—¿Todo bien? - preguntó Bruno apenas salí del auto. No recuerdo cuantas horas viajamos pero lo que si sé, es que mi pequeño trasero está bastante adolorido.
Bruno aún me observaba esperando una respuesta. No sabía que contestar, me sentía mas triste que nunca y dudaba de mi capacidad para hablar en estos momentos, así que solo asentí con la cabeza y continué caminando detrás de Carlos y el extraño sujeto al que rescatamos.
Esta vez nos alojamos en otra ciudad mas lejos de Tijuana, a decir verdad, las calles parecían un desierto, solo esperaba que por nuestro lado pasara una bola rodante.
¡Já! ¡Mirenme , acabo de hacer un chiste en la mente! ¿Voy mejorando mi estado de animo, verdad?
—Estaremos bien - suspire intentando llenarme de fuerza.
—¿Dijiste algo? - Carlos me observaba con el ceño fruncido - ¿te encuentras bien?
¿En serio?
—Claro que estoy bien - sisee molesta - ¿donde demonios nos alojaremos?
—Tranquila, ya llegamos...
—Tiene que ser una broma - susurré horrorizada cuando Carlos y el extraño entraron en una pequeña casa antigua...¡muy antigua!
Sus paredes eran rojas, entramos y vimos los cuadros, diseños, escaleras, todo reflejaba una sola cosa:
—¡Un prostíbulo!
—No exageres - dijo Carlos rodando los ojos - se que parece un cuchitril, pero estaremos seguros aquí por un buen tiempo.
—¿Donde esta Charlie? - soltó Bruno dejándose caer en un sillón de cuero antiguo, también de color rojo.
—Vimos un almacén a unas pocas cuadras y él decidió bajar a comprar aperitivos. - estábamos tan dormidos que nunca nos percatamos de aquello.
Bruno asintió y continuamos investigando la casa. Tiempo después Charlie llegó con dos bolsa de alimentos y otra pequeña bolsa con dos potes de helado.
Todos estaban sentados acomodando la mesa, que por supuesto tenía que ser roja, y procedieron a abrir las caja de pizzas que había comprado Charlie.
—Sofia, ¿no comes? - preguntó Bruno al verme recargada en el marco de la puerta.
—No tengo hambre - Murmuré.
—Debes comer - dijo Carlos frunciendo el ceño - estas muy delgada...
—¿Tú también lo sabías, verdad? - las palabras escaparon de mi boca por si solas. Pude ver la mirada de entendimiento de Carlos, sabía de lo que hablaba.
—Sientate - carraspeo - tenemos que hablar
—Vaya, ahora si tenemos que hablar - reí sin ganas - dime, ¿hace cuanto que lo sabes? - interrogué
Bruno y Owen nos miraban sin entender nada, pero tampoco interrumpían. Pude sentir de reojo la mirada de Charlie sobre mi, pero la ignoré.
—Sofia, debes calmarte...
—¡Dime! - grité esta vez, sintiendo las estúpidas lágrimas de frustración - ¿hace cuanto lo sabes?
—Desde hace dos años - confesó avergonzado. - lo siento, en verdad lo siento.
No contesté nada, traté de procesar la información, sentía mucha carga, me sentía estúpida, humillada. ¿Hace dos años sabía que yo era adoptada?
—¿Y tú? - susurré mirando por primera vez a Charlie.
Me dolía verlo en ese estado, lucía triste y con moretones y rasguños en su rostro, todo provocado por mi. -¿hace cuanto que lo sabes?
—Lo supe el día en que tomamos el avión - admitió bajando la cabeza.
¿Desde el día que tomamos el avión? ¡Eso fue hace dos meses!
No sabía que contestar. Me sentía sola, sin familia y sin amigos.
Subí las escaleras ignorando los llamados de ambos y me metí en la primera habitación que encontré. Una enorme habitación con cama matrimonial. Le puse seguro a la puerta y me descalce para dirigirme al cuarto de baño, rápidamente m deshice de mi ropa y me sumergí en la tina. Lave mi cabello suavemente, sentía un pequeño ardor en la cabeza, lleve mi mano a la zona y cuando miré mis dedos hice una mueca de asco, había sangre. Un pequeño corte que me recordaba lo mal que me comporté con Charlie.
¿En que momento llegamos a esto?
¿Por que me ocultó algo tan importante?
Era triste, pero ya no podía confiar en nadie.
N/A: faltan tres capítulos para el final y luego viene el epílogo 💣
Tranquis que hay segunda parte 👌
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