—Bien, entonces...¿Nos metemos en la mafia para buscar a Joe? - dijo Bruno emocionado - esto será súper...
—¡No! - lo cortó Carlos - no nos arriesgaremos, Owen y su equipo sabrán manejarse con eso - dijo mirando a este, que se encontraba paseándose por la sala.
—Exacto - sonrió - son muy valientes,chicos, estoy sorprendido de que hayan llegado tan lejos - admitió con una risa incrédula - deben tomarse un respiro, un paso en falso y hasta aquí llego nuestra aventura.
—¿Entonces que haremos? - lo miré con reproche - ¡quiero encontrar a mi hermana!
—y la encontrarás - aseguró - solo que ahora nos toca a nosotros continuar - dijo señalando a Carlos - él me dará las pruebas sobre el secuestro de Ana dónde involucran al señor Thomas Till y partiremos desde ahí, podremos abrir nuevamente el caso y...
—Esperen - Bruno le lanzó una mirada inquisitiva - ¿Cómo sabremos que eres de fiar? ¿Cómo sabremos que no destruiras las pruebas?
—Eso es lo más complicado - suspiró - tendrán que confiar en mí
—Es tan injusto - bufé - pero no tenemos opción.
—¿Estás segura? - Bruno me miraba molesto - ¿llegamos hasta aquí para dejar todo en manos de un desconocido?
—Tenemos copias de las pruebas - carraspeó Carlos - pero todo depende de tí, Sofi - Carlos apretó mi mano, brindándome apoyo - lo que sea que decidas, estaremos contigo.
Aún seguía molesta con él y con Charlie, pero sabía que ambos estarían conmigo siempre. Solté un suspiro fuerte y le devolví el apretón a Carlos.
—Lo haremos - dije convencida - confiaremos en tí, no nos falles.
—¡Es una error muy grande! - gruñó Bruno, levantándose de golpe y dirigiéndose hacia la puerta principal.
—¿A dónde vas? - dijo Charlie frunciendo el ceño - debemos quedarnos aquí hasta que...
—¡Me importa una mierda! - gritó furioso azotando la puerta en su camino.
—¿Y a este que le pasa? - siseó Carlos.
Me extrañaba su comportamiento, pero se lo deje pasar.
Bruno se preocupaba por mi, tendría que hablar pronto con él, ya no quería más peleas.
—¿Cuando te irás? - pregunto Charlie, minutos después.
—En una hora - confirmó Owen - llevaré los documentos a Inglaterra, el consulado está al tanto de todo y me brindará su apoyo - explicó pasándose una mano por la barbilla - ahora solo queda llegar en buenos términos...
—¿A qué te refieres? - murmuré, pero ya me daba una idea de cuál sería la respuesta.
—Tendré que ser rápido, la secta ya debe saber que yo me llevaré las pruebas, necesitamos una distracción.
—¿Distracción? - Carlos enarcó una ceja
—Me exhibire - dije
—Nos exhibiremos - corrigió Charlie, mirándome con...¿ternura? - Se que aún sigues enojada, pero no te dejaré sola, ninguno de nosotros lo haremos.
—De acuerdo - bufé.
Una hora más tarde nos encontrábamos en un pequeño lago, a diez metros de distancia de nuestra nueva-vieja casa. Todos llevábamos trajes de baño: los chicos bañadores y yo una bikini negra junto con mi short de jean.
Bruno no estaba.
—¿Que se supone que hacemos en el lago? - Charlie miraba a todos lados, como esperando un ataque.
—Hay espías cerca - murmuró Owen, quien aparte del short, llevaba una remera larga dónde ocultaba las pruebas - solo buscamos que nos tomen fotos y luego yo iré por ese camino - señaló a una parte del bosque, dónde se veía pura pastura verde - y ustedes seguirán en el lago.
—Tendremos que llamar mucho la atención así Owen puede pasar desapercibido y huir hacia ese camino - explicó Carlos.
—Bruno sería una distracción - murmuré extrañada por su ausencia.
Fijé mi vista en Charlie y me sorprendió al ver su rostro contorsionado, parecía enfadado, como si le molestará la mención de Bruno en la conversación.
—¿Que les parece una carrera? - sugerí - podríamos correr hacia allí y... - no pude terminar la frase porque Carlos me empujó y caí de trasero en el pasto.
—Pero que demo...
—¡Voy ganando! - gritó corriendo hacia el lago.
¡Maldito tramposo!
—¡Ni lo sueñes! - grité en respuesta y corrí como nunca hasta llegar a pasarlo un poco, pero entonces Charlie nos alcanzó a ambos y nos arrojó al lago.
Los tres sacamos la cabeza a la superficie y reímos a carcajadas. Pero nos detuvimos cuando nos percatamos de la ausencia de Owen.
—¿Dónde está? - susurré.
—Esa fue su señal - dijo Carlos haciendo una mueca que se asemejaba a una sonrisa - se ha ido.
—¿Crees que llegará a Inglaterra? - pregunté preocupada.
—Confio en él - contestó.
Estaba por preguntarle cómo fue que se conocieron cuando de repente oímos pasos cerca de nosotros, alguien corría...y no era solo una persona.
—Larguemonos de aquí - ordenó Carlos saliendo del lago.
Charlie me dió la mano y corrimos hacia donde estaba tirada nuestra ropa, pero un grito nos detuvo.
—Estan aquí - gritó un tipo enmascarado - ¡atrapen a todos!
—¡Al auto, ahora! - gritó Carlos.
No pensamos dos veces, dejamos nuestra ropa tirada y corrimos en dirección al auto, Charlie se puso al frente y yo de copiloto.
—¡Sube! - gritamos a Carlos, pero este nos miró con tristeza.
—Nos encontrarán más fácil - dijo - ustedes vayan a la casa, busquen a Bruno y huyan bien lejos de aquí.
—¿Que? - gritó Charlie - ¿En qué mierda estás pensando?
—Solo vayanse, yo los despistaré...por favor, hermano - rogó desesperado - cuidala.
—Carlos, no - dije con la voz quebrada.
A lo lejos se escuchaban más gritos y corridas.
—Vamos - dijo Charlie resignado. - te encontraremos - aseguró observando a su hermano. - lo prometo.
Aquella promesa...
Otra vez estaba sucediendo.
—Comuniquense con este hombre - dijo Carlos tendiendome una pequeña tarjeta - solo confíen en él, en nadie más. - advirtió.
Charlie asintió y puso el auto en marcha, nos alejamos a toda velocidad. Por el espejo retrovisor pude ver a Carlos corriendo hacia una dirección opuesta, detrás suyo iban unos cinco o seis hombres.