cerca de los míos... maldito seas primo, por tu culpa no sólo perdí la oportunidad de besarla, sino que también mi lobo tomó el control de la situación...después de tanto tiempo.

Recuerdo mis celos al ver como lo defendía, pero más tarde comprendí que así nunca lograré que ella acepte que es mía.

Nos detuvimos como tres veces en una gasolinera para cargar el coche y comprar algo de comer. Pasar tanto tiempo sentado me está matando. Echo un rápido vistazo por el espejo retrovisor y sonreí al ver a Kelly dormir, con su cabeza levemente apoyada contra la ventana.

-Ella parece tan débil así ¿Verdad?- Preguntó Johan mientras miraba por la ventana.- ¿Crees que llegue a perdonarme?-
No supe que responder, pero después de un largo silencio dije con sinceridad:

- Para ella tú le has traicionado... no te voy a mentir, se cómo se siente, y créeme cuando te digo que no es una sensación muy buena. - Suspiro.- No demuestres que quieres su perdón con palabras, demuéstralo con hechos.

 

&&&&


-¿Aún no salen?- Pregunté a Johan mientras tomaba asiento a su lado. Su cabeza reposa sobre su brazo, su rostro aburrido.

-No, tardan una eternidad. - Miró su reloj de mano, señalando que han pasado más de una hora en esta tienda.


Llegamos alrededor de las dos y nada más hacerlo Irene nos arrastró por las tiendas de zapatos y vestidos. Una verdadera tortura si me dejas añadir.

A eso hay que añadir lo que me costó obligar a Kelly que comprara lo que quisiera, que yo lo pagaría. Ella al final aceptó con la condición de que le dejara pagármelo, como si fuera sólo un préstamo. Acepté, y sí, mentí.

Tres horas después parece que Irene encontró una tienda de su agrado… y aun aquí estamos.


Suspiro y le paso un Kinder Bueno a Johan.- Ya te dije, las mujeres son una pesadilla.


-Que Kelly no te escuche.- Dijo con una sonrisa, sonrisa que no veía desde su vuelta con su hermana.

-Demasiado tarde.- Giré la cabeza al escuchar su voz. Tenía puesto un vestido de color rosa claro, con un pequeño cinturón negro en la cintura, llegaba hasta un poco más arriba de las rodillas y tacones del mismo color que el cinturón de la cintura...se ve hermosa, demasiado hermosa.

Se le ve incómoda. -¿...verdad Stephen? ¿Stephen? Tierra llamando a...


-Ya, te dije de todos modos que no lo quiero. - Afirmó Kelly.

-Te vez... -Comienzo a decir. Ella se ve hermosa y me imagino los ojos de los hombres mirarla.- Ah...es muy revelador, cámbialo. Debe ser uno que te llegue a las rodillas, o mejor aún...los pies. De manga larga ya que estamos...

-Me lo quedaré.- Ella me miró, retándome... lo hace para llevarme la contraria y demostrar que no tengo ningún poder sobre ella. Y no, no le he leído la mente; no he podido hacerlo desde la primera vez que sucedió, y aunque pudiese hacerlo de nuevo, no volvería a violar así su privacidad, siendo ella incapaz de leer los míos.

Volvió al vestidor antes de que dijera algo. Irene se encogió de hombros. - Iré tomando lugar en la fila del mostrador para pagar los vestidos.


-Acompáñala Johan, yo esperare a Kelly.- Éste asintió con mala gana y la siguió al mostrador. No le pregunté a Irene si ya había terminado de comprar, es obvio.

Llevo un trozo de chocolate a mi boca y miro alrededor al sentirme observado.

Creí que estaba siendo paranoico al no ver nada fuera de lo normal, hasta que vi a alguien entre la ropa, vestido de negro incluyendo sombrero grande que impide que vea su rostro. Un poco raro y exagerado para el calor que hace.

Me levanto con rapidez. No es un hombre lobo ya que lo hubiese sabido gracias al característico olor que nos define. Es un humano. Me voy acercando con disimulo, pero este pareció darse cuenta. -¡Hey!




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