ETHAN
Nunca me ha gustado Portland o cualquier otra ciudad.
Tantas personas, tantos autos que contaminan el aire, los cielos cubiertos por nubes grises o los ríos ser víctimas de deshechos químicos o de lo que la población consume es atroz en todos los sentidos. Me aborrece ver el poco cuidado que tienen con el mundo.
Es en estos momentos que atravieso las calles que echo de menos el pueblo donde he vivido desde mi nacimiento. Mientras otros huyen de sus pequeños pueblos para venir a estas grandes ciudades yo solo lo extraño con cada parte de mi ser la paz y la armonía que se siente con la naturaleza donde somos conscientes de que nosotros somos los invitados en su hogar y no podemos apropiarnos y destruirlo en beneficio nuestro.
«Paciencia.»
Me recuerdo a mí mismo que pronto estaré de regreso. Ha sido un largo mes fuera de casa realizando negocios y alianzas, pero ya falta poco. Solo debo solucionar unas cosas antes.
«Y también encontrar.»
Mi subconsciente no ayuda en lo absoluto.
Por más que intento no pensar en las consecuencias que esto va a traer siempre está esa vocecita que me obliga a recordarla, hasta mis sueños parecen aliarse para torturarme.
Estaciono mi Lykan High Sport negro enfrente al hotel donde se está hospedado Aiden, bajo rápidamente y me adentro al establecimiento aprovechando que no veo a nadie en recepción.
Mientras rastreo la habitación de Aiden con su aroma le echo un vistazo al lugar. No es un gran hotel, bastante sencillo y por la construcción antigua me atrevo a pensar que antes era una casa; no es el tipo de lugar que Aiden suele frecuentar, pero imagino que lo eligió para dificultarle la búsqueda a su padre en caso lo quiera encontrar para hablar. Astuto.
Conforme subo cada peldaño la tensión en mi cuerpo es cada vez más notoria. Siempre supe que cuando llegara el momento todo cambiaría y que sería para bien. Ahora ya no estoy tan seguro; sin embargo, no dejaré que eso me afecte, al menos no en este momento cuando tenemos una prioridad y problemas mucho más importantes.
Una vez encuentro la habitación toco la puerta sin tardar mucho en ser recibido por él quien me mira confundido ya que no le avisé que vendría tan pronto.
Me abro paso a su costado sin esperar una invitación.
—Háblame sobre la conversación que escuchaste entre Michael y Ashton. —ordeno. Tomo asiento en la silla que está en una esquina cerca de una pequeña ventana con persianas. —Y sé lo más detallista posible.
—Creí que llegarías mañana —cierra la puerta manteniendo su expresión de confusión—. ¿No estabas en Bloodville?
Me encojo de hombros.
—Pediste mi ayuda y aquí estoy, ¿no?
Se cruza de brazos.
—¿Por qué no me dijiste que vendrías hoy?
¿En serio vamos a perder el tiempo con preguntas absurdas?
—¿Acaso debo decirte lo que hago todo el tiempo? —enarco una ceja. —El tiempo apremia. Explícame la situación, Aiden.
Lo deja pasar no muy convencido y comienza a contarme detalle a detalle lo que sucedió en su casa.
Para el final de la historia, estoy enfurecido y con la sensación de que la sangre hierve en mis venas.
—Desde que me hablaste de Ashton siempre supe que era parte de la escoria que destruye a este mundo. —sacudo la cabeza en negación pellizcándome el entrecejo. —Pero jamás creí que podría llegar a tanto.
¿Ofrecer a tu propia hija como intercambio para cerrar negocios? No había nada más imperdonable que ello, es una aberración y total falta de respeto a los derechos de la persona.
En este punto no sabía qué era lo que me enojaba más. Si el hecho de que ese hombre había prácticamente vendido a su hija o el hecho de que hombres tan peligrosos como los Waltz estaban buscándola para llevar a cabo cualquier plan que tengan.
Nunca he conocido a Ashton en persona y espero jamás hacerlo porque dudo mucho pueda contenerme de aniquilarlo con mis propias manos. Sé lo suficiente de ese hombre para compartir el odio que su hijo le tiene. Es un hombre tan despreciable que debería ser eliminado de la faz de la tierra.
—De no ser por Tessa y el chófer créeme que habría acabado con su vida. —la tranquilidad que acompaña a sus palabras no me inquieta.
No dudo que lo habría hecho.
—Hay algo que no cuadra. —me levanto de mi sitio y paseo por la habitación con la madera crujiendo bajo mis zapatos. —Tu padre lo tiene todo y cuando quiere algo lo puede conseguir sin problema alguno y sin ayuda de nadie. ¿Qué pudo ofrecerle Michael?
—Me gustaría saber lo mismo. Hasta donde sé, la empresa está en su mejor momento.
—Debe haber algo que nos ayude en su despacho. Debemos ir.
Me mira incrédulo.
—¿Enloqueciste? ¿Con Ashton y los Waltz merodeando por ahí?
Tiene razón, es un riesgo muy grande. Pero es uno que voy a correr si esto impide que un ser inocente salga más lastimado de lo que ya está. La hermana de Aiden no puede seguir corriendo estos peligros.
—¿Acaso no quieres proteger a tu hermana?
—Claro que quiero. Pero se supone tú eres el razonable y yo el que hace locuras.
—No es una locura.
—¿No es una locura meternos a husmear sabiendo quiénes estarán ahí? —se mofa. —Ethan, hablo en serio, podríamos iniciar una innecesaria guerra entre manadas.
Lo ignoro.
Tomo su celular y busco entre sus contactos el número de Tessa. Me pongo cómodo para hablar con ella haciéndome pasar por mi amigo.
Aiden:
“Tessa, ¿Ashton está en casa?”
Tessa:
“No, cariño. Salió con unos hombres y no avisó que regresaría.”
Esos hombres deben ser Michael y su hermano.
Aiden:
“¿Estás en la casa?”
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Editado: 20.11.2024