La cosa más insignificante puede cambiarte la vida. En un abrir y cerrar de ojos cuando menos te lo esperas, ocurre algo por casualidad, que te embarca en un viaje que no habías planeado, rumbo a un futuro jamás imaginado.
Kelly
Mis nervios crecieron cuando Johan detuvo la furgoneta negra. Miro alrededor sin salir a un de la furgoneta. Hay un elevado número de personas, de todas las edades, que se dispersaron poco a poco con nuestra llegada.
"La típica gente curiosa." me dije con pesar, porque una de las cosas que más odio es llamar la atención.
Han pasado dos días desde que Johan reapareció en mi vida, como una "visita" sorpresa. Esa noche había terminado mi jornada en la pequeña cafetería en la que venía trabajando desde hace dos meses después de escapar del orfanato y cambiar de ciudad.
Adivinen cual fue mi sorpresa cuando abrí la puerta de mi pequeño apartamento, al verlo sentado en el sofá, tan cómodo como si fuera algo habitual, como si lo que sucedió hace tres años nunca había pasado.
Nuestros padres murieron en un accidente cuando apenas tenía catorce años de edad, un camión se saltó la luz roja del semáforo e impactó contra el coche de ellos. Al no tener más familiares, me enviaron, junto a mi hermano, a un orfanato de monjas.
El día en el cual Johan cumplía la mayoría de edad, desapareció del orfanato sin dejar rastro, me abandonó cuando juró que nunca lo haría, me dejó sola alrededor de gente en las que no confiaba, con una triste y simple nota como despedida:
"Perdóname hermana, pero debo hacerlo... sé que lo entenderás.
Johan.
PD: Te quiero. "
Recuerdo esas palabras como si él las hubiese escrito ayer. ¿Y saben qué? Nunca lo entendí y jamás se lo perdonaré.
-"¿A qué has venido?" - Le había preguntado con mirada fría mientras me alejaba de él, impidiéndole que me estrechara entre sus brazos. Él había hecho una mueca de dolor ante mi reacción.
Creía que me pediría perdón, que tal vez había sido muy dura con él y en verdad algo le hizo huir y abandonarme en el orfanato… pero la excusa que me dio me pareció tan ridícula e infantil.
Que él es un...un hombre lobo y que esa fue la razón por la que huyó aquella noche en su décimo octavo cumpleaños. Pero lo que me pareció más ridículo y gracioso fue que el asegurara que compartimos el mismo gen, que en mi décimo octavo cumpleaños me convertiré en una mujer lobo.
Porque Johan no volvió para quedarse y arreglar las cosas entre los dos, si no para llevarme con él a la "manada de lobos", a la cual pertenece desde hace tres años, para controlar mejor mi "situación."
-"Pero, ¿¡por quién me tomas!? ¿No encontraste una excusa mejor que esa? ¿Crees que sigo siendo una niña? ¿Que soy tan idiota como para creerte? Vete Johan, vete y no vuelvas a..."-Le estaba gritando cuando de repente vi como el cuerpo de mi hermano comenzaba a convulsionarse.
Tirado en el suelo, su cuerpo temblaba, y juro que pude escuchar el crujir de sus costillas, como si estas estuviesen cambiando de lugar.
Y cuando mis ojos observaron al lobo de color gris, de un tamaño increíble, tal que me llegaba casi a la cintura, y con aquellos ojos azul oscuro que ambos habíamos heredado de mi madre… supe que había dos opciones para explicar lo que mis ojos estaban viendo: ¿La primera? que estaba soñando, ¿Y la segunda? que él no mentía y que en verdad...es el un hombre lobo. Pronto descubrí que para mí desgracia, ganaría la segunda opción.
Para mí, los hombres lobos al igual que los vampiros o cualquier otro ser fantástico, solo existían en los libros y las películas, no en la vida real.
Pero eso no es excusa para perdonar su abandono. El prefirió huir y abandonarme antes que confiar en mí.
Cuando le pregunté si mis padres también habían sido hombres lobos, él había asentido con una mirada triste y perdida.
-"Hablaremos de eso después, Kelly "Fue lo único que dijo.
Todavía pienso sino había sido un error seguirle hasta aquí.
Aún no me cabe en la cabeza eso de que cuándo cumpla los dieciocho, en poco menos de un mes, me transformare en una enorme loba como Johan. ¿Y si por alguna razón no heredo el gen del hombre lobo? La verdad es que no es muy gratificante pensar en cómo todo tu cuerpo sufrirá un cambio tan drástico.
Así que si no heredo el gen... sinceramente, me sentiré muy aliviada.
Se me escapa un suspiro involuntario.
-Tranquila.- Murmuró al tiempo que alargaba su mano para tomar una de las mías. La alejo rápidamente, evitando el contacto entre los dos. Hace una mueca de dolor, la cual sustituyó rápidamente por una sonrisa forzada.- Te dije que lo sentía...
Salgo de la furgoneta antes de que terminase su excusa. ¿Es que piensa que con un "lo siento" voy a olvidar todos esos años sola? ¿O que olvidaré que no confió en mí?
Cojo del maletero mi pequeño bolso de ropa al tiempo que ignoraba las miradas de las personas a mi alrededor, cuyas murmuraciones me llegaban al oído como un molesto enjambre de moscas. Johan no tardó mucho en posicionarse a mi lado.
-Permiso, paso, lo siento, ¡hay mierda!- Mi vista se centra en un chico que salía a empujones de entre la multitud. Tocándose la frente con gesto de dolor se acercó a nosotros.
Su pelo es corto y negro; sus ojos son grandes, de un color café oscuro. No parece mayor de dieciséis años.
-Este es Bruno, el hermano menor del Alpha.- Johan murmuró a mi lado.
-Johan.- Saludó el tal Bruno, que con una enorme sonrisa, estrechó en un fuerte abrazo de hombres a Johan.- ¿Ella es la hermana de la que tanto hablabas?- Pregunta con mirada coqueta.- ¿No me la presentas?
Mi hermano le revolvió el corto pelo negro.- Ella es Kelly, y nada de coquetería.- Ruedo los ojos.-Es tres años mayor que tú.
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Editado: 01.06.2020