Entonces, contra todo pronóstico, cambiando las reglas del juego, no fue el príncipe quien salvó a la princesa, sino la princesa al príncipe.
Kelly
Se me escapó una especie de suspiro entre frustración y enfado. Caleb, por alguna extraña razón, no me causa miedo, si no que al verlo produce en mí una sensación de ira, odio hacia su persona.
Ya me comenzaba a cansar que siempre que algo malo sucede él sea el responsable. ¿Cuál es el afán de quererme en su manada? ¿Habrá descubierto él lo de la leyenda? Y si es así... ¿Creerá en ella? ¿Es alguna especie de retorcido plan el tenerme en su manada, creyendo que soy una gran fuente de poder, para utilizarme a su favor?
-Stephen, no sabes cuánto soñé el tenerte así.- Dijo Caleb con una sonrisa burlona mientras caminaba alrededor nuestro.- Me llena de una satisfacción tan...
Stephen le interrumpió con un gruñido.- No me tendrás así para siempre Caleb, en la más mínima oportunidad que tenga romperé tu asqueroso trasero.
Caleb ríe sin una pizca de humor.- Umm... pero no estoy aquí precisamente por ti. Lo de tu territorio, el cuál algún día será mío...
-Soñar no cuesta nada.- Agregó Stephen. Caleb le ignoró y siguió hablando.
-Puede esperar.- Se acercó a mí y sonrió.- Vine hacer tratos contigo, linda. - Acercó su mano para tocar mi mejilla, pero me alejé.
-Intentas tocarla otra vez y Robert tendrá que volver a unir tu cuerpo hecho pedazos… Si acaso es posible.- Amenazó Stephen con posesividad. Si esta fuera otra situación le habría pegado por tratarme como si fuera suya...
¿Y no lo eres? Dijo una voz dentro de mi cabeza, pero la ignoré.
-Yo que tu cerraba la boca. No estás en condición de hacer amenazas.
-¿Qué trato es ese?- Dije interrumpiendo lo que sea que diría Robert contra Stephen. Robert se cruzó de brazos y se disponía a hablar cuándo Caleb le interrumpió.
-Fácil, sencillo...
-Sé directo.- Le corto. El alza ambas cejas. Yo sé que me estoy arriesgando, pero si él quisiera hacerme daño ya lo habría hecho en las incontables oportunidades que ha tenido.
Además, no lo hará, no si su afán por querer que sea de su manada es tan grande.
-Tú no aceptarás nada.- Murmuró Stephen cerca de mi oído, pero hice como si no le hubiese escuchado.
-Vendrás a mi manada, a las buenas, sin que me obligues a derramar sangre.
-¿Por qué quieres tenerme en tu manada? Solo soy una chica que ni siquiera se ha convertido.
-Eso, querida,- "idiota" escuché a Stephen decir cuando Caleb me llamó " querida" al mismo tiempo que yo rechinaba los dientes.- es algo que no sabrás...por ahora.
-¿Y qué si no acepto ir a tu manada?- Caleb sonrió, esa sonrisa típica suya que suele poner, esa llena de malicia que no avecina nada bueno.
-Asesinaré todo lo que quieres o llegues algún día a querer, todos a tu alrededor morirán unos a unos y cuándo estés sola en este miserable mundo...te llevaré a mi manada por las buenas o las malas.
Trago saliva. Si me hubiera amenazado con esto semanas antes de llegar a la manada de Johan, no me importaría negarme, pues para ese entonces estaba sola en el mundo, tratando de sobrevivir. Pero ahora... ahora conozco a personas que si murieran por mí, la culpa no me dejaría tranquila a pesar de que apenas les conozca.
-No lo escuches, no le hagas caso Kelly.- Escuché decir a Stephen con seguridad.- Saldremos de esta y acabaremos con el antes de que siquiera haga daño a alguien.
Caleb ríe. Comenzaba a odiar cada vez más...
El sonido de su risa.
Su presencia.
Su aire de poder y superioridad.
De pronto siento que la sangre me arde ¡que me quemaba por dentro!
Aprieto mis manos con fuerza y miro a Caleb directamente a los ojos.
Odio los días que estuve llorando sola en el orfanato.
Odio o Stephen, porque aunque lo trate de ocultar...a una parte de mi parece importarle.
Odio la vida tan miserable que he tenido.
Caleb pestañeó y se alejó un poco de mí, con los ojos abiertos y asombrados. Robert, quien había permanecido hasta ahora, por órdenes de Caleb, en silencio, ahogó un sonido de exclamación y dio un paso atrás.
-Tus...tus ojos son dorados... Lo sabía.
Pero se interrumpió y se llevó ambas manos a la cabeza mientras comenzaba a gritar, al igual que Robert. Ambos cayeron al suelo cubriéndose los oídos, como si algún sonido les perturbara.
-¡Haz que pare maldita sea!- La furia por dentro de mi aumentó; sentía odio, dolor, tristeza, soledad... Todos los sentimientos que he guardado en mi interior por todos estos años.
Sentí que Stephen se estremecía y contenía la respiración.
- ¿Qué está pasando?
Caleb y Robert dejaron de gritar, ahora yaciendo inmóviles sobre el suelo. De sus oídos salía una leve gota de sangre.
Yo seguía como en trance, como si una fuerza superior me dominara.
-¡Kelly reacciona!- Stephen me zarandeó con fuerza, haciéndome reaccionar.
-¿Qué sucedió?- Pregunté confundida, y no lo preguntaba sólo por lo que acababa de pasar, si no que nuestras manos y pies ya no estaban atados... Las cuerdas yacen rotas sobre el suelo.
Stephen me miró unos pocos segundos para convencerse de que estaba bien. Se levantó de la silla y suspiró al momento que pasaba la mano por su cabello negro con gesto de frustración.
- Es lo mismo que quiero saber yo, pero ahora no es el momento. Tenemos que salir de aquí.- Entonces vio los cuerpos inmóviles de Caleb y Robert. Se acercó a ellos con movimientos decisivos.- Están vivos, pero no hay tiempo para darles su merecido. Quiero que sufran, una muerte lenta...- Lo que vi en su mirada no me gustó nada.- Vamos.
#510 en Fantasía
#341 en Personajes sobrenaturales
novela romántica, hombres lobos y vampiros, acción traición aventura
Editado: 01.06.2020