Proyecto Doppelganger

Capítulo 4: Confusión.

–Des pi er ta.

     La voz que pronunció esas palabras con una tonada infantil me hizo reaccionar, al instante de abrir mis parpados pude reconocer el techo de mi habitación, solo que un tercio de mi campo visual era tapado por alguien. Estaba acostado sobre mi cama y mi mejor amigo parado a un costado me observaba. –¿Julián? ¿En qué momento entraste? – Todas mis neuronas se reconectaron de golpe–. ¿Qué hago aquí? Pensé que estaba afuera.

     –Vine aquí para terminar el trabajo de programación –aclaró tomando un paso de distancia–. Pero cuando llegué estabas dormido.

     Me senté en la cama y con una mano me frotaba la cien. –¿Cómo entraste?

     –Dah, tu casa me dejó pasar. –Ah sí, cierto, él ya vino lo suficiente como para que la IA de la casa lo reconociera de forma no hostil.

     –Ah, está bien. –De repente un montón de recuerdos atravesaron mi cabeza como si fuera un destello de luz. Me sobresalté–. No, no está bien. Recuerdo que fui a comprar algo y te encontré, pero estabas hablando raro.  –Cuando voltee mi cabeza para un costado vi que mi mejor amigo me observaba confundido, pero continué–. Había dos Julians, estoy muy seguro que eran dos de ti, dos Julians.

     La forma en la que me respondió me dio a entender que claramente no me creía, o no entendía lo que estaba diciendo e intentó buscar una respuesta lógica. –Seguramente debes estar agarrando un resfriado y eso te hizo ver doble. –Acto seguido cambió su mirada hasta la puerta, más allá de ella se encontraba la cocina–. Tal vez te intoxicaste por algo ¿tienen pastillas purificadoras en tu casa?

     –No, yo estoy muy seguro de lo que vi. –Me puse de pie y me mantuve firme.

     –Jajajajaja ay Noah. –Esa risa suya sí que me hizo molestar, me estaba tratando como un loco también–. En serio estás perdiendo la cabeza, cuando yo llegué aquí tú ya estabas durmiendo. Es muy probable que hayas soñado todo eso.

     Solo por las dudas comencé a reprocesar todo, recordaba muy lucida y claramente como salí de mi casa, y fuera me encontré con dos copias de mi mejor amigo, pero un segundo después me despierto en mi cama. Tal vez, solo tal vez ¿realmente Julián tenía razón?  Después de comer habría venido a mi cuarto y me quedé dormido, esa es la realidad que me está mostrando el mundo por fuera de mis ojos; pero lo que yo vi y hablé fue igual de real y mucho más de lo que podría llegar a serlo un sueño. Conozco esa diferencia ¿verdad? El sol en mi cara, el viento en mi espalda, las dos copias de mi mejor amigo; todo era igual de real.

     –Oye ¿y que más pasaba en tu sueño? –tiró la pregunta el chico pelirrojo–. Ahora me da curiosidad saber.

     Por suerte estaba todo muy fresco y podía recordarlo con detalle. –Estabas en la torre de agua de la plaza, y manipulabas el panel de control del sistema eléctrico… le estabas sacando partes.

     Al escucharme decir eso Julián inclinó un poco la cabeza y levantó una ceja a la par que tenía una sonrisa, aquella expresión tenía escrito “daté cuenta de lo obvio” y ahí fue cuando recién me puse a pensar en lo que dije <Él no es muy bueno en cosas informáticas, desaprobó el primer trimestre de programación, sistema y gestión de oficina. Solo había aprobado diseño de oficina ¿Alguien así podría manipular la tecnología de Onyx? La respuesta era claramente no>.

     Su expresión volvió a cambiar. –Entonces ya te disté cuenta ¿o todavía no?

     Empecé a tomar más bocanadas de aire porque sentía que necesitaba el oxígeno extra. –Si, debes tener razón. Tú no podrías estar haciendo eso ni en mil años, en un colegio con orientación en informática solo logras aprobar porque haces grupo conmigo. –Ahora la cara de mi mejor amigo decía “si, ya se entendió, no hace falta más” solo que es verdad, no podía entender como alguien tan malo para la informática decide entrar a un colegio con esa orientación. Pero… estaba feliz de que ese fuera el caso.

     Estirando su brazo apoyó la mano en mi hombro. –El primer paso es aceptarlo, y hablando de informática será mejor que continuemos haciendo el trabajo que es para el lunes que viene.

     Entre los dos, yo era el que tenía una mejor computadora y más experiencia por lo que siempre que había que presentar un programa yo insistía en hacerlo en mi casa. Me encargaba de hacer casi todo el programa con las especificaciones dadas por el profesor mientras Julián se quedaba a mi lado observando que comandos usaba y analizando el porqué. Y realmente eso era suficiente para mí, no me molestaba hacer todo si estaba a mi lado.

     Luego, solo para molestarlo y ver su frustración, me hice a un lado para pedirle a él que continuara con el código. En los exámenes tendríamos que hacerlo solos y sería un problema si no pasara de curso, si no entendía algo le explicaba aunque mayormente intentaba que se diera cuenta solo del error. Pero esta vez sentía algo diferente, algo raro dentro de mí al estar al lado de Julián, lo analicé <¿Acaso esto es miedo? ¿Le estoy comenzando a tener miedo a mi mejor amigo?> Estoy seguro <Algo pasó esa noche cuando regresamos del colegio, no sé qué fue pero ahora veo dobles de él> No estoy loco, no estoy loco, no estoy loco. En efecto la persona a mi lado es mi mejor amigo; nuestros compañeros de clase y profesores también lo veían y hablaban con él.

     –¡Ey! –Volvió a sacarme de mis pensamientos su voz–. ¿Así está bien hecho? –Sentado en mi silla se hizo a un costado para que pudiera acercarme y ver el monitor.

     –¿Ya lo probaste?

     En vez de responder Julián presionó el botón de enter y el código se ejecutó, todo fue normal hasta que unas ventanas emergentes se abrieron unos segundos antes de volverse a cerrar y todo lo demás prosiguió como se esperaba. –No sé por qué, pero surge eso.

     No se trataba de nada que fuera un problema real, y mientras el programa funcionara se podía dejar pasar eso. –Si, está bien. Y esta vez te tardaste menos de una hora en hacerlo. –Le di un codazo en las costillas para luego reírme.




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