La pequeña capsula de titanio se supone que debe almacenar los recuerdos de mi madre, esta a su vez está conectada a un monitor que analizaría las ondas de sus emociones y también otras funciones que aún no he procesado del todo.
La funcionabilidad del prototipo I aún no ha sido comprobada, mamá se niega, hemos tratado de convencerle pero todo ha sido en vano.
Una noche mientras dormía, he aprovechado la ausencia de Martha y de mi tía Alice, he bajado al sótano y tomé la capsula, mi corazón latía un montón, señal de que estaba cometiendo un acto ilegal.
—Perdón mamá— fue lo único que susurré antes de invadir y almacenar los recuerdos de mi madre, aprovechando el profundo sueño en el que la sumergían los medicamentos cumplí con todos los pasos y condiciones, el prototipo I era un éxito.
A la mañana siguiente tenía que hacer lo más difícil de todo, decirle a Samuel.
—Te has vuelto loco— dijo más bien a modo de susurro mientras observaba la cápsula que había tendido sobre la palma de su mano.
Su rostro cansado, con ojeras pronunciadas, no reflejaba ninguna emoción.
Con pasos lentos se dirigió al monitor y empezó a teclear rápidamente, claramente otra vez no me enteraba de nada.