Llámame anticuado pero aun creo en las miradas profundas, aun creo en los besos con dulzura, aun creo en las cartas que al leerlas enrojecen mejillas, aun creo en las relaciones
que duran toda una existencia. Llámame anticuado pero
aun creo en el amor.
Stephen
La he besado, por fin lo he hecho. Me imaginé como sería besarla, si actuaría con el mismo carácter que actúa cuando se enfada. Y ¿Saben qué? Umm… ¿Cómo decirlo de un modo que no suene tan cursi? Diablos, ha sido el beso más intenso que he dado en mi vida.
Sus labios suaves, dulces, pequeños, tentadores... Por la luna que ella lo disfrutó tanto como yo.
Cierro los ojos por un momento en la oscuridad de la habitación. Siento como se mueve del lado de su cama, dándome la espalda. Ella había puesto las únicas dos almohadas que había sobre la cama como una especie de pared entre los dos. Este acto no me molestó, si no que me pareció divertido.
Hace horas que estamos así, despiertos, en silencio e inmersos en nuestros pensamientos. Ella rechazó la comida que nos trajo uno de los sirvientes del hotel, alegando que con todo lo que ha pasado el estómago lo tiene cerrado. La entiendo, pues yo también me siento así.
Pero hay otra razón por la que mis ojos permanecen abiertos, y es que no pienso dormir, no cuando Caleb, y posiblemente los cazadores católicos, andan detrás de tu cabeza, y de la cabeza de tu compañera.
Hubo un momento entre la oscuridad en que la respiración irregular de Kelly se volvió más tranquila. Pensé que por fin se había dormido, pero descubrí que no era así al escuchar aquella pregunta que me temía que hiciera salir de sus labios.
-¿Qué crees que me sucedió allí?- Preguntó refiriéndose a lo que sucedió hoy con Caleb y Robert.
Permanezco en silencio.
-¿Significa eso que la leyenda es cierta?- Había duda en su voz.
-No lo sé.- Miento, porque todas las cosas que vienen sucediendo, con respecto a ella, lo confirman. A pesar de eso...Pero espero que no, que sólo sea coincidencia.
-¿Por qué?
-Porque si la leyenda fuera cierta, significaría que tu vida corre demasiado peligro, que estarás justo en medio cuando se desate la tormenta, y no quiero que lo estés.
Hubo un largo silencio. -Stephen?
-¿Si?
-Gracias por...por no abandonarme y defenderme de Caleb y sus hombres.
-Dije que siempre te protegería ¿Cuándo lo entenderá tu dura y malcriada cabezota?
Esperé que algo impactara contra mi cuerpo al escuchar cómo le había llamado, pero no sucedió nada. Se durmió
Cruzo mis brazos detrás de mi cabeza decidido hacer guardia.
&&&&
Cuando siento un cosquilleo sobre mi mejilla me encojo y pego contra mi cuerpo a la cómoda, caliente y suave almohada.
Abro los ojos de par en par. Lo primero que vi fue el rostro de ella muy cerca del mío, tan cerca que hasta su respiración acaricia mi nariz.
Carajo. En algún momento de la noche mis ojos se cerraron y Morfeo me dio la bienvenida con los brazos abiertos. Me acerqué a ella y tomé un mechón negro de su pelo enredándolo entre mis dedos.
-Si belle...et seulement je. Se removió y me levanté de la cama con gran rapidez, entrando al cuarto de baño.
Pocos minutos después, mientras me lavaba la cara tratado de no mirar el sucio lavamanos, escucho unos toques sobre la puerta.- ¿Stephen?- Su dulce voz, algo ronca, inundó la pequeña habitación.
-Ya salgo.- Respondí después de lavarme la boca. Dios, necesito rápido un buen baño.
Su pelo corto está despeinado, sus ojos azules me observaron durante unos minutos.- ¿Llevas ahí todo este tiempo? -Preguntó con los ojos entre cerrados. Trago saliva y disimulo al momento que le dejo el camino libre para que entre al baño.
-Sí, desde hace casi veinte minutos ¿Por qué?
-No, nada. Es que creí haber escuchado... - Hizo una mueca. Lo habré soñado. - Y entró al baño cerrando la puerta detrás de sí
&&&
Cuando llegamos al primer piso del hotel, el anciano ya estaba detrás del mostrador. Miré mi reloj de muñeca, son casi las ocho de la mañana.
-¿Disfrutaron de la noche?- Preguntó alzando ambas cejas.
-Buenos días.- Dije ignorando su sonrisa burlona.
-¿Busco su moto?
-No, quédesela de regalo.- Muevo las manos con gesto indiferente. Kelly intentó protestar, pero le interrumpí sujetándola del brazo y saliendo del hotel a pasos rápidos.
-¡Oye! - Se quejó Kelly mientras intentaba quitar mi mano de su brazo.
Me acerco a un coche rojo, pequeño y algo oxidado; seguro de que pertenece al anciano, rompo la ventana con una piedra y meto la mano entre la ventana rota para abrir la puerta del conductor.
-¿¡Pero qué cojones haces!?- Exclamó Kelly mirando alrededor. La gasolinera está cerrada y no se ve a nadie por los alrededores. El anciano parece no darse cuenta de lo que sucede.
-Estuve pensando anoche, y llegué a la conclusión de que iremos más rápido y pasaremos desapercibidos si vamos en un coche.
-Pero ¡Esto se llama robar!- Veo de lejos como el anciano sale por la puerta principal del hotel. Parecía buscar algo por el suelo, ajeno aún al "intercambio”, como yo prefiero llamarlo.
-Es un intercambio.- Digo a la vez que abro la puerta del acompañante para obligarla a entrar.- ¿Por qué crees que le dejé la moto? Esa belleza… -Digo refiriéndome a la moto.- Vale más que esta chatarra.
Logro subirla al coche justo en el momento en que el anciano nos miró. Pongo el seguro a ambas puertas y me dispongo a arrancar. Gruñí cuando quise dar marcha al coche y este no respondió.
El anciano se acercaba gritando y maldiciéndonos.
-Tu manera de hacer tratos me sorprende.- Negó con la cabeza mientras me miraba con enfado.- Sigo pensando que es una mala idea. ¿Y qué sucede si llama a la Policía? Una patrulla siguiéndonos no es precisamente un método de no llamar la atención.
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Editado: 01.06.2020