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A veces, cierro la puerta y caigo en mis pensamientos
Pensando en mí mismo en el escenario
Incluso te gustaron mis momentos torpes
Pero me pregunto si aún merezco ese amor.
—Promise, Exo
Con las manos apoyadas en el marco de la ventana dejando que la brisa acariciara su blanquecino y delicado rostro mientras éste con los ojos cerrados pensaba en nada y a la vez en muchas cosas.
Tenía que tomar una decisión, dejar a la persona que ama y hacerle daño sin que se enterara de nada o estar con él y no poder hacer mucho por protegerlo de las maldades de su progenitor.
No tenía muchas opciones, abrió los ojos ya con una decisión tomada.
Agarró su teléfono móvil de la mesita de noche digitó un número que ya conocía de memoria y llamó. La otra persona al segundo timbre contestó.
>>— Hola amor ¿Cómo estás? —se escuchó una voz ronca masculina.
—Hola, Estoy bien. Quiero hablar de algo contigo ¿podríamos vernos?— fue directo al grano.
>>—¿Pasó algo malo? — su tono despreocupado pasó a la de preocupación en segundos.
—Nada—mintió— tengo que decirte algo ¿podríamos vernos en el parque de siempre en veinte minutos?
>>—Claro. ¿Pero seguro no pasa nada?— insistió.
—Si. Nos vemos en veinte minutos— y colgó sin esperar al otro a que digiera algo.
Lo siento. Murmuro mirando el móvil con ojos bañados en lágrimas.
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Al bajar del taxi caminó hasta llegar a un solitario y alejado lugar en el parque donde le esperaba su novio. Divisó a una alta figura morena con rasgos latinos, cabello marrón, a unos metros de él cerca de un enorme árbol de cerezo, al llegar a su lado, el otro intentó besarlo pero se apartó confundiendo al moreno.
—Ahora si dime que está pasando para que te comportes así.
El moreno se cruzó de brazos esperando las palabras de su pequeño novio.
—Quiero terminar esta tontería— palabras directas y dolorosas.
—¿Qué? — La sorpresa del alto era genuina—Debes estar bromeando. Eres un gran actor y adoro que así sea pero ya deja de actuar por favor. — Intentó abrazar al bajito, pero fue detenido por la mano del blanquecino.
—Esto es enserio. Nunca debí seguir con esta tontería.
El alto vio la determinación en la mirada del azabache y su semblante cambio por completo.
—¿Llamas tontería a lo que tuvimos tanto tiempo? — replicó más que ofendido y decepcionado.
—Porque así lo es. — Ignorando lo que causaba su mirada de decepción en él, siguió— Fue una tontería estar contigo y desperdiciar mi tiempo valioso.
—¿Por qué dices eso? — intentó acercarse más pero el azabache retrocedió unos pasos.
—Porque ya no te amo. Es más creo que nunca lo hice.
—¡Mientes! —exclamó acercándose con rapidez y agarrando de los hombros con furia al bajito. —¡Mientes! — volvió a repetir con dolor.
—Me importa un pepino si me crees o no— declaró sin inmutarse apartando bruscamente las manos del moreno— Espero y no me busques.
—¿Por qué haces esto?
—Si insistes en saber te lo diré. Me gusta alguien más, una chica para ser precisos. ¡Soy normal!— alzó sus brazos como si estuviese festejando una victoria.
—No puedes estar diciendo eso, ¡tú me amas!, ¿Qué paso con nuestra promesa?— Volvió a agarrarlo de los hombros con fuerza esta vez zarandeándolo.
—Me haces daño, ¡Suéltame!—pero el alto no le hizo caso—Deja de ser patético y ¡Entiende que no te amo!— su rostro mostraba asco y desprecio.
El alto no soporto ver esa mirada en la persona que más amaba, lo soltó despacio con la mirada baja.
—¿¡Qué te pasa enano!? ¿¡Por qué tratas así a Simón!?— se escuchó una voz femenina que iba haciendo su presencia más visible con cada paso que daba hacia ellos.
—Solo hago algo que debí haber hecho hace mucho— encaró a la fémina ignorando al moreno.
—No sé qué te está pasando pero no eres nadie ¡Absolutamente nadie para tratarlo así!— masculló con desprecio.
—Mejor no te metas donde no te llaman.
—Yo me meto donde y con quien sea para defender a Simón— se acercó al moreno para cogerlo de la mano.
No estaba en sus planes que la fémina apareciera justo en ese instante, pero vio una oportunidad que no debía desaprovechar y siguió con su actuación.
—Solo quie…