LO INESPERADO.
2 días después
Los rayos del alba iluminaban la amplia plaza donde se reunía una multitud expectante y ansiosa. El Emperador Kasai, con su imponente presencia, surgió entre las sombras del palacio real para anunciar con voz firme y resonante el inicio de la segunda fase del torneo.
— "Querida multitud". — Proclamó Kasai, su voz reverberando por todo el lugar. — "Es mi placer anunciarles el comienzo de esta segunda fase del torneo." — Los murmullos de emoción recorrieron la multitud, cada individuo respirando con la expectativa palpable del próximo desafío.
Con elegancia y precisión, Kasai detalló las reglas de las luchas individuales que prometían desafiar a los 88 valientes participantes.
Balotas numeradas decidirían los enfrentamientos, hay desde el número uno hasta el cuerenta y cuatro duplicados para decidir los contrincantes, el uno contra el uno y así sucesivamente.
Los guerreros, con determinación en sus ojos, extrajeron las balotas y descubrieron sus destinos en la arena del combate.
Tarik, líder de su equipo, consultó a sus compañeros sobre los números que les fueron asignados. Hiroto, con el número uno en sus manos, encabezaba la primera contienda. Bajo la atenta mirada del Emperador Kasai, los dos primeros combatientes se dirigieron a la plataforma, listos para desatar sus habilidades y destrezas en una lucha a vida o muerte.
"Hiroto del Refugio Tierra Fuerte y Nuz del Refugio de Hierro", anunció Kasai, señalando a los contendientes. Las reglas eran simples: abandonar la plataforma, rendirse o perecer eran las formas de perder este combate. Con un gesto, el emperador dio inicio al duelo.
Hiroto desató una furia controlada, lanzando rocas con una destreza que desafiaba la realidad misma. Nuz, hábil en sus defensas de hierro, creó escudos imponentes para frenar los embates del adversario.
Hiroto lanzaba rápidamente rocas pequeñas como del tamaño de una moneda, pero rápidas como balas de un arma de fuego.
Nuz expresó suavemente, que piensa? Sus rocas son rápidas, pero no lograrán golpear.
En un momento desconcertante, una de las rocas qué iba pasando creció grandemente, destruyendo una de las defensas de Nuz qué había hecho con su poder de hierro, y rompiendo su brazo.
— ¿Qué?, ¿como hizo eso? — Expresó Nuz quedando aturdido por el golpe.
Nuz intento hacer una barricadas alrededor de su cuerpo, como en volviéndose el mismo en el hierro, pero habían muchas rocas a su alrededor.
— Es muy tarde. — Dijo Hiroto.
Las miles de rocas al rededor de Nuz crecieron, chocandose cada una en conjunto, aplastando el cuerpo de Nuz.
El cual fue sacado de en medio de las rocas, llevado rápidamente a atención médica, ya que estaba muy mal herido.
El combate culminó con la victoria de Hiroto, su valentía y habilidad aclamadas por la multitud. Nuz fue llevado en desgracia, herido y vencido, mientras Hiroto era recibido con honor y reconocimiento por sus camaradas.
Felicidades al ganador de esta primera ronda, — Dijo el emperador Kasai — por favor pasen los dos números dos a la plataforma de lucha.
La segunda contienda trajo a Neli y Bell al centro del escenario, dos guerreros dispuestos.
El aire vibraba con una tensión palpable, como si la misma tierra temblara ante el choque de voluntades que se avecinaba.
— "Comiencen la batalla". — Expresó el emperador con voz firme, sus palabras resonando en el campo de batalla como un eco ancestral que desafiaba al tiempo mismo.
En ese instante, Neli surgió con gracia entre las brumas, elevándose con majestuosidad sobre el viento que la envolvía. Su presencia era como la encarnación de la propia naturaleza rebelándose con furia en medio del conflicto.
Desde el otro extremo del campo de batalla, Bell emergió con sigilo, lanzando proyectiles ácidos que surcaban el aire con un siseo mortífero. Pero Neli, con la destreza de un ángel vengador, esquivó los ataques enemigos, protegiéndose con la danza de las nubes que bailaban a su alrededor.
Con un gesto elegante, Neli desenfundó su arco, una reliquia ancestral imbuida de un poder inmenso que resonaba en cada fibra de su ser. Las flechas, como relámpagos de ira, surcaron el cielo con una velocidad sobrenatural, buscando su blanco con precisión letal.
Bell, con su agilidad, intentó esquivar los proyectiles mortales que se abatían sobre él. Sin embargo, la astucia de Neli superaba cualquier artimaña, y una flecha, hábilmente camuflada entre las corrientes de viento, encontró su objetivo en la espalda de Bell, atravesando su cuerpo con un silbido victorioso que resonó en la batalla.
El silencio se apoderó del campo de batalla, solo roto por el gemido de Bell mientras caía derrotado, vencido por la destreza y el poder de su rival. El emperador, testigo de la escena, pronunció con solemnidad.
— "Esta es la segunda Victoria para el Refugio Tierra Fuerte".
Leo, compañero de armas de Neli, se acercó con una sonrisa de complicidad y le felicitó por su victoria. Neli, con humildad y determinación en sus ojos, miró hacia el horizonte y dijo; — "Ahora es tu turno, Kyomi".
El emperador se alzaba en todo su esplendor, observando con ojos de águila la contienda que estaba por comenzar.
— "Que dé inicio el combate". —Resonó su voz autoritaria, dando inicio al enfrentamiento entre dos potencias guerreras: Kyomi del Refugio Tierra Fuerte y Zen del Refugio de los Psíquicos.
“Este era el tercer combate de los cuarenta y cuatro”.
La joven Kyomi se lanzó con valentía a la ofensiva, desatando furiosas ráfagas de hielo que cortaban el aire con su fría elegancia. Sin embargo, Zen era un adversario formidable, un maestro de la mente cuyos poderes psíquicos rivalizaban con los elementos mismos. Con un gesto apenas perceptible, detuvo las ráfagas de hielo en pleno vuelo, desafiando la fuerza de su oponente.
Incluso cuando un trozo de hielo regresó como un proyectil mortal hacia el, Zen lo desvió con un mero pensamiento, haciendo impacto en el delicado tobillo de la joven combatiente. Un grito ahogado escapó de sus labios mientras el dolor se apoderaba de su ser. — "¿En qué momento...?". — Murmuró, sorprendida por el contraataque certero de su rival.