La colonia donde se encontraba el consejo superior era una de las más avanzadas. Los que vivían allí eran los miembros que dirigían el consejo y sus familias, los soldados que habían decidido unirse al consejo y no pertenecer a ninguna nación, no solo de Ignem y Argos sino también de las colonias pequeñas que siempre resultaban estar en medio de las guerras entre estos dos países, también muchos de los habitantes eran refugiados que lo habían perdido todo por la guerra. Esta colonia también gozaba de relativa paz, ya que gracias a los avances que habían logrado conseguir de los científicos que habían desertado de Ignem, tenían una defensa que era muy difícil de traspasar, por eso es que las negociaciones entre Ignem y Argos se llevaban a cabo en esta colonia, para evitar un ataque a cualquiera de sus mandatarios.
-Buenos días señor presidente- dijo abriendo la puerta del automóvil -ya lo están esperando-
-Gracias-
Salió acompañado por tres guardias y su asistente personal, luego entraron al edificio donde se estaban realizando las negociaciones, era el edificio más alto que había en la colonia, había guardias por todos lados, cuando llegaron al ascensor un hombre los estaba esperando
-Siga por favor- después de que entraron todos, el también entro y presiono el botón que los llevaría al piso cuarenta -Espero que haya descansado bien, la sesión de ayer se extendió más de lo que pensábamos-
-Eso fue gracias a Víctor, las propuestas que presento fueron ridículas, como se le ocurre pensar que puede exigir tener participación en las políticas de nuestro país, sería mejor que dijera de una vez que lo único que le interesa es entrar a Terra para sacar toda la materia oscura-
-No se preocupe, el tratado de Terranova es inviolable, no importa cuántas propuestas presente Ignem, desde que el consejo superior este de parte de Argos no tendrá ningún problema, solo deje que hable, al final ustedes son los que tienen la última palabra, lo que si le aconsejaría es que refuerce las políticas de inmigración, pero solamente para las colonias principales de Ignem, para las colonias secundarias podría tenerles unas consideraciones especiales, pero igual se debe tener un registro de las personas que serán admitidas, no podemos descartar un posible espía, así sea de genes sucios-
-Le agradecería si dejara de utilizar ese término en mi presencia, puede que ustedes estén acostumbrados- hablaba sin mirarlo -pero nosotros no-
-Discúlpeme señor Presidente, le prometo que no volverá a suceder-
Las puertas del ascensor se abrieron, el salón estaba casi lleno, los miembros del consejo superior que estaban presidiendo las reuniones entre los dos países también estaban tomando sus lugares, los únicos que faltaban eran Víctor y sus acompañantes.
-Parece que hoy también llegara tarde- dijo Brathan al ver sus sillas vacías, todos ya estaban tomando sus lugares y estaban listos para comenzar la reunión.
-Disculpen la demora- dijo Víctor después de entrar -Podemos empezar cuando quieran- tomo asiento
El salón donde se reunían era grande, los miembros del consejo superior se encontraban en el centro y los representantes de los dos países estaban frente a ellos, los que quisieran estar presentes en las reuniones podían hacerlo, tánto ciudadanos de Ignem, Argos o cualquier otro país. Detrás de los miembros del consejo superior había un enorme jardín, las plantas y árboles que había allí eran de Terra. En la colonia también había una biblioteca donde aún se guardaban algunos libros que se lograron salvar y que los descendientes de los que habían escapado de la tierra habían conservado, aunque muchos se habían perdido con el tiempo. También había un museo con cosas de la tierra que la personas habían donado y fotografías que mostraban como había sido la vida en la tierra.
El consejo superior estaba conformado por diez hombres quienes tenían gran conocimiento de las nuevas leyes que se crearon después de abandonar la tierra, entre ellos había ciudadanos de Ignem, quienes al igual que muchos otros habían decidido ser neutrales, uno de ellos era Nediar Vezin, un antiguo miembro de Tsereg y que era considerado uno de los mejores soldados que hayan tenido, había logrado ocupar el puesto de teniente general de Tsereg, estaba solo un puesto debajo de Víctor Corvus. Era un hombre grande y fornido, de piel oscura y con presencia imponente, viéndose más joven de lo que realmente era. Junto a él se encontraba el presidente del consejo, Cid Aifer, un hombre mayor con cabello canoso y un rostro que no ocultaba el paso del tiempo, el no pertenecía ni a Ignem ni a Argos, por el contrario, el provenía de un país pequeño que fue formado por trabajadores que habían logrado independizarse y se habían unido con otras colonias que también habían conseguido liberarse de los otros países grandes, él era el único que había logrado permanecer varios años como el presidente del consejo, un hombre estricto quien al momento de ver entrar a Víctor, dio inicio a la reunión.