—Puedo ayudar a mamá— Esa frase me ha inquietado por largos meses, las palabras de mi hermano resuenan en mi cabeza, todos sus proyectos son creíbles, creo en él.
Desde ese día Samuel pocas veces ha asistido a la universidad, más que todo se la pasa en el sótano, otras veces leyendo, otras con mamá, a veces lleva consigo uno que otro aparato, luego se le ve salir con rostro inexpresivo, un semblante que solo indica decepción.
Me encantaría decir que el prototipo B fue exitoso, lamentable no es así, aun así yo creo en mi hermano. He estado ocupando mi tiempo libre en estudiar la anatomía y fisiología humana y doy mi voto a que las teorías y prototipos de mi hermano podrían funcionar, prototipos, en plural.
Después del fallo del B ha llegado el Prototipo C, D, E, F, G, todos fallidos, pero cada vez más cerca del objetivo.
Prototipo H y mi hermano no se da por vencido, mamá tampoco lo hace y yo tampoco, Samuel no está solo, estamos juntos en esto.
He leído, he leído mucho.
Una vez mientras cortaba manzanas en trozos para mamá, ella me observaba desde su silla.
—En eso te pareces a tu abuelo— me dijo.
—¿Eso qué? Mamá — le pregunte siguiendo con mi labor, trozos muy finos de un tamaño adecuado.
—Tu abuelo cortaba manzanas en trozos para mí, lo recuerdo como si hubiera sido ayer, incluso agarraba el cuchillo como tú lo haces, recuerdo que a veces cantaba mientras lo hacía—. El tono de su voz se había tornado melancólico.
Para evitar que se pusiera triste empecé a cantar, lo hacía fatal, era la persona más desafinada del mundo, mamá ríe y eso basta, su risa es energía extra para una vida feliz.
Mientras mi madre reía pensé en los recuerdos, recuerdo las manos de mi mamá moviéndose ágilmente despeinando mi cabello, recuerdo a mamá sirviéndome cocoa caliente, recuerdos, mamá seguía siendo ella porque recordaba, quizá sería posible que a través de ellos mamá volviera a ser ella completamente.
El cerebro humano posee una infinidad de misterios más allá de los ya abordados científicamente, las neuronas de la memoria se localizan en diferentes áreas cerebrales, si tan solo se pudiera abordar ciertas áreas de manera no invasiva quirúrgicamente, si se pudieran duplicar dicho recuerdos, si se pudiera utilizar dichos recuerdos para ¨despertar¨ otras clases de neuronas, quizá y solo quizá podría ayudar a mamá.
Más allá de la ya aprobada reparación medular estructural, se tiene que pensar en la posibilidad de la reparación de sus funciones, y claro, muchos lo han hecho y lo están haciendo, pero mi hermano tiene el prototipo H, tal vez las ciencias robóticas y las ciencias humanas coexistan y se complementen.
Cuando le conté a Samuel recibí la noticia de que el prototipo H había fallado, su rostro de desilusión duró muy poco, por un momento su mirada quedó perdida, pero después resurgió llena de vida, el brillo de sus ojos indicaba que había tenido una idea.
Después de hacer unas cuantas llamadas se dirigió al escritorio y encendió la pantalla virtual del ordenador, en un nuevo documento escribió, Prototipo I.