Capitulo 41

- ¡Déjenme entrar! - estaba discutiendo con los guardias de los calabozos

-Ya le dije que no podemos dejarla pasar-  estaba de pie frente a ellas, con una mano sostenía la silla de ruedas para que no avanzaran

- ¿Qué está pasando? - Durst y Killian salieron para ver lo que sucedía

-Discúlpeme señor Durst, pero esta mujer insiste en que la dejemos pasar-

-Isar, que haces aquí-  pregunto Killian

- ¡Quiero ver al hombre que tienen encerrado! ¿Quién es? -

-No es bueno que estés aquí, mejor regre…-

- ¡No!, ¡¿Ese hombre es el culpable de lo que paso?! ¡¿Es el culpable de la muerte de mi hermana?!-

Killian no supo que decir, se sorprendió de que ya hubiera recordado todo

-Déjenla pasar-  ordeno Durst

La enfermera continúo empujando la silla hasta que se encontraron dentro de la celda, Seth sostenía a Rod por el cuello, su brazo derecho estaba destrozado, podía ver su hueso saliendo, además de que estaba lleno de sangre, pero aun así avanzo, ella misma movía la silla de ruedas hasta que quedo cerca de ellos, Seth vio que sus ojos estaban rojos e hinchados, supo de inmediato que había estado llorando, Isar se quedó mirando a Rod así que Seth lo soltó y este cayó al piso sin fuerzas, su rostro contorsionado era prueba del terrible dolor que estaba sintiendo, sus brazos yacían inmóviles a su lado.

- ¿Quién es este hombre? -  estaba confundida, no sabía quién era el - ¡¿Quién es el?!-  pregunto otra vez al no recibir respuesta

-Él fue quien le dijo a Hendrik donde estaban-  respondió Killian finalmente

- ¿Por qué lo hiciste?-  le pregunto pero Rod no dijo nada, tenía su mirada clavada en el piso  -¡¿Porque lo hiciste?!-  con dificultad se puso de pie y se acercó a el  -¡Por tu culpa mi hermana está muerta!-  había comenzado a llorar otra vez y sosteniéndose de la pared comenzó a golpearlo -¡Por tu culpa se llevaron a Elliot!-  continuo golpeándolo pero perdió el equilibrio y cayó al piso, Seth se acercó para ayudarla a levantarse  -¡Suéltame!-  le grito cuando estuvo de pie  -¡Todo esto paso por tu culpa!-  lo abofeteo haciendo que la soltara  -¡Si nunca hubieras venido nada de esto hubiera pasado! ¡Es a ti a quien buscaban! -  lo abofeteo otra vez - ¡Por tu culpa Ciel está muerta! -

Seth no dijo nada, porque era verdad lo que Isar decía, si nunca hubiera ido a Terra nada de esto hubiera pasado, Hendrik lo estaba buscando a él, Ciel estaba segura en Terra, no fue culpa de Rod que Ciel muriera, fue su culpa. Isar continuaba llorando y golpeándolo, aunque sus golpes eran débiles le dolieron más que cualquier golpiza que hubiera recibido.

-Isar tienes que calmarte-  dijo Killian al ver lo alterada que estaba -Estas sangrando otra vez-  la herida de su abdomen se había vuelto a abrir

- ¡No me toques! -  Se alejó de el - ¡También es culpa tuya! -  había empezado a respirar con dificultad - ¡Nosotras estábamos bien en Terra! -  le estaba costando hablar - ¡Habíamos empezado de nuevo! ¡Solo queríamos vivir en paz, pero…! -  su respiración se hizo más difícil y palideció -Pero…-  de repente su visión se nublo y no pudo seguir manteniéndose de pie, Killian alcanzo a sostenerla antes de que cayera al piso

-Tenemos que llevarla a su habitación-  dijo la enfermera   -Está demasiado alterada-

Con cuidado Killian la alzo y la sacó de la celda, aun respiraba con dificultad, el color se habia desvanecido de su rostro. si seguía así terminaría desmayándose, así que sin demora la llevo a su habitación para que las enfermeras le dieran un tranquilizante que la calmara y volver a cerrarle la herida.

- ¿Qué quieres hacer con Rod? -  pregunto Ark cuando se quedaron solos

Seth no respondió, solo le dirigió una última mirada a Rod quien seguía inmóvil en el piso, después se dirigió a la salida.

-Haz lo que quieras-  dijo cuándo paso por su lado para salir de la celda sin decir nada mas

-Ya lo oíste-  dijo Durst entregándole un arma, después también salió de la celda dejándolos a los dos solos

Ark miro por un momento el arma que tenía en sus manos, después miro a Rod y sintió lastima por él, por el estado tan lamentable en el que estaba, pero pensó otra vez en lo que había hecho y como lo había traicionado, como había traicionado su confianza.

-Nunca pensé que llegaría este día-  continuaba mirando el arma -Después de todo lo que hice por ti, te saque de ese agujero en el que vivías, te di la oportunidad de llevar una mejor vida y me traicionas de esta manera, sin mencionar que hiciste que mataran a una mujer inocente

-Por favor señor Zaid-  dijo entre sollozos -no quise hacerlo yo…

-Tu sabes muy bien lo que le pasa a quien me traiciona-  comenzó a caminar hacia el -puedes decir mil excusas, pero no puedes deshacer lo que hiciste-  se detuvo frente a el -lo siento-  dijo levantando su arma

A lo lejos se escuchó el sonido del disparo. Killian se encontraba con Isar mientras las enfermeras la curaban, Seth regreso a su habitación y Durst se había quedado afuera de la celda esperando a Ark.

- ¿Qué piensan hacer ahora? -  pregunto cuando salió

-No lo sé-  varios hombres entraron en la celda, iban a sacar el cuerpo de Rod así que Ark decidió irse de allí -No sé qué tengan pensado hacer Killian y Seth-  entraron al ascensor

-Pueden quedarse aquí el tiempo que quieran- dijo mientras veía como los números cambiaban en la pantalla del ascensor hasta que se detuvo en el último piso -pueden quedarse hasta que decidan que harán

Las puertas se abrieron y el salió sin esperar la respuesta de Ark, quien se quedó de pie en el ascensor, pensando en lo que haría ahora, sería fácil para el irse y continuar con su vida como si nada, pero en el fondo sabía que no podía hacerlo, se sentía culpable y ese sentimiento le molestaba, siempre había evitado a toda costa involucrarse demasiado con sus clientes precisamente por ese motivo, el simplemente les ofrecía un servicio y lo que pasara después sería problema de ellos, pero esta vez alguien murió por culpa de uno de sus hombres, nada más ni nada menos que por el que él consideraba su mano derecha. Salió del ascensor y se dirigió a la habitación que Durst les había dado, al entrar vio a Seth sentado en el sofá, con sus manos cubría su rostro, no era difícil saber cómo se estaría sintiendo en ese momento.