Viernes 31 de octubre – Por la mañana.
Hace una semana atrás la habitación era usada solo como un almacén donde colocar basura y cosas viejas, pero desde hace poco los clones tuvieron que sacar todo y acondicionarla con pintura blindada para la llegada de su nuevo invitado. Se trataba de nada más ni nada menos que un Refulgente, aquella otra rama de la evolución humana, aquellos seres que tienen cabello blanco y sus cuerpos expulsan radiación.
Cuando llegó se denominó a sí mismo como Bec y su otro invitado usaba ese mismo nombre por lo que los demás también se referían a él de esa forma. La esclerótica de sus ojos era verde, el iris de un color blanco y la pupila negra. Sumado a eso se encontraba bastante desnutrido por lo que le dieron varias píldoras y comida de más para que fuera recuperando su estado físico.
El Refulgente se encontraba sentado en una silla de madera en medio del cuarto cuadrado, se acomodó la bata de hospital que usaba a la par que observaba con la cabeza a alguien. Se trataba del líder de la división de Salta, El Modelo Informático Unidad 1, tenía puesto un traje anti-radiación color blanco y llevaba consigo un dispositivo metálico similar a una gargantilla con una pequeña caja y un foco apagado.
–Nosotros no tenemos los conocimientos ni las herramientas necesarias para poder cambiar tu condición actual –explicaba I1. Él evitó utilizar el término “arreglar” porque en realidad no había nada roto, la misma sociedad del planeta era la que en base a una serie de eventos socio-culturales históricos había determinado que los Refulgentes eran algo “malo”. Pero el cuerpo de Bec funcionaba sin problemas y lo que se buscaba era modificar eso–. Naciste en este planeta y en base a eso se adaptó tu codificación almica.
Claro que Bec no era ningún genio, de hechos en términos de intelecto seria incluso inferior a otros jóvenes de su edad porque se había criado en las aldeas fuera de los muros de las ciudades. Sus conocimientos no iban orientados a lo que la sociedad de humanos dentro de las ciudades consideraría inteligente. Aunque de todas formas escuchar aquellas últimas palabras lo desorientaron bastante. Pero por el contexto de la conversación comprendía que eso era algo malo y no pudo evitar desilusionarse, agachar la cabeza con una mueca.
I1 se percató de esto, se acercó un poco y le colocó la mano en el hombro. –Ey tampoco es para tanto. Tu codificación almica es lo que guía el funcionamiento de tu organismo biológico, y este tiene unos procesos que implican la desintegración atómica, el exceso de energía resultante es expulsado por tus células como radiación ionizante.
–O sea que nunca podré acompañar a Basil en la vida normal que él tanto quiere –dijo el peliblanco. Sus palabras fueron cargadas con un profundo dolor que lo carcomía por dentro, una impotencia de no poder hacer nada, simplemente había nacido así.
Por un segundo I1 tuvo un flash mental, logró deslumbrar la figura de un joven de ojos azules y cabello rubio rulado. Aquella imagen le dio un dolor en el corazón y venia cargada del mismo dolor que Bec expresaba ahora, pero tan rápido como surgió toda esa sensación volvió a quedar encerrada en lo más profundo de la red de los clones.
Al regresar en si I1 se apartó un poco de Bec, para que este no notara que su organismo acababa de acelerarse, y continuó. –Básicamente sí, me encantaría modificar tu alma y modificar todo eso de tu cuerpo. Solo que como te dije antes no tengo ni las herramientas y los conocimientos. Aunque no todo está perdido. –I1 levantó la gargantilla metálica que tenía e incluso su última oración hizo más énfasis en ella–. Para nuestra mala suerte nos volvimos unos expertos en poder reprimir el Thelema de los seres vivos, y la radiación de tu cuerpo es algo biológico así que es todavía más fácil de controlar. –Con una pausa I1 se limitó a apreciar su creación por un momento–. Las pruebas y simulaciones indican que este prototipo de tecnología Doppel debería funcionar en un 95%.
Bec habló con un tono de voz radiante, algo que los clones solo escuchaban cuando él hablaba con Basil. –¿Con eso puesto mi cuerpo ya no va a expulsar radiación?
I1 detrás de su máscara puso una mirada que no indicaba nada bueno y eso desilusionó totalmente al pobre Refulgente. –Nuestra tecnología Doppel es solo una versión muy inferior de otra, este prototipo de Anulador no evitará que expulses radiación ionizante. –Al instante levantó su dedo índice–. Pero si reducirá drásticamente el porcentaje.
–¡Ya no derretiré personas! –exclamó muy emocionado Bec.
–No derretirás personas –recalcó I1 con una sonrisa–. El prototipo de Anulador reduce tu emisión de radiación ionizante a 0,50 sieverts. Sigue siendo una cantidad peligrosa, así que debes recordarle a Basil tomar una píldora descontaminante de Onyx. Mientras pase eso no habrá ningún problema o efecto secundario.
Los peculiares ojos del Refulgente brillaban de sobremanera, era el resultado de la mezcla entre las lágrimas y la luz verde lima que expulsaba su cuerpo –No sé cómo puedo agradecerles por hacer todo esto.
Sin perder tiempo el líder de la división salteña se puso detrás de Bec para colocarle la gargantilla, la pequeña caja metálica quedaba justo bajo su mandíbula. Una vez que la gargantilla se cerró Bec sintió un ardor por unos momentos y aunque desapareció si perduró la sensación de una picazón, como cuando una extremidad del cuerpo se duerme por la falta de circulación de sangre. Por último, el pequeño foco de la caja se encendió soltando una luz verde. –No te preocupes, nosotros sabemos perfectamente como podrás agradecernos. Y las malas noticias que recibí ayer se transformaran en tu trabajo de hoy.
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Editado: 20.03.2024