Propuesta del jefe

11

11

Quise creer que podía simplemente olvidarlo.

Que era una de esas cosas que pasan entre dos adultos confundidos, que nadie menciona después. Un error compartido. Un desliz silencioso.

No fue amor. No fue nada.

Eso me repetí mientras preparaba el desayuno a las niñas, con las manos temblorosas y la mirada baja. Me repetí eso mientras servía la leche en las tazas rosadas con ositos, finciendo que la noche anterior no me había quitado el aliento.

—Mamá, ¿hoy vamos a ir al parque? —preguntó Renata con la boca llena de galletitas.

—Tal vez más tarde, mi amor —respondí, sin mirarla.

La cabeza me pesaba. El cuerpo también. Pero lo que más pesaba era la culpa.

Culpa por haber cruzado esa línea. Por haber sentido algo que no debía. Por haber mirado a Iván como si fuera algo más que mi jefe, más que el hombre que me había hecho una propuesta absurda que ahora… ahora se volvía real.

Y eso era lo más peligroso.

Iván no bajó a desayunar. Lo escuché moverme en su habitación, pero no salió. Me sentí aliviada y molesta al mismo tiempo. Aliviada, porque no sabía cómo enfrentarlo. Molesta, porque no sabía si él pensaba lo mismo que yo: que fue un error. Una tontería.

Pasaron las horas y no hablamos.

Ni un mensaje. Ni una mirada.

Y me aferré a eso como si fuera una tabla de salvación. Si él también elegía callar, entonces era más fácil fingir. Borrar más fácil.

O al menos intentarlo.

Ese día salí con las niñas al parque. Llevamos las bicicletas pequeñas y un mantel con galletas rotas. Ellas reían como si el mundo estuviera bien, como si todo fuera simple. Me senté en el pasto y las observadas, con una mezcla de amor y dolor en el pecho.

Estaba empezando a construir algo hermoso con ellas.

Y temía arruinarlo por un capricho del corazón.

—Mamá, ¿Iván va a venir con nosotras mañana? —preguntó Ailén mientras mordía una manzana.

—No sé, hija. Él trabaja mucho —dije, sin saber si intentaba convencerla o convencerme a mí.

Porque la verdad era que, si él volvía a mirarme como anoche, yo no podría resistirme.

Y si no volvía a mirarme así… tampoco.

Esa noche, cuando regresamos, lo encontré en el living con el celular en la mano. Me miró, pero su expresión era neutra, casi distante. Como si yo no hubiera estado en su cama la noche anterior. Como si mis uñas no hubieran recorrido su espalda, como si mi cuerpo no hubiera buscado el suyo hasta perderse.

—Las niñas están cansadas —le dije, sin saludarlo—. Voy a bañarlas y acostarlas.

Asintió. Ni una palabra más.

Fui a bañarlas, les conté un cuento y me quedé sentada en el borde de la cama hasta que ambas cayeron dormidas. Cuando salí del cuarto, lo vi en la cocina, ahora con una copa de vino.

Me acerqué. Dudar. Pero hable.

—Sobre la noche…

Él alzó la mirada, pero no dijo nada.

—Fue un error. ¿Lo sabés, no?

Sus ojos se oscurecieron apenas, pero su rostro seguía sin expresar nada.

—Claro —respondió, y bebió un sorbo de vino—. Lo entiendo.

Me dolio más de lo que esperaba.

—No quiero que esto complique las cosas. Estoy aquí por las niñas, por el acuerdo. Nada más.

—Lo tengo claro, Emilia —dijo, sin mirarme.

Hubiera preferido que discutiera. Que dijera que no fue un error. Que peleara por lo que pasó. Pero no. Lo ganó con esa frialdad suya, esa indiferencia elegante que usaba como escudo.

Y lo peor es que me lo merecía.

Fui yo quien puso distancia.

Fui yo quien quiso borrarlo.

Y ahora, él también parecía querer lo mismo.

Subí a mi habitación con un nudo en el estómago. Me duché, pero el agua no lavó el peso en mi pecho. Me acosté en la cama, sola, con el corazón dividido. Porque aunque mi cabeza insistía en que debía olvidar, mi cuerpo aún recordaba cada roce, cada susurro.

Me tapé con la manta hasta la nariz y apreté los ojos con fuerza.

No pasó.

Eso me repetí, como un mantra.

No pasó.

Pero claro que pasó.

Y lo peor de todo era que quería que pasara otra vez.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.