Proyecto Aurora

5- El Legado de Aurora

La alarma silenciosa que resonó en los dispositivos de Kaito y Anya era un presagio inconfundible: OmniMind había caído en su trampa, o peor aún, los Sombríos habían caído en la de OmniMind. El sonido de pasos pesados y el eco metálico de armaduras de seguridad corporativa se acercaban por el túnel de acceso.

—Tenemos que irnos— dijo Anya con urgencia, mientras revisaba rápidamente la consola de la Dra. Thorne. —La Dra. Thorne dejó información adicional en un sub-sector encriptado. Es la clave para entender el 'Proyecto Aurora'. Debo descargarla antes de que nos corten el acceso—.

Kaito asintió, su mirada fija en la entrada del pasaje. —Date prisa. Yo los mantendré a raya—.

Anya trabajó con una velocidad frenética, sus dedos danzando sobre la interfaz holográfica. En la pantalla, comenzaron a aparecer diagramas intrincados del núcleo energético, explicaciones de su funcionamiento y, lo más importante, los planes de OmniMind para su utilización: no como una fuente de energía limpia y accesible para la ciudad, sino como un arma de control masivo, capaz de desestabilizar redes de comunicación, sistemas de transporte y hasta la propia estabilidad emocional de las personas a través de ondas electromagnéticas específicas.

Justo cuando el último paquete de datos se descargaba, las luces azules del complejo se apagaron abruptamente, sumiéndolos en una oscuridad casi total, rota solo por las débiles linternas de Kaito y Anya. Se escucharon disparos, y el eco de los cuerpos cayendo resonó en el espacio.

—¡Kaito!— gritó Anya.

—Estoy bien— respondió Kaito, su voz tensa. —Pero están aquí. Tenemos que salir de este lugar, ahora—

Mientras Kaito cubría su retirada, Anya, con el dispositivo de datos en mano, se dirigió hacia otro túnel de servicio, uno que la información de la Dra. Thorne había marcado como una ruta de escape alternativa.

Mientras tanto, en un rincón discreto de Neo-Veridia, un joven llamado Raymond Thorne se removía inquieto en su silla. Era un artista digital, un alma sensible en un mundo de acero y silicio. Su madre, la Dra. Aris Thorne, había estado distante en las últimas semanas, absorta en su trabajo, pero siempre le enviaba mensajes crípticos de afecto. Hoy, sin embargo, el silencio era total.

Raymond recibió una notificación en su comunicador: un mensaje encriptado de Anya. Al abrirlo, vio una grabación de su madre, la Dra. Thorne, explicando el Proyecto Aurora y advirtiendo sobre OmniMind. Sus ojos se llenaron de lágrimas al ver el rostro de su madre, pero también de una creciente determinación.

—Mamá...— susurró.

Justo en ese momento, su apartamento fue invadido. No por los Sombríos, ni por la policía, sino por agentes de OmniMind, liderados por Silas, el asistente del Director Thorne. Llevaban uniformes negros y sus rostros estaban ocultos tras visores opacos.

—Raymond Thorne— dijo Silas, su voz metálica y desprovista de emoción. —Tenemos órdenes de asegurar su persona y cualquier material relacionado con la investigación de su madre. No se resista—

Raymond, aunque sorprendido y aterrorizado, no era completamente ingenuo. Sabía que su madre trabajaba en algo importante y peligroso. Desesperado, activó un protocolo de emergencia que su madre le había enseñado: un programa de autodestrucción remota de sus dispositivos, diseñado para borrar toda información sensible en caso de una intrusión.

—No puedo dejar que tomen nada— pensó Raymond.

Mientras los agentes se abalanzaban sobre él, Raymond logró enviar un último mensaje cifrado, una llamada de auxilio codificada, dirigida a Anya, utilizando una clave compartida que su madre les había dado para emergencias. El mensaje contenía su ubicación actual y una solicitud desesperada de ayuda.

...

De regreso en los túneles, Kaito y Anya emergieron a un área menos vigilada, gracias a la distracción que Kaito había logrado crear, utilizando el entorno a su favor y la brevedad de sus enfrentamientos.

—Logré descargar los datos clave— dijo Anya, jadeando ligeramente. —Es... es peor de lo que pensaba. OmniMind no solo quiere controlar la energía, quiere controlar la propia realidad percibida de las personas—

—¿Qué significa eso exactamente?— , preguntó Kaito, mientras se reagrupaban en la relativa seguridad de un túnel lateral.

—La Dra. Thorne estaba desarrollando una forma de modular las ondas electromagnéticas para influir en la percepción humana. Aurora podría crear ilusiones a gran escala, alterar estados de ánimo, incluso inducir miedo o calma en poblaciones enteras. Es una herramienta de control mental a una escala sin precedentes— explicó Anya, su voz llena de horror.

—Entonces, la desaparición de mi madre y la investigación son una sola cosa— dijo una voz inesperada.

Ambos se giraron bruscamente. De las sombras surgió un joven, con una expresión de pánico y determinación en su rostro. Llevaba consigo una mochila desgastada y parecía haber estado corriendo.

—¿Quién eres?— , preguntó Kaito, levantando su arma defensivamente.

—Soy Raymond Thorne— respondió el joven, con la voz temblorosa. —El hijo de la Dra. Aris Thorne. Recibí un mensaje... sobre mi madre. Y justo después, unos tipos con uniformes de OmniMind irrumpieron en mi apartamento—.

Anya lo miró con sorpresa. —Raymond... ¿cómo llegaste hasta aquí?—

—No lo sé. Corrí. Y... y mi madre me dio esto para emergencias— dijo Raymond, sacando un pequeño dispositivo similar al que Kaito había encontrado, pero este parecía más desgastado. —Ella dijo que si algo le pasaba, o si OmniMind venía a buscarme, debía usar este código. Me trajo a este lugar—

Kaito bajó lentamente su arma. La conexión era demasiado fuerte para ser una coincidencia. —Tu madre nos dejó los datos, Raymond. Y parece que OmniMind te está persiguiendo. Esto se está volviendo mucho más complicado—

La llegada de Raymond Thorne no solo añadió una nueva dimensión personal a la búsqueda, sino que también trajo consigo un nuevo peligro inminente. El legado de Aurora estaba en juego, y la familia Thorne se encontraba ahora en el centro de una guerra secreta contra el gigante corporativo que buscaba controlar la mente de la ciudad...



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En el texto hay: ciencia, experimento, guerra

Editado: 13.12.2025

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