Toma riesgos,
Supera tus miedos,
La tranquilidad no llegará si te pasas la vida evadiendo.
Kelly
Cuando termino de empacar la mochila negra con la ropa que necesitaría después del cambio, me dispuse a salir de la habitación, pero algo fuerte y duro me lo impidió.
El pecho de un hombre. Alzo la vista y lo miro soltando un suspiro cansado.
-¿Otra vez? Estuviste de acuerdo...
-¿Es cierto que Jace será tu acompañante?- Pregunta con el rostro crispado. Su brazo está envuelto en una venda que pasa por su cuello.
Asiento colgando la mochila sobre mi espalda. -Stephen, llego tarde.- Intento pasar, pero su cuerpo me lo impide.
-Noñ. Vas. A ir. Con. El. ¿Está claro? - Alzo las cejas y me cruzo de brazos.
-Stephen, que haya aceptado ser tu luna no significa que puedes controlarme a tu antojo, que si tengo que hacer esto, que si lo otro... sabes que no me gustan esas cosas. - Sus labios se fruncieron y le interrumpo cuando se disponía a volver hablar.- Iré con Jace, no hay nada de malo en eso.
-No confío en el.- Confesó al mismo tiempo que pasaba la mano del hombro sano por su cabello negro.
-No pasará nada. El área estará rodeada de guardias de la manada ¿No? Además, Johan va a estar cerca, es su trabajo.
Se quedó pensativo por un momento y luego sonrió de lado, una sonrisa, que si confieso, me da algo de miedo. ¿Por qué algo me dice que este está planeando algo que no me va a gustar?
-Bien. - Se acercó y me sorprendió robándome un beso que duró solo unos pocos segundos.- Todo saldrá bien, por lo que no necesitas que te desee suerte.
No sé yo...
Lo miro a los ojos, aquellos ojos color café que últimamente me quitan el sueño ¿Lo amo? Y ambos nos sorprendimos, cuando sin poder controlarlo, de mis labios salieron las palabras:- Te quiero.
Sus ojos brillaron y una enorme sonrisa adornó su rostro. Me volvió a besar-Lo sé.- Aseguró- Y yo te amo.
-Stephen...
-No tienes que responderme con las mismas palabras- Dijo interrumpiéndome.- Por ahora.- Guiña el ojo y yo ruedo los ojos con una leve sonrisa en los labios.- Pero eso no implica que vaya a reprimir mis sentimientos. Te amo Kelly Morgan, y te lo diré todos los días de mi vida...
-Cursi.- Alguien dijo entre una fingida tos. Ruedo los ojos- Kelly, ¿Nos va...? ¡Ah! Hola primo.- Jace se apoyó contra la pared del pasillo. Va vestido con deportivas, chándal negro y camiseta blanca. Una pequeña mochila cuelga de sus hombros.
-Tú tienes verdaderos talentos en interrumpir momentos. Stephen gruñe molesto. Apretando con fuerza ambos puños de las manos se alejó ignorando a Jace y dejándome con la palabra en la boca.
“Maldito lobo bipolar." Niego con la cabeza. - ¿Qué he hecho?-Inquirió Jace. Resoplo y él se encoge de hombros- ¿Lo has...? Salgo de la habitación- ¡Kelly, espérame!
&&&
A pesar de que en la noche del ataque sólo cayeron unos pocos copos de nieve, y es lógico ya que apenas se está terminando el mes de Noviembre, el suelo está un poco blanco y el aire frío me hace titiritar. Por primera vez envidio a los hombres lobos. A pesar de estar vestida con zapatos altos de cuero, chándal de lana y chaqueta negra, siento un frío infernal.
-¿Quieres que te lleve en brazos? - Me paro en seco. Jace se detiene junto a mí.
-¿Qué?
-Mi temperatura corporal es muy alta. Sería como si estuvieras en una habitación térmica.
Niego con la cabeza. - No, estoy bien.- Miento y sigo caminando, subiendo la cuesta que parecía nunca tener fin.
Eran las once y dieciocho. Nos distribuidos en cinco lugares diferentes del territorio, cada iniciado con su compañero. Aún sigo pensando en Johan e Irene, cuando me enteré de que él sería su acompañante ¿De qué me he perdido? ¿No que no se soportaban?
Había guardias por todas partes para impedir que, durante nuestro cambio a lobos, nos saliéramos del territorio. También para protegernos si algo malo sucedía. Algo malo como Caleb.
-¡Por fin!- Exclamo cuándo llegamos al final de la cuesta. El lugar es un hermoso claro y desde allí se podía apreciar todo el bosque. La luna llena parece estar tan cerca, como sin tan sólo con una leve inclinación me bastará para tocarla.
-Este lugar es hermoso.- Confieso dejando caer la pesada mochila al suelo para a continuación sentarme en el frío césped. Me duelen los pies, como si hubiese corrido un maratón de más de una hora.
-Por eso lo escogí.- Dijo sentándose a mi lado. Miró la hora en su reloj.- Falta media hora. - Y agregó mirando al cielo cubierto montones de estrellas a pesar de que sea invierno.- Vengo a menudo a este lugar, es mi favorito. Tiene como algo especial que te relaja. - Confesó con la mirada perdida.
-Sí. - Fue lo único que dije, dándole la razón. Pasamos unos minutos en silencio, los dos sumergidos en nuestros pensamientos. Y entonces algo pasó por mi mente.- Tú... ¿Ya encontraste a tu mate?
El abrió los ojos y vi dolor y enfado en su mirada. Suspiró.- Yo iré a...a echar una meada.- Dijo avergonzado, evitando mi pregunta. Asiento y lo veo desaparecer entre la maleza del bosque.
¿Qué le habrá sucedido? ¿Está a si por qué aún no la ha encontrado? ¿O porque la encontró y las cosas no terminaron bien?
Los minutos pasaron y comencé a desesperarme. Miro la hora en mi reloj, las once menos veinte.
-¿Jace?- Le llamo. ¿Se había atrevido a abandonarme? No, no lo creo. Entonces, ¿Por qué no responde? ¿Por qué tengo un mal presentimiento? Miro alrededor con desconfianza y empiezo a buscar, entre la mochila, la navaja de plata que Stephen me había dado. -¡Jace! Si esto es una broma... no es para nada gracioso.
Entonces los arbustos se movieron. Lo primero que veo es su mirada gris llena de odio, luego su malvada sonrisa y después el cuerpo que traía a rastras, el cual dejó caer sobre el frío suelo sin importarle que ambos comparten lazos de sangre.
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Editado: 01.06.2020