Los túneles de servicio del sector Gamma eran un laberinto de metal corroído, tuberías goteantes y oscuridad casi absoluta. El aire era denso y olía a óxido y a algo más, algo sutilmente metálico, como el ozono después de una tormenta eléctrica. Kaito, con una linterna táctica iluminando el camino, avanzaba con cautela, su arma reglamentaria lista. Anya, unos pasos detrás, escaneaba constantemente el entorno con un dispositivo portátil que emitía débiles pulsos de energía.
—Según los datos de la Dra. Thorne, la entrada a la 'puerta oculta' debería estar cerca— susurró Anya, su voz resonando ligeramente en el claustrofóbico pasaje. —Aquí hay una gran cantidad de energía residual, mucho más de lo que cabría esperar de una red de servicio abandonada. Es como si alguien estuviera alimentándola activamente—.
De repente, el dispositivo de Anya emitió una serie de pitidos agudos. —Detecto una anomalía en la estructura del túnel, justo adelante. Parece haber una sección sellada, pero la composición molecular del material de sellado no coincide con los registros originales de construcción. Es más... moderno. Y altamente resistente—.
Llegaron a un muro de lo que parecía hormigón reforzado, pero al tacto, Kaito sintió una frialdad inusual, como si el material absorbiera el calor. Anya pasó su escáner sobre él.
—Confirmado— dijo Anya. —Esto es un compuesto de aleación experimental, algo que OmniMind ha estado desarrollando en sus laboratorios secretos. Es un sellado avanzado, diseñado para contener algo... o para mantener algo fuera. Y por la cantidad de energía que emana, puedo decir que es la entrada—.
—Entonces, ¿cómo la abrimos?— preguntó Kaito, mirando fijamente el muro, sintiendo la presencia de algo grande y poderoso al otro lado.
—Aquí es donde mi contacto con los Sombríos resulta útil— respondió Anya. —Me pasaron un código de acceso para ciertos protocolos de mantenimiento de OmniMind, obtenidos de forma... no oficial. Es un hack de bajo nivel, pero podría ser suficiente para interactuar con el sistema de apertura de este sellado—
Con dedos ágiles, Anya conectó un pequeño dispositivo a un panel de acceso oculto en la pared. Comenzó a teclear furiosamente. Las luces de su escáner parpadearon, y el dispositivo emitió un zumbido creciente. Por un momento, nada sucedió. Kaito aguzó el oído, escuchando atentamente cualquier ruido sospechoso.
Justo cuando la frustración comenzaba a asomar, una serie de luces tenues se encendieron a lo largo del perímetro del muro sellado, revelando una compleja rejilla de circuitos. Un sonido de engranajes masivos girando llenó el túnel, y lentamente, una sección del muro comenzó a deslizarse hacia arriba, revelando un pasaje oscuro.
—¡Lo logré!— , exclamó Anya con una sonrisa triunfante. —Esto debe ser la 'puerta oculta'. Pero no parece un laboratorio ordinario. Hay... algo más—.
Al cruzar el umbral, se encontraron en un vasto espacio subterráneo, iluminado por una suave luz azul que emanaba de paneles incrustados en las paredes. El aire era limpio y fresco, un marcado contraste con la suciedad de los túneles. En el centro de la sala, flotaba una gigantesca estructura cristalina, pulsando con una energía palpable. Alrededor de ella, se desplegaban consolas de datos y tecnología que parecían mucho más avanzadas que cualquier cosa que Kaito hubiera visto, incluso en los laboratorios de OmniMind.
—Increíble— susurró Kaito, sintiendo la magnitud de lo que acababan de descubrir. —Esto no es solo un laboratorio. Es... algo más—.
—Este lugar— dijo Anya, escaneando la sala frenéticamente, —es donde la Dra. Thorne estaba trabajando en sus teorías más complejas. Sus datos sugieren que estaba intentando... estabilizar una especie de núcleo energético. Algo que podría revolucionar la producción de energía para toda la ciudad, o incluso más allá—.
Mientras examinaban el lugar, Anya detectó una señal de vida débil en una de las consolas. —Hay alguien aquí. O al menos, hubo alguien muy recientemente. Una señal biométrica... es la Dra. Thorne—.
Se acercaron a una consola y vieron una proyección holográfica tridimensional de la Dra. Thorne, aparentemente congelada en el momento de hablar. Sus ojos parecían llenos de una mezcla de triunfo y desesperación.
—Si están viendo esto— comenzó la Dra. Thorne en su mensaje grabado, su voz clara a pesar de la distorsión temporal que Anya había detectado,
—Significa que he logrado estabilizar el Proyecto Aurora. Pero también significa que OmniMind ha logrado interceptarme. El Director Thorne y Evandra Rostova... ellos quieren usar Aurora para controlar, no para liberar. Este núcleo energético es la llave para un poder sin precedentes. No pueden permitirse que caiga en sus manos—.
De repente, un sonido metálico resonó desde la entrada del túnel. Las luces azules del complejo parpadearon, y una alarma silenciosa comenzó a emitir una señal sutil en los dispositivos de Kaito y Anya.
—Estamos siendo esperados— dijo Anya, su voz tensa. —No somos los únicos que sabían de esta entrada—.
En la torre OmniMind, Evandra Rostova observaba con atención varios monitores. Había logrado rastrear el acceso a la red de túneles de servicio del sector Gamma y había detectado la energía que emanaba de la entrada recién abierta. Pero no era Kaito quien estaba allí.
—Director— dijo Evandra, dirigiéndose a Thorne a través de un enlace seguro. —He localizado la 'puerta oculta' que la Dra. Thorne estaba utilizando. Y parece que no solo ella, sino también los Sombríos, han accedido al lugar. Sin embargo, mi análisis de la actividad en el sector sugiere que los Sombríos están siendo emboscados por nuestras fuerzas de seguridad. Es una oportunidad perfecta—.
El Director Thorne sonrió, una expresión gélida que no llegaba a sus ojos. —Excelente, Evandra. Utiliza esta situación a nuestro favor. Elimina a los Sombríos y asegúrate de que la Dra. Thorne... o lo que quede de ella, sea recuperada. Y lo más importante, asegúrate de que la tecnología Aurora sea nuestra. Nadie más debe tener acceso a ella—.