Prometo Enamorarte

Capítulo 17

Que no te digan lo que tienes o no que hacer,
Que nunca te digan que el destino así lo quiso,
Pues nosotros somos los dueños de nuestro propio destino, Escogemos lo que deseamos,
Somos el capitán del barco.

Stephen

Sería genial si comenzara diciendo que "el aire frío y delicado del invierno acarició mi rostro..." Pero eso son solo mentiras. Cuando salí al exterior, el aire frío del invierno impactó sobre mi rostro con tal fuerza que creí que me arrastraría contra la puerta.

Mi camisa negra subió unos centímetros de mi vientre y estoy seguro de que mi cabello está de punta como el increíble Hulk, el tío verde de la película que una vez Johan me obligó a ver. Creo que tuve pesadillas.

Kelly me siguió segundos después. Sobre su cabello reposa un bonito gorro de lana color blanco. Viste con un suéter negro y unos Jean ajustados; Jean que le quedan... me muerdo el labio. Ella suelta una maldición cuando el fuerte viento le da la bienvenida y gira su rostro en mi dirección al captar el lugar al que habían ido mis ojos.

-Eres un cer...- Callo lo que sea que iba salir de sus labios al acercarla a mi lado. La sujeto fuertemente de los hombros cuando intentó alejarse y la obligo a caminar. Ella dejó de forcejear cuando sintió mi calor en su cuerpo.

Los hombres lobos tenemos una temperatura muy alta, tanta que en invierno alcanzamos una temperatura corporal de cuarenta y cinco grados. Kelly aún no se ha transformando en lobo y aunque el cambio esté cerca, su temperatura corporal seguirá siendo como la de un humano.

-Estás ardiendo. ¿No tendrás fiebre?- Sonrío ante su sugerencia y siento a mi lobo eufórico al verla, por lo que parece ser, preocupada por mí.- Ah, ya entiendo, cosas de lobos.- Dijo dejando escapar un suspiro. Yo asiento sin dejar de sonreír. Han pasado varios días después de su cambio en... en vampira y durante esos días siguió bebiendo sangre animal, porque a pesar de que su parte de loba le permite comer comida humana, eso no hará que desaparezca la sed de su garganta.

Intento muchas veces hacer que tome de mi sangre que ver su rostro cada vez que la sangre animal pasa por su garganta, pero ella, tan testaruda como siempre, sigue negándose.

Nos dirigí a la torre para encontrarnos con los antiguos.

Después de que Kelly afirmara que estaba bien y que el sol ya no le afecta tanto como hace unos días, me convenció para que solicite una reunión con los antiguos de la manada. Además, en invierno apenas se filtraban unos débiles rayos de sol de entre las nubes grises.

Y no sé por qué siento una rara opresión sobre mi pecho, como un mal presentimiento.

Cuando llegamos en frente de los cuatro escalones que había en la entrada de la torre, observo con sorpresa y confusión como la enorme puerta de metal se abre con asombrosa lentitud y silencio. Un cuerpo alto y delgado sale de esta. Él se pasa una mano por el desordenado cabello negro y su mirada gris mira en todas direcciones. Su rostro se descompone cuándo nos ve, pero una enorme sonrisa adorna su rostro mientras termina de bajar los escalones.

-¿Qué demonios haces aquí?- Inquiero con desconfianza. Nadie sabe que hoy los antiguos se reúnen en la torre. Al parecer, nadie a excepción de Jace.

Además de que apenas son las cuatro y cuarto de la madrugada, hora que escogí específicamente para evitar encontrarnos con alguien.

-¡Vaya! Buenos días Kelly.- Saluda ignorando mi pregunta.-Déjame decirte que estas preciosa, como siempre.


-Hola Jace.- La escucho murmurar con desconfianza.

-Te hice una pregunta, primito.- Gruño al mismo tiempo que vuelvo mis manos puños y acerco más a Kelly contra mí. Si lo hubiese encontrado caminando casualmente por los alrededores sería otra cosa, pero verlo salir de la torre, y justamente hoy. Irónico ¿No?

-¡Primo! Hace tiempo que no pasamos agradables momentos juntos ¿No crees?- Añade con burla ya que ambos sabemos que entre los dos nunca hubieron momentos agradables. Gruño con enfado.- Está bien, está bien.- Se llevó ambas manos a los bolsillos de sus vaqueros negros.- La cama se me hacía incómoda, por lo que salí para caminar un poco ¡Y imagina mi sorpresa cuando vi entrar a los antiguos a la torre!- Exclamó con un asombro que no me creí.- Obviamente fui a saludarlos.

-Perdóname si no te creo.- Hablo con ironía entrecerrando levemente los ojos. Él se encoge de hombros.

-Es tu decisión, yo ya te dije toda la verdad. - Dijo con seriedad. Dirigió una mirada descarada a Kelly antes de alejarse de nosotros.

-Idiota.- Digo mientras empujaba a Kelly a subir los escalones.-Es obvio que miente.


-¿Por qué?- Kelly se alejó de mis hombros, y yo empujé la puerta con notable enfado.- Su excusa es creíble.


-¿Lo defiendes?- Murmuro ignorando que nos encontramos ya dentro de la torre. -¿A él?

Ella abre los ojos.- No lo defiendo, solo estoy diciendo lo que yo pienso. - Se cruza de brazos con el ceño fruncido. Suspiro pasando una mano por mi cabello y callo lo que le iba a decir cuando escucho un carraspeo.

No me di cuenta cuando cerré la puerta detrás de mí, por lo que la enorme sala está en penumbras, iluminada por la débil luz que entra por una rendija de una de las ventanas. Aunque eso no evita que las esquinas de la sala estén a oscuras. El lugar en donde los antiguos permanecen, seguramente formando un círculo alrededor nuestro.

Kelly mira alrededor con desconfianza. Me acerco a ella por instinto, olvidando nuestra pequeña discusión.


-Te esperábamos. - dijo una voz grave y masculina. -Elegida.
Escucho el suspiro de frustración de Kelly, como si odiara esa palabra.


-Quiero saber qué demonios ocurre conmigo.- Vaya, siempre tan directa ella.

Se hicieron unos minutos de silencio y comprendí el por qué. Yo acerco a Kelly al medio de la sala, justo dentro de un círculo en cuyo interior hay dibujados extraños signos...Signos que sólo los antiguos entendían y siempre se negaban a desvelarnos.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.