Proyecto Doppelganger

Capítulo 2: Desesperación.

La puerta de mi habitación estaba cerrada pero aun así podía escuchar el ruido de la casa, conocía ese ruido, se repite todas las mañanas cuando mis padres salen al trabajo. Me apresuré en tomar el celular que dejé en el escritorio a un costado de la cama y vi la hora, ya eran las 7 am del día siguiente, me había dormido toda la noche.

     Casi al instante fue que todos los recuerdos del evento de ayer llegaron y golpearon con fuerza mi cabeza, me sentía como la mierda por lo que hice… o mejor dicho por lo que no hice. Ahora entendía porque mi cuerpo había pasado de largo durmiendo, lo mejor sería que no me despertara.

     En ese momento fue que escuché unos pasos y seguido alguien tocó la puerta. –Apresúrate Noah, en un rato nos vamos a ir a trabajar y si no te llevamos vas a llegar tarde.

     Escuchar esas palabras hicieron que me irritara bastante, no podía creer que en serio tuviera una familia tan mala. –¡¿Cómo vas a decir algo así?! –le recriminé desde el otro lado de la puerta–. De seguro el colegio va a estar de luto hoy. –De solo pensar en eso me destrocé todavía más. Mi mejor amigo estaba muerto, y yo no había hecho nada cuando tuve la oportunidad. En parte me sentía culpable por eso.

     Ignorando mi espacio personal mí madre entró al cuarto, estaba muy bien arreglada para su trabajo como siempre y su perfume caro rápidamente llenó la habitación. –No sé qué fue lo que realmente pasó ayer, pero no vas a volver a engañarme.

     Mi rostro se desfiguró, no entendía a qué se refería con eso ¿me estaba tomando el pelo acaso? ¿En una situación como esta? –Mi mejor amigo está muerto mamá, lo mataron ayer, por mi culpa. Yo escuché el disparo, no voy a ir a la escuela hoy.

     –No sé qué pasó entre Julián y tú, pero solo porque se hayan peleado no significa que puedas ir diciendo que está muerto y actuar de esa manera. Si en serio te sientes mal ve a disculparte.

     La cabeza me cayó al suelo, realmente no tenía energías para vivir. –Ojalá pudiera, pero ya es demasiado tarde para cualquier cosa.

     –¿Sabes? Me hiciste quedar como una ridícula ayer, después de que llegaras llorando, de que estuvieras así de mal; llamé a la policía pero luego dijeron que no había nada en la escena. Llamé a la mamá de Julián y me dijo que había hablado con él, que estaba bien.

     Escuchar eso último hizo que mi cuerpo reaccionara, similar a recibir alto voltaje de golpe me levanté de la cama y miré fijamente a mi madre. –¿Qué estás diciendo?

     Ella ignoró mi pregunta y continuó. –El colegio no hizo ningún comunicado de luto ni nada, si quieres busca tú mismo en internet y no encontraras ninguna noticia de asesinato. –Entonces ella puso un rostro y voz más serios–. No vas a faltar al colegio porque te peleaste con tu amigo, así que apresúrate en cambiarte que ya nos vamos a ir. –Sin decir nada más y sin esperar que dijera nada más ella simplemente se fue.

     Con el celular aún en la mano lo desbloqué solo para comprobar lo que ella decía, lo primero que me salió fue una noticia del reporte del clima diciendo que hoy no habría lluvias acidas, ignoré eso para entrar en internet y buscar noticias sobre asesinatos, puse los parámetros para el día anterior.  Mis ojos se abrían cada vez más mientras bajaba en los resultados, era verdad, no había ningún reporte de que hayan asesinado a nadie la tarde del día anterior. –Eso no puede ser. –Yo lo había visto, a toda la situación, estaba fresca en mi mente todavía.

     –Eso realmente pasó –me repetí. Rápidamente entré a Whatsapp y al chat anclado de Julián, si realmente estuviera bien y saliera ileso de esa situación me lo habría dicho. Si realmente eso no hubiera pasado me habría hablado como siempre o enviado algún meme, pero no. En efecto el chat estaba vacío, solo mostraba los mensajes de ayer al mediodía, y tampoco se había vuelto a conectar desde eso.

     Realicé todo en modo automático, me cabeza daba mil vueltas dentro de mis recuerdos, se sentía como tener una imagen en la que podía moverse 360 grados, era tan real cada detalle de lo sucedido. No podía habérmelo inventado, no estaba delirando; ya que me había dormido con el uniforme no tuve que ponérmelo y después de lavarme los dientes decidí llamar a Julián. El pitido de la llamada estuvo un largo rato antes de cortarse porque nadie contestó. – ¿Qué está pasando? –se escapó esa frase de mí.

     Aun realizando todo sin ser consciente de ello terminé subiéndome al auto para ir al colegio, mis ojos observaban el cielo contaminado, las nubes grises tenían un palpitante tono verde como el de ayer; pero dentro de mi cabeza seguía pensando en lo mismo solo que de manera diferente. Comencé a recordar que fue lo que hice antes de eso, yo no me drogó así que no habría sido una alucinación por eso <¿Acaso aspiré gases tóxicos en algún momento?> si ese fuera el caso mínimo habría tomado una pasilla de la Corporación Onyx para purificar mi cuerpo pero tampoco tenía ese recuerdo.

     Es que si realmente no hubiera pasado nada de eso Julián me habría escrito, me contaría alguna estupidez o algo, siempre me habla, todo el día todos los días. Claro que tendría sentido que no me escribiera si lo asesinaron ayer ante mis ojos, pero todo en el mundo parecía querer demostrarme lo contrario <¿Realmente me pelee con él y lo olvidé? Si mi cerebro anda así de mal tendría que ir rápido al médico o comprar una pastilla de Onyx>.

     Mi padre detuvo el auto en la entrada del colegio, estaba idéntico a cuando lo vi ayer a la tarde antes de que saliera Julián, todo estaban entrando con tranquilidad al establecimiento, como si nada hubiera pasado. En modo automático bajé del vehículo, pude escuchar como mis padres se despidieron pero mi despedida fue un mensaje vago y fantasmagórico, era claro que no estaba tan consciente de mi entorno en ese momento.

     <Julián nunca llega tarde al colegio, siempre es muy puntual> y aun así no estaba presente. No lo estuvo cuando formamos fila, cuando izaron la bandera y cuando cada uno fue a su curso. Al llegar mi banco que compartía con él estaba vacío, me senté y mientras los demás compañeros entraban tenía la esperanza de distinguir su cabello rojo. Solo que ese no fue el caso, para cuando dejaron de entrar todos él todavía no estaba presente.




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