Protegiendo El Amor (dohkoxshion Yaoi) Dohion

Capitulo 1 (Protegiendo El Amor)

-¡¡¡SHION!!! ¡¡¡NO LO HAGAS!!!- Libra tratando de alcanzar al peliverde, para detenerlo de hacer su deber.

-¡¡¡NO SEAS TERCO DOHKO!!! ¡¡¡SI NO LO HAGO, ESTARÁS POR COMPLETÓ DESPROTEGIDO!!!- Frunció el ceño, preparándose de la forma más rápida en comenzar hacer aquella practica milenaria de su especie.

-¡¡¡JAMÁS PERMITIRÉ QUE HAGAS ESTO!!!- El castaño no logro detener a Aries, antes de que comenzara.

El muro de cristal lo detuvo.

Esto provocando que Dohko solo se enfurecía más, aunque su cuerpo presentaba graves heridas, no tenía oportunidad de descansar aun, la guerra santa llevándose a cabo, ellos lograron destruir algunos enemigos.

Mas el descuido intencional del Chino, logro dañar la armadura de Libra, tal vez no muerta por completó, pero si necesita ser restaurada con urgencia.

Si no, con las condiciones que se presentan y sabiendo que Libra es bastante impulsivo, la posibilidad de que su vida acabe de manera prematura es más grande que antes.

Esto lo sabían ambos, pero al ser uno bastante terco no dejaría que algo así sucediera con quien su corazón anhela.

-¡¡¡SHION!!! ¡¡¡QUITA EL MURO DE CRISTAL, AHORA!!!- Sin importarle los leves daños que dicha técnica defensiva le causaba por golpearla con sus manos desnudas.

Mas el peliverde no le hizo caso.

Como solo ellos comprendían, en situaciones de emergencia se podía acelerar el proceso, costaría un poco más, pero Dohko lo vale por completó, aunque sabía perfectamente que después este no le volviera a dirigir la palabra.

¿Qué más da?

Se dijo en su mente, pues no lo dejaría morir.

Las herramientas celestiales lo acompañan cuando cree que son necesarias.

Cortó sus muñecas y dio parte de su sangre, suficiente para cubrirlas un poco, no están muertas, pero es la única manera de arreglarlas en momentos así.

Comenzó aquella labor, aun escuchando los gritos de desaprobación del castaño.

Los golpes se intensifican, pero no se gira a verlo.

Pasando unos minutos, logro tenerla lista.

Pero ya no escucho los reclamos de Libra, suspiro con una gran pesadez en su cuerpo.

Aries estando en igualdad de condiciones con su cuerpo lastimado, pero su armadura estaba en mejores condiciones antes.

Después de todo, Dohko trato de protegerlo a toda costa, por ese motivo el mayor descuido que nunca antes había tenido con su armadura.

Se sentía verdaderamente culpable.

En cada misión, batalla y ahora en la misma guerra santa, Libra siempre está para defenderlo y protegerlo.

Que no podía entender que al igual que él, es un caballero dorado y es capaz de defenderse a sí mismo.

Jamás negara que su corazón late, cuando Libra lo protege, le brinda esas sonrisas que le confortan que todo estará bien, sin importar el resultado.

Deshizo el muro de cristal, estando en una zona ligeramente segura, podrían descansar unos minutos más.

-Dohko…- Enfrento aquellas esmeraldas que solo lo observaron con enfado.

Se nota imponente aun sin su armadura, se acostumbra a verlo desnudó del tronco, sin embargó eso no significa que su rostro no se sonroje por verlo así.

Suspiro cansado, al fin de cuentas se agotó más, pero no dejaría que lo note.

-Tu armadura esta mejor, puedes ponértela y seguir adelanté- De nuevo hablo, con la voz más neutral que logro articular.

Más de nuevo no existió respuesta alguna, Libra lo miro detenidamente, apretando su mandíbula, afilando aquellas esmeraldas.

Podía notar que sin duda esa forma de actuar, significa que le daría un buen golpe en cuestión de segundos.

Estaría bien, posiblemente se lo merecía por ponerlo en peligro, aunque no se lo pedía, siempre es lo mismo, Dohko lo protege demasiado, quería hacer algo para cuidarlo.

-Si no me hablas está bien, pero no dejaría que algo malo te ocurriera si tu armadura ha sido así dañada- Se gira con cierta molestia en su rostro, no tanto por el castaño que se niega a contestar, si no a sí mismo –Ódiame si quieres, mas no dejare que mueras… No si puedo evitarlo-

Camino con lentitud, seguiría adelante, la batalla está lejos de acabar, en esa ocasión la retirada implicaría la derrota final, no podían dejar solos a sus camaradas que restan, a Pegaso, mucho menos a su Diosa.

Pero su paso fue detenido con un abrazo que le impediría moverse, por detrás fue capturado.

-Jamás vuelvas a reparar mi armadura, con tu sangre…- Aferro su agarre, ocultando su rostro en el largo cabello de aquel peliverde.

Sin importar la tierra y sangre que ha ambos mancha su cuerpo, aún conserva el dulce aroma de Shion, aquel que siempre ha logrado percibir al estar tan cerca.

-No te pediría la tuya- Sus manos fueron directo a las de aquel Chino, dibujando una leve sonrisa en sus labios.

-La daría mil veces, con tal de que tu estés a salvo- Tal vez fue por la emoción del momento, el temor de pensar en un futuro desolador, con la posibilidad de que esa cálida piel y aquella fragancia que le fascina desaparecieran de su vida, pero sus lágrimas se hicieron presentes.

-Está débil, no te hagas el valiente conmigo… Yo…- Sintió como los brazos del contrario se aferraron más y escucho aquel débil sollozo, entendía que significa, esto le hizo sentirse muy mal.

-Nunca te odiaría… Siempre te protegeré- Se trató de componer, pero las lágrimas aún continúan surcando sus mejillas, mas ahora se posición enfrenté de Aries, para que pudiera ver esos cuarzos que ama.

-Ahora se que estas mucho más débil, quiero que descanses un momento, y ambos continuaremos con esta guerra- Sujeto los brazos del Lemuriano, aunque estos estén cubiertos por la armadura de la constelación del carnero.

-Si nos quedamos aquí más tiempo, nuestra Diosa está tratando de ganar esta batalla, no podemos dejarla sola- Confrontando el Chino, suplicándole que debían continuar.

-Tienes razón- Aflojo un poco el agarre al Ariano –Sin embargó, yo te protegeré de cualquier enemigo- Sus ojos brillaban como si estuvieran envueltos en llamas, decidido a cuidar a quien su corazón ama.




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