Soomin había creído que casarse con Jiho, su amigo de la infancia, sería un amor perfecto. Pero pronto descubrió que el amor que los unía se había marchitado, y que él la había traicionado hacía dos años con otra mujer. Soomin hace todo lo posible para divorciarse de él, pero sabrá que no será nada fácil.
Jiho, sin embargo, no era un hombre fácil de enfrentar. Rico, poderoso y con un ego desmedido, dominaba la industria del k-pop. Su carácter posesivo lo llevaba a imponer su voluntad en todo, incluso en la vida de Soomin, quien ya estaba agotada de sus caprichos y obsesiones.
El punto de quiebre llegó tras un incidente que casi le costó la vida. Fue entonces cuando el destino le abrió una puerta inesperada: una propuesta laboral proveniente de alguien aún más influyente que Jiho. Ese hombre era Jungkook, cuya presencia irradiaba poder y misterio.
Entre el miedo y la esperanza, Soomin comprendió que aceptar aquella oferta no solo significaba un nuevo comienzo profesional, sino también la posibilidad de recuperar su libertad y desafiar el control que Jiho ejercía sobre ella.