Cuidado, los secretos son peligrosos, decirlo no duele tanto como esconderlo sólo para ti, dejar que te ahoguen poco a poco
hasta que ya no quede nada de ti... ¿No sabes que a eso se le llama también suicidio?
Kelly
Sujeto mi cabeza con fuerza tratando de que el taladrante dolor de cabeza cesara, pero este parece ser más intenso a medida que pasan los minutos.
Entrecierro los ojos cuándo la luz del amanecer impacta en ellos. Me remuevo con lentitud, y es cuando escucho el crujir de las hojas debajo de mí.
Abro los ojos y miro alrededor. Estoy en medio del bosque, en un claro cerca de un pequeño arroyo. A unas pocas distancias puedo ver la pared que separa el hogar de los lobos del exterior. ¿Cómo llegué aquí? Intento recordar, pero los recuerdos parecen haberse esfumado de mi mente.
Lo último que recuerdo es la mirada sería de Stephen.
-Hola.- Me sobresalto al escuchar la voz masculina y conocida. Su espalda apoyada contra un árbol, entre sus manos una pequeña navaja que utiliza para quitar los trozos de una pequeña rama con desinterés.
Me miro buscando alguna herida o algo en mi cuerpo. No llevo los tacones, mi vestido está lleno de barro y de algo rojo...
-¿Es sangre?
-No hay duda. - ¿Lo dije en voz alta? Mierda. Me alejo lentamente de él a la vez que miraba alrededor para buscar algún arma que me sirviera de defensa. El suspiró con algo de frustración- ¿Puedes dejar de mirarme como si fuese el mismo diablo en persona?
-¿Acaso no lo eres? - El hizo una mueca y asintió pensativo. Una sonrisa malvada asomó de sus labios.- ¿Por qué estoy aquí? - Que pregunta más estúpida Kelly, es obvio que te ha secuestrado. Pero es que si ese es el caso ¿Por qué sigo aquí, en el territorio de Stephen, y no en el suyo?
El alza ambos brazos y dice: -Hey, yo no te he hecho nada. Has venido aquí tú solita.
-Mientes. - Digo con algo de duda. A fin de cuentas, no recuerdo nada. -¿Qué me has hecho?- Vuelvo a preguntar al ver la sangre en mi vestido. No siento que tenga algún tipo de herida.
Entonces, ¿Qué ha pasado?
Ríe entre dientes. ¿Qué le parece tan divertido? - ¿Aún no te das cuentas? ¿Las películas que ven los humanos sobre este tema no te dan alguna idea?- Lo miro confundida.- ¿En serio, nadie sabe de esto? ¿De lo que eres?
-¿Y qué es lo que soy? - Tomo un tronco de árbol grande y grueso para defenderme de él. No confío en su mirada indiferente, no después de que intentó secuestrarme y de que casi lo dejo sin vida.
Suspirando bajó la cabeza un momento y luego la levantó al mismo tiempo que alzaba ambas cejas.- Eres una aberración.-¿Qué?- Una aberración para los humanos cazadores, una leyenda fantástica para los humanos ignorante que desconocen nuestra verdadera existencia y un peligro mortal para todos los lobos. Eres algo que no todo el mundo acepta. Te mirarán con miedo, miedo durante toda tu vida.
-No, eso no es...
-Perteneces a dos mundos, linda. - Me miró fijamente a los ojos.
- Al mundo de los lobos, y al de los vampiros.
Rio. Una carcajada sale de mi garganta... Pero me callo al ver su mirada seria. Imposible, los vampiros no existen.
“¿Qué te hace pensar, que si existen los hombres lobos, no existirán los vampiros?”
- Eres una Sika, puede que la única en el mundo entero… o tal vez no.-Niego con la cabeza. Esto es una locura ¿Tan mala suerte tengo? ¿Y por qué debo de creerle? Puede que se lo esté inventando todo. Miro al cielo con enojo, por alguna razón siento que él no está mintiendo.- Mitad loba, mitad vampira... ¿Cómo es posible? y con respeto a la sangre de tu vestido ¿Mataste a un humano, lobo, o a un simple animal? No lo sé, no hay rastros que indiquen a quien pertenece esa sangre. Es algo que sólo sabes tú.
-No te creo. - Digo a la vez que me alejaba de él y caminaba en dirección hacia la enorme puerta de metal. No me siguió.
-No lo hagas. - Su voz contiene algo de humor. Le gusta esto, verme confusa, verme furiosa, verme sufrir.- Pronto lo descubrirás tú misma. ¡Ah! ¡Y otra cosa, ellos pronto sabrán de tu existencia y vendrán a buscarte! No se los pondré fácil, yo te encontré primero.
No sabía a quienes se refería con "ellos" ni tampoco pregunté, solo quería alejarme de él, pensar que nunca tuve esta conversación. Pero eso no evitó que antes de que llegara a la puerta gritara:- No te pertenezco, ni a ti ni nadie.
El único guardia que custodiaba en la entrada me reconoció y me dejó pasar con algo de duda y preocupación.
-¿Se encuentra bien? - Preguntó al momento que me dejaba pasar.
-Perfectamente.- Miento con una sonrisa falsa y me alejo en dirección a la casa de la familia Grey.
No me cruzo con casi nadie, sólo dos o tres miradas curiosas se dirigen hacia mi persona. Debía de ser muy temprano.
Llego a la puerta principal y empujo con sorpresa al encontrarla abierta. Abro con cuidado y una vez dentro cierro la puerta y miro alrededor. La casa está inmersa en un tenue silencio.
Mi plan es subir las escaleras y llegar a mi habitación sin llamar la atención y olvidar todo esto.
Pero que estúpida soy. Stephen se habrá dado cuenta de mi ausencia, aun así... podría inventar alguna excusa.
Cuando iba por mitad de las escaleras, y creía que iba a conseguir llegar a mi habitación sin encontrarme a nadie en el camino, una voz profunda, sería y enfadada preguntó:
- Tú, ¿A dónde crees que vas?- Maldigo y me giro con lentitud. Él se encuentra al principio de las escaleras, vestido con un pijama azul claro y con su cabello negro desordenado. Sus ojos parecen cansados. Algo dentro de mí se siente culpable al pensar que yo soy la responsable de su demacrado aspecto.
-¿A mí habitación?
El subió de manera lenta y pausada las escaleras.- ¿Estuviste con Irene, verdad? Porque le pregunté, cansado de buscarte durante toda la noche, que si ella sabía en dónde estabas... y lo negó. Lo que me llevó a la conclusión de que mentía con la intención de ocultarte de mí, porque así tú lo pediste. - Abro los ojos. Ya no necesitaba una excusa.- Pero al ver ahora tu aspecto... veo que soy un estúpido. ¿¡Qué diantres te sucedió!?-Grita.
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Editado: 01.06.2020