Propósito Celestial

FIN, 1RA TEMPORADA.

EL DÍA QUE NOS DESPEDIMOS

Habían pasado ya dos días y las consecuencias del tumultuoso torneo resonaban en el hospital, donde Adael y Leo yacían heridos, luchando por su recuperación.

El torneo había sido cancelado por la gran devastación que habían causado Esteban y Frank.
El comandante Tariq, preocupado por el estado de sus discípulos, se acercó a la enfermera Syndi en busca de noticias alentadoras.

— ¿Cómo están Adael y Leo, querida enfermera? — Inquirió con seriedad el líder de Tierra Fuerte.

Con voz suave pero firme, Syndi respondió:

— "Adael está estable, despertará pronto; sin embargo, la situación de Leo es más delicada. Gran parte de su sangre cerca del estómago se ha congelado a causa del poder helado, pero confiemos en que el destino les sea propicio a ambos".

Agradecido, Tariq asintió respetuosamente y se unió al grupo, que aguardaba a las afueras del centro de salud. Las sombras de la incertidumbre proyectaban un manto sobre ellos, recordándoles la turbulencia reciente.

— "Tariq, ha sido un honor ser tu discípulo". — Expresó Tetsu con melancolía en su voz — “Es hora de regresar a mi refugio".

El comandante, con sabiduría serena en sus ojos, respondió:

— "Entiendo tu decisión, Tetsu. Guiar al vástago del emperador Kasai ha sido un honor para mí también". — Sin embargo, la noticia de la partida de Tetsu provocó la sorpresa angustiada de Suyen:

—"¿Te vas, Tetsu?".

Con la certeza calmada, Tetsu explicó con nobleza sus propósitos:

— "Debo fortalecerme, entrenar con mi padre Kasai y reconstruir lo que fue destruido en el Refugio de Fuego".

Las lágrimas de Nan, impotentes ante la cadena de eventos desafortunados, reflejaban la fragilidad del momento.

—"Todo esto no es justo", Se llevaron a Kyomi y ahora tu también te vas.

Eisen, con palabras de consuelo, recordó la necesidad de fortalecerse, de buscar la excelencia.

— No llores Nan, tiene razón Tetsu, es importante el fortalecernos, recuerda que el objetivo es exterminar a los demonios y debemos ver que será de Kyomi.

— Seguramente Adael querrá ir a rescatar a Kyomi. — Inquirió Suyen.

En aquel momento como sombra Esteban aparece de la nada.

— Adael no irá a ningún lado, comandante Tariq presentó esta carta, necesito su autorización para llevarme a Adael.

— ¿Porque quieres llevarte a Adael?. — Pregunto Tariq.

Esteban — Lo conozco y necesito entrenarlo, hay cosas por venir y necesito hacerlo fuerte para entonces.

El diálogo se entrelazó con sutileza, Tariq planteando la necesidad de que Adael tomara la decisión por sí mismo.

— Entiendo lo que dices Tariq, pero ese chico no va a razonar, seguramente querrá ir tras Kyomi, y será como dejar ir a un cordero al matadero. — Inquirió Esteban.

— Puede ser cierto, pero aún necesito mirar si es como dices. — Respondió Tariq.

— Tengo una propuesta, si reacciona como digo me lo llevaré sin titubear, sino dejaremos que el decida. —
Una tregua se forjó en la mirada de Tariq, aceptando la propuesta de Esteban con la certeza de que el bienestar de Adael era la prioridad.

Esteban se dirigió a los demás, reconociendo su valía como luchadores pero señalando la necesidad de fortalecer sus habilidades y ganar experiencia en la lucha.

— Yo elegí a Adael como discípulo, tal vez otros maestros vengan a escogerlos, anímense deben fortalecerse, entiendo el hecho de que quieran estar juntos, pero no avanzarán así. — Comento Esteban.

Tariq — El tiene razón, yo ya no le puedo dar más de lo que saben, necesitan vivir más experiencias y fortalecer su poder. Así que si algún maestro fuerte les propone que sean sus discípulos, acepten sin rechistar.

— No quiero otro maestro, usted me recibió, tampoco hay otro lugar donde pueda ir. — Inquirió Suyen.

Al amanecer el día transcurría plácido en el hospital hasta que inesperadamente, el poder de Adael escapó de su control, desatando una explosión que hizo temblar incluso los cimientos de la edificación, derribando una pared con estruendo. El caos era inminente, pero la intervención de Esteban fue rápida y certera. De un gesto ágil, dejó inconsciente a Adael con un golpe preciso en su cuello, mostrando una destreza imponente.

Los compañeros de Adael llegaron presurosos, presenciando la escena con rostros preocupados. Esteban, con un gesto estoico, les dirigió unas palabras que resonaron en el ambiente tenso, dejando en claro su determinación sin fisuras.

Adael fue depositado nuevamente en la camilla, con cuidado y esmero, ya que su recuperación no era completa. Tariq, con un gesto de resignación pero también de generosidad, accedió a firmar la carta que permitiría a Esteban llevarse a Adael consigo de forma legal. Las palabras de agradecimiento de Esteban resonaron en el aire cargado de preocupación, prometiendo proteger a Adael con su propia vida si fuese necesario.

Antes de partir, Nan entregó una carta a Esteban, un mensaje precioso de Kyomi que parecía prever los acontecimientos ya pasados.

Los momentos de despedida fueron emotivos, con lágrimas en los ojos y corazones entrelazados en un vínculo de amistad indeleble.

Despidiéndose de Esteban, salieron a la residencia donde estaban sus maletas y sus cosas. El torneo había sido cancelado ya no había razón para permanecer en el territorio de fuego.
En aquella residencia, Tariq agradecía a sus discípulos.

— Ah sido un placer estar con ustedes chicos, el ser su maestro me ah enseñado muchas cosas, he podido ver que cada uno ha escogido un rumbo, así que yo también iré a otro lado, vuélvanse fuertes, peleen la buena batalla, no se rindan y espero verlos.

Tariq, decidido a fortalecerse en su hogar, ofreció su protección y compañía a Neli y Suyen, quienes aceptaron con gratitud su oferta. Las incertidumbres y las despedidas resonaron en el aire, mientras el grupo se deshacía lentamente, cada uno rumbo a un destino desconocido pero cargado de promesas y desafíos.




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