Decir la verdad a veces puede doler, pero es un dolor que puede vendarse y ser curado, Sin embargo, la mentira arde hasta quemarte la piel, Y las heridas pueden dejar cicatrices para toda la vida.
Kelly
Las horas pasaban con lentitud y mi mente seguía en blanco, perdida en alguna parte irreconocible para mí.
Seguía acostada sobre la cama, boca arriba y con las manos sobre mi pecho; con las ventanas bajadas para evitar el caliente sol del atardecer.
¿Qué si me toca el sol arderé en llamas? No, pero si produce en mi un fuerte dolor de cabeza.
Mi garganta está seca, sin importar toda el agua que beba; escucho hasta el más insignificante sonido, incluso el volar de un mosquito que antes había logrado entrar por la ventana abierta de la habitación.
Stephen ha subido más de tres veces para tocar la puerta de mi cuarto, pero cuando le aseguraba que estaba bien y que se fuera, aceptaba y se iba.
Mis ojos se mantienen abiertos. Trataba de recordar lo que me sucedió, pero esos recuerdos parecen haberse borrado de mi mente. Me estremezco al pensar que podría haber hecho daño a algún ser humanos...
Puños fuertes impactan sobre la puerta. Suelto un leve quejido de dolor.
-Kelly, ya estoy harto. O abres esta puerta ahora mismo o entro a mi manera.
-¡Vete ya!- Grito mientras me incorporo y tomo asiento sobre la cama de modo que mi espalda reposara contra la pared.
Se hizo un momento de silencio y cuando creía que se había ido, o que tumbaría la puerta a patadas, se escuchó un clic y la puerta se abrió despacio. Claro, a fin de cuentas es su casa y tendrá llaves de todas las habitaciones.
Cerró la puerta detrás de él y miró alrededor, entre la oscuridad, hasta que dio conmigo. Yo giré el rostro queriendo escapar del análisis de su mirada.
-Me dirás en este mismo momento que es lo que te ocurre.
Permanezco en silencio. Cuando se acerca a la cama me levanto de esta y corro hacia la puerta intentado huir, pero esta está cerrada con llave. Mierda.
Él alza una ceja debido a mi comportamiento. Los latidos de su corazón llegaron a mis oídos, sus latidos y ese irresistible olor a dulce de caramelo.
-Y sé que me has mentido con respeto a lo de Irene, no sólo porque cuando la vi sus manos estaban intactas, si no que imagina mi sorpresa cuando uno de los guardias me comentó que esta mañana venías del exterior...
De repente calló, y me imaginé el por qué.
Trago saliva y suspiro, cosa que no debí de haber hecho ya que el olor a dulce llegó más a mí. No pude evitar preguntarme de que diablos es ese olor.
En su mirada no hay sorpresa si no entendimiento. No tardé mucho en descubrirlo.
-Lo sabías.- Afirmo. El hizo varias muecas con la boca, intentando decir algo. Algo dentro de mi tomó el control ¿La ira, tal vez? No lo sé, pero en un segundo su espalda impactó contra la pared, conmigo acorralándolo al momento que sujetaba sus manos sobre su cabeza.
Él podría haberme apartado con un simple movimiento, pero no lo hizo.
-En realidad no lo sabía, solo era una idea que se me ocurrió cuando tus ojos cambiaron de azul a dorado...y después de que casi matas a dos Alphas.- El suspiró y se estremeció al ver mi rostro.- Estas pálida Kelly, no has comido nada en todo el día.
Me reprocha. Siento la garganta más seca al mencionar la palabra "comida". Un instinto que desconocía me obliga a que me acercara a él, a su cuello.
De pronto la que estaba contra la pared era yo. Pero Stephen no alejó mi cabeza de su cuello.- Stephen, aléjame de ti.- Ordeno, ya que yo no podía hacerlo por más que lo intentara.
El negó con la cabeza.- Quiero que lo hagas. El dolor que posiblemente sentiré será insignificante comparado con lo que sufro al ver tu estado. - Seguí negando con la cabeza e intenté alejarlo.- Kelly, el dolor en tu garganta será más intenso... si no bebes sangre, morirás.
-¿Tanto me quieres como para arriesgar tu vida?
- La forma que tenemos nosotros de querer a nuestra compañera es muy intensa, tanto que si... que si mueres yo sería algo parecido a un muerto viviente. Y es mucho más intenso cuándo se trata de un Alpha, como si miles de agujas afiladas se clavaran profundamente dentro de tu pecho.
Es increíble. Nunca llegué a pensar que habría alguien en el mundo que pondría su vida en peligro sólo por salvarme; algo dentro de mí despertó. Lo que confesó me hizo reaccionar.
Lo empujo con fuerza alejándolo de mí. - ¿No hay otra manera?-Pregunto refiriéndome a lo de la sangre.
-Bueno... sí, la sangre animal. - Sólo de pensarlo me dieron arcadas. Pero si así evitaba hacerle daño a alguien...-Pero puede haber una pequeña posibilidad de que en un futuro tu cuerpo la rechace…
-Lo haré.- Digo no muy segura de hacerlo. El asiente.
-Vuelvo en unos minutos.
&&&
Miro con asco la bolsa roja que sujetaba entre mis manos. Stephen me observaba sin pestañear.
-Si me sigues mirando así no podré hacerlo.-Confieso a la vez que fruncía el ceño.
El negó con la cabeza y apartó la vista.
-¿Todos lo saben?- Pregunté.- ¿Todos saben que soy una... una Sakike?
Volvió a negar con la cabeza mientras miraba al techo. De pronto su rostro se volvió confuso.- Sika, es Sika. ¿Y cómo lo sabes?- Inquirió refiriéndose a como me había llamado. Trago saliva.
-Oye no te alteres...después de todo estoy intacta.
-Habla ya y deja de andar con rodeos Kelly.
Suspiro.- Cuando desperté hoy en la mañana, estaba en un claro que está cerca de aquí. No recordaba que había pasado ni como llegué allí. - Aprieto un poco la bolsa entre mis manos.-Caleb estaba allí, él me contó todo con actitud divertida, como burlándose de mí.
-Debí de haberlo matado cuándo tuve la oportunidad.- Su voz denotaba odio.
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Editado: 01.06.2020