MIA
Sigo aturdida por la reacción de Delina. No llegó a decir todo, pero mencionó que soy una mezcla de cinco especies, cada una con una característica en especial que es visible cuando el color de mis ojos.
Licántropo, druida y bruja. Mierda, ¿Qué clase de fenómeno soy?
Intento analizar los datos recién dados. Está muy claro que soy una druida por parte de mi madre, pero sigue siendo un misterio el origen de mi licantropía y brujería. Observo mis manos y mis pies, es una locura pensar que tengo la habilidad de transformarme en un lobo como Ethan y que imagino sucederá pronto cuando el maldito hechizo de bloqueo de Ashton desaparezca.
La idea de convertirme en un lobo me emociona, y mucho. ¿Qué tan grande seré? ¿Cómo será mi fuerza y velocidad? ¿De qué color seré? Estoy tan ansiosa de descubrirlo, la luna llena será dentro de dos días. ¿Cambiaré para ese momento? Ojalá, y también espero que el hechizo de Ashton desaparezca pronto.
Quiero explorar mis habilidades hasta el límite. No olvido el temor que sentí al principio, pero eso no me detendrá. Soy más fuerte de lo que creo, lo sé, no permitiré que mis miedos me detengan. Estoy cansada de depender del resto para mi propia seguridad, quiero ser capaz de defenderme y también defenderlos a ellos.
—Convencí a Delina de que vaya por la tarde a la fortaleza. —La voz de Ethan me toma por sorpresa. Volteo a verlo con los brazos cruzados. —Ella misma hablará con Astartea de tus poderes.
No sé qué habrá hecho Ethan para convencerla y tampoco me interesa saberlo, me conformo con saber que persuadió a la médium de hablar. Necesito que la bruja que será mi mentora esté informada de todo para que me ayude a controlar mis poderes.
—Bien. —asiento conforme— Delina mencionó tres poderes, pero faltaron dos —hago una breve pausa—. ¿Cuáles son el resto?
Por su mirada, sé que no es algo bueno.
—Son poderes oscuros.
Alzo una ceja. ¿Solo eso me dirá?
—Ethan, cuando accedí venir contigo dijiste que no habría secretos entre nosotros. —tomo su rostro con delicadeza para que me mire. —Por favor no rompas tu palabra.
Veo la lucha interna en sus ojos. ¿Tan malo es? Al final se da por vencido y toma mi mano.
—Hablemos en un lugar más tranquilo.
Asiento y le hago un gesto con la mano para que nos guíe.
Caminamos hasta el final del pasaje en completo silencio. La tensión en ambos es muy notoria, su agarre en mi mano es firme y un poco más fuerte, al llevar las mangas de su camisa recogidas hasta el codo, me permite ver las venas de sus brazos marcadas. Nos metemos en un pequeño callejón entre dos locales. Me lleva hasta el fondo donde la luz del sol ya no nos alcanza, no es una zona que esté muy transitada en este momento. Si no lo conociera, juraría que me trajo para asesinarme o hacer otro tipo de cosas.
Y para mi mente y esa zona baja de mi cuerpo, la segunda idea suena muy tentadora.
—Bien. ¿Qué es tan importante que no puedes decírmelo con personas a nuestro alrededor? —pregunto alejando lo más posible ese pensamiento pervertido de mi mente.
Se relame los labios apoyando su mano en la pared detrás de mí. Nuestros cuerpos se acercan un poco más ante ese movimiento, sus ojos tienen un brillo y su aliento choca con mi nariz. Es menta. Peligrosamente atractivo.
Mia, no te desconcentres. Enfócate, muchacha, enfócate.
—Estuve investigando a tu familia materna. —elevo mi mirada a sus ojos, intentando con gran esfuerzo ponerle atención. ¿Por qué mi mente no funciona cuando lo tengo tan cerca? —Aparentemente mi familia ha estado relacionada a la tuya desde hace mucho tiempo porque en sus diarios y registros históricos, repiten lo siguiente: Todas las familias dejan un legado para el mundo y su descendencia, ya sean acciones heroicas, altruistas o catastróficas. En el caso del legado de los Buchannan es la luz u la oscuridad.
Frunzo el ceño, intrigada.
—¿Eso qué quiere decir?
—Tu familia era de un linaje druida puro hasta que una de tus ancestros se transformó en una darach. A partir de ese acontecimiento, tu linaje quedó sucio. Los bebés nacían siendo druidas o darach, y en caso de embarazos múltiples lo mismo. Sin embargo, tú eres ambos.
Parpadeo consternada abriendo la boca ligeramente debido a la conmoción.
Existe un mito de la cultura celta que habla de los darach, no es tan mencionado porque según los investigadores no había información suficiente como para comprobar su existencia. Sin embargo, esos mismos mitos que merodea por internet, dicen que los darach eran lo opuesto a los druidas y que fue por ellos que la cultura tomó la fama de ser satánicos al realizar sacrificios humanos para tomar más poder, un poder originario del mal, del infierno otorgado por la misma diosa, Morrigan.
—Cuatro especies. —jadeo por la boca buscando aire. Se supone estaba lista para cualquier noticia, me equivoqué. —Falta una.
Acaricia mi mejilla.
—La otra está ligada a esta. —Comienza hablar con sutileza, como si tuviera miedo de mi reacción. —Los darach tomaban poder del infierno; tu ancestro se volvió un demonio y...
—De alguna forma también soy un demonio. —afirmo apartándome de él.
Mierda.
—Aiden me contó que manipulaste con facilidad la sangre envenenada de Hillary. —asiento mirándolo de reojo. —Se llama control sangre, es uno de los poderes que se les otorga a los darach ya sea para torturar a sus víctimas, alimentarse ellos mismos o dárselas a los demonios o la diosa del infierno.
Cierro los ojos, como si así pudiera bloquear la información de mi mente. El aire se siente más denso a mi alrededor y empeora mi capacidad de procesar que un poder oscuro se me fue heredado solo porque una loca tatarabuela decidió ser más poderosa sin importarle las consecuencias y, en resultado, me ha condenado.
Lo peor de todo es que esta revelación une las piezas del rompecabezas que soy y me aterra el resultado. Mis pesadillas en donde estoy rodeada de cuerpos mutilados y bañada en su sangre no son solo sueños. Son advertencias. Soy una bomba de tiempo que, si permite que ese lado oscuro en mi interior gane, estoy destinada a ser una fuerza destructiva.
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Editado: 29.11.2024