-Buenos días, Soy Karl Fields, el representante de Argos-
-Buenos dias- se levantó de su silla -El señor presidente lo está esperando- golpeo dos veces la puerta y luego la abrió -El representante de Argos está aquí señor-
-Muchas gracias Helen, dile que pase- abrió más la puerta y le indico que siguiera -No lo esperaba tan pronto- le señalo la silla para que tomara asiento
-Es que el presidente Rembulan no quiere alargar más este asunto- se sentó -quiere que hable con el testigo lo más pronto posible-
-Entiendo, y ya decidieron cuando quiere que me reúna con el-
-Ya se encuentra en camino, llegara mañana-
- ¿Ignem ya sabe que viene mañana? -
-No, de hecho, son pocos los que saben, queremos evitar cualquier contratiempo-
-Muy bien, entonces daré orden de que tengan todo listo para mañana-
Todo les estaba saliendo mejor de lo que lo habían planeado, el que solo unos pocos supieran que el testigo llegaría tan rápido, era muy conveniente para ellos, podrían sacarle toda la información y después podrían hacerlo desaparecer.
-General, ya llegaron- dijo llamando su atención
-Comunícame con el- Grey también se encontraba allí
-Si señor-
-Hendrik me escuchas-
-Sí señor, ya estamos esperando para que nos den permiso para entrar-
-No se te olvide decirle que Lesath te envió- dijo Grey
-No señor- hizo una pausa -Nos acaban de dar permiso, apenas sepa algo nos comunicaremos con ustedes- corto la comunicación
-Esperemos que todo salga bien-
Dijo Grey mientras se sentaba esperando a que se volvieran a comunicar. La nave entro sin problemas, aunque en ese momento había una tormenta de arena, no les ocasionó problemas para aterrizar. El hangar estaba localizado en una de las montañas, era lo suficientemente grande para que hubiera hasta diez naves, y aun así había espacio para la pista y el taller de mantenimiento, una vez aterrizaron, varios hombres los estaban esperando, todos estaban armados.
-Síganme- dijo uno de ellos mientras los guiaba, otros los seguían - ¿dicen que quieren hablar con el señor Lars? - pregunto mientras caminaban
-Así es- respondió Hendrik
- ¿Y sobre qué? -
-Me temo que ese no es asunto suyo-
-Déjeme recordarle que aunque sea el hijo del primer ministro de Ignem, en esta colonia no es nadie, es más, más de uno daría lo que fuera por tener su cabeza colgada de la pared- lo miro por encima del hombro
-Me gustaría ver que lo intentaran- dijo sonriendo
- Si al señor Lars no le gusta lo que viene a decirle, creo que tendrá la oportunidad de verlo-
Continuaron su camino sin decir nada más, aunque pudo notar que todos le disparaban miradas asesinas, en verdad más de uno estaría más que encantado de cortarle la cabeza. Para esta misión solo estaban Hendrik y sus cuatro hombres de confianza, Dieter, Kay, Steiner y Lear. Aquella colonia estaba construida bajo tierra como las demás colonias mineras, pero debido a que su clima era muy extremo, se vieron en la obligación de abandonarlo, por largas temporadas habían grandes tornados que arrasaban con todo lo que hubiera en su paso, solo eran pocos los días en los que el clima era estable lo que dificulto mantener un ritmo de trabajo constante y al no ser reclamada por ningún país, se convirtió en el escondite perfecto para los criminales, quienes poco a poco la fueron adaptando, pero todos hacían lo que querían, lo que la convirtió en una de las más peligrosas que había, solo fue hasta que llego Lars y trajo orden a la colonia, fue el quien creo las leyes que ahora rigen a Noir, incluso fue el quien le cambio el nombre.
-Aquí es- abrió la puerta y entraron a un salón grande, al fondo estaba Lars, pero no estaba solo, había varios hombres armados, también había varias mujeres.
- ¡Hendrik Corvus! - dijo en voz alta apenas lo vio entrar -después terminaremos de hablar- les dijo a los hombres que estaban con el -Vengan, no se queden de pie- les señalo las sillas que quedaron vacías- sin demora Hendrik y sus hombres se acercaron hasta donde estaba Lars -siéntense- volvió a señalarles las sillas - ¿Quieren algo de tomar? -
-No gracias- dijo Hendrik después de haberse sentado