[ Pronoia ]

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Soy Kim Namjoon actualmente tengo 30 años, estoy felizmente casado y con una hija maravillosa, y puedo decir orgullosamente que todas las mejores cosas de mi vida han empezado en un ascensor; yo las llamo maravillas ya que es lo que hicieron con mi vida. La primera maravilla en mi vida y gracias a la que ocurrieron las demás fue cuando conocí a mi esposo.

Todo empezó cuando era apenas un chiquillo de 16 años, recuerdo que estaba en un centro comercial y me estaba dirigiendo hacia el quinto piso del establecimiento, tenía que comprar un camisa negra que un profesor nos había pedido para estar uniformes ahi conoci a Seokjin, él trabajaba en la tienda a la que yo me estaba dirigiendo, al principio fue muy graciosos,, creí que me estaba siguiendo y me voltee a reclamarle.

—Tranquilo, yo trabajo allá— me dijo indicando a la tienda —no te estoy siguiendo— me explico.

No habrían palabras para explicar cuán avergonzado me sentí, al parecer el lo noto y me pidió que me calmara, que no era mi culpa; sin embargo no fue suficiente, yo aun seguía muy apenado y había dejado que él caminara delante mio para no tener que verle a la cara.

Una vez llegamos al lugar, él desapareció por un pasillo que no había visto antes, supuse que él por ahí entraba asi que segui mi camino, buscando la dichosa prenda, cuando la encontré me dirigí rápido a la caja, debía regresar a casa lo más rápido ya que había prometido ayudar a mamá con la cena.

—Oh el chico al que seguí— me dijo detrás de la caja registradora con una sonrisa mas bien burlona, no pude evitar que se me calentara la sangre pero no hice nada, solo no le respondi y espere a que me dijera el monto que tenía que pagar, una vez me lo dijo y le pague empeze a caminar rápido para alejarme lo más pronto del chico.

—Oye, no te enojes, lo siento— dijo ya sin una pizca de burla en su voz

—No te preocupes, ahora si me disculpas debo irme— intenté esquivarlo para poder irme de una vez

—Ey, no corras— me detuvo —dejame disculparme como se debe ¿bien? Te invito un café,cuando acabe mi turno— sinceramente no creía que haberme molestado un poco era tanto como para que se disculpara "como se debe" pero quién era yo para decirle que no a un café, el único problema ahí era que yo de verdad debía de regresar a casa.
—No puedo, veras prometí regresar a casa rápido— le explique, él pareció decepcionado pero luego sonrió, se le había ocurrido algo (incluso hoy en día sigo pensando que es una de las mejores cosas que se le ocurrió)

—Quedemos otro día, ya no para un café, podríamos ir a algún otro lugar— me dijo, ahora debo decir que lo dude mucho, eso me sonaba mucho a una cita y yo no había tenido mi primera cita y tampoco era gay, o eso creía en ese entonces.

—No lo tomes a mal ¿bien? pero yo no soy gay, no quiero que te hagas ideas erróneas— explique —es suficiente con que te hayas disculpado— a todo esto su ceño fruncido lo hacía ver algo confundido acerca de lo que yo estaba hablando.

—Yo no quiero una cita contigo chico— me dijo; quizá el de ideas erróneas era yo y no él, dos vergüenzas en un mismo día, nada mal Kim Namjoon —solo salimos, como amigos quiero decir, tambien llevare a un amigo si asi se te hace menos incómodo.

Fue en ese punto que preferí aceptar y no hacer más conjeturas, ya la había cagado lo suficiente —Cuándo y dónde 
—En el parque que está a unas cuadras de aquí, el sábado a las 10— sonrió —quizá vayamos a otro lugar, trae dinero.

Luego solo me despedí y marché a mi casa, los días siguientes fueron completamente normales hasta que llegó el sábado, fui al parque tal como Seokjin me lo había indicado; ahora que lo pienso me arriesgue demasiado, él pudo simplemente secuestrarme y vender mis órganos.

—Ey chico, por aqui— me llamó, me dirigí hacia él dándome cuenta que a su lado estaba otro chico parado de espaldas, probablemente el amigo de Seokjin —Hola— me alcanzó dejando a varios pasos a su amigo que cuando volteo dirigió sus ojos hacia mí y me dio la sonrisa más bonita que había visto en toda mi vida.
—¿Quién es él?— le pregunté ignorando por completo su saludo.

—Te dije que traería a un amigo— me dijo.

—Es precioso— le confesé medio atontado,Seokjin volteó su cabeza hacia mí sorprendido.

—Pero… tú no eres gay—

—Ya lo soy—

Y así fue como conocí a Hoseok, el sol que llegó a alegrar mis días con su bonita sonrisa, el hombre que sin pensarlo me hizo muy feliz, con quien me case y con quien tengo la familia más bonita.



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En el texto hay: bl, adolescentes lgbt

Editado: 20.09.2020

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