La presidenta del consejo estudiantil se quedó observando al grupo por un segundo, la poca distancia entre las primeras seis personas y los demás de la fila daban a entender que venían juntos. A la cabeza estaba su compañero de clases, quien personalmente le parecía un poco raro, Basil vestido con un disfraz de la selección argentina, a su lado alguien a quien no conocía disfrazado de Refulgente y con una rara gargantilla en el cuello.
Por último, y detrás de esos dos, estaban otras cuatro personas vestidas todas como zombis. Lois se les quedó viendo un momento porque sentía algo familiar en ellos, pero este grupo de amigos de Basil eran muy musculosos así que de seguro solo se estaba confundiendo.
–[Solicitud]: Nos gustarían cinco entradas por favor. –Se acercó uno de los zombis a preguntar mientras que Basil quedaba algo tímido a un costado.
<Esa voz> pensó Lois pero algo más se llevó su atención <¿Por qué esa forma de hablar tan rara? ¿Será de alguna tendencia estúpida de Tiktok?>. No <Julián también la usó hace rato, entonces no debe ser muy estúpida. Creo que solo estoy muy cansada>. Sin darle más vueltas al asunto ella miró al tesorero y este comenzó a tramitar las entradas.
Uno de los zombis se le acercó y le pagó con dinero en efectivo, eso fue algo raro porque ya no se suele usar mucho pero tampoco les venía mal así que el tesorero lo aceptó. A la par Lois se puso de pie. –Necesito revisar sus mochilas, es para asegurarme que no lleven drogas ni objetos filosos –le solicitó a su compañero con un tatuaje de flor.
Este pareció preocupado por un momento y se tardó unos segundos en aceptar, pero lo hizo. Basil se sacó una mochila de la espalda al igual que uno de los zombis y ella revisó el interior. Solo tenían ropa de abrigo doblada en rollos, quizás por si después se ponía más frio pensó Lois.
Los demás del grupo que no tenían mochilas pasaron al colegio, la presidenta les devolvió sus cosas a ambos pero antes de que se marcharan tomó del brazo a Basil. –Más vale que tus amigos no hagan ningún problema dentro, porque tu tendrás la responsabilidad.
Basil sintió un poco de discriminación en sus palabras, que asociaban su apariencia y estatus a un grupo de personas en específico. Pero no había venido a perder el tiempo así que solo se limitó a contestar. –No te preocupes presi. –E ingresó al colegio también.
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Quien llevaba puesto un barbijo y cargaba de un brazo a otro joven inconsciente ya estaba en el segundo piso del colegio, solo le faltaba subir unas escaleras más para llegar a la terraza y una vez ahí podría bloquear la entrada para que nadie lo molestara mientras comía.
Sin duda la comida ya no iba a saberle igual de bien porque al principio pensó que sería de una calidad más alta, y al darse cuenta que no era el caso su sabor bajaba un poco. Pero comida es comida y no podía quejarse de eso, aunque de lo que si podía quejarse fue el repentino mal olor que ingresó a sus fosas nasales. Cuando supo que provenía de su espalda se volteó para verlo, solo sabía de una persona con ese olor.
–[Sorpresa]: ¡Noah! –En la distancia del pasillo se encontraba otra vez ese chico de pelo rojo, solo que esta vez tenía encima otra ropa que no era un disfraz y una mochila–. ¿Qué le hiciste gusano? –quiso saber cerrando sus puños con mucha fuerza y casi haciendo rechinar sus dientes.
Todo el cabello negro y rulado del tipo se sacudió de más cuando volteó su cabeza con una sonrisa oculta debajo de su barbijo. –Ah eres tú otra vez. –Observó a su presa que al parecer se llamaba Noah–. Se descompensó en medio de la fiesta entonces lo sacaba a tomar aire, pero me dijo que no quería verte ni en sueños, por lo que si respetas su voluntad deberías marcharte. Esto no tiene por qué acabar mal.
El joven que expulsaba un muy mal olor, que las personas vivas no podrían sentir, formó una sonrisa burlona con sus labios. –[Conclusión]: ¿Así que eso dijo? Delataste tu mentira más rápido de lo que esperaba.
A la par y lentamente ambos metieron sus manos en los respectivos bolsillos, preparándose para lo que parecía inevitable. –Creo que no entendiste, ya dijo que no quiere verte. Déjalo en paz tarado.
–[Explicación]: Noah no podría haber dicho eso, subconscientemente depende de Julián para su validación personal. No se arriesgaría a decirle que no quiere volver a verlo por miedo a perder eso de verdad, seguro que solo le dio un ultimátum para que se retractara Julián. Noah llega a ser tan predecible a veces que tu mentira es demasiado obvia, así que vas a dármelo –sentenció frunciendo el ceño al final.
La sangre del joven con cabello casi afro se enfrió más al saber que fue descubierto, ese tipo parecía ser demasiado cercano a su presa y no importa que le siguiera mintiendo ya sabía que no haría efecto. Atrapado con las manos en la masa ya no le quedaban muchas alternativas. El chico con un barbijo soltó un suspiro. –Tu olor ya alerta que tu sabor será horrible, no voy a poder comerte también y me decepciona tener que gastar mis recursos contigo si no tendré beneficios.
Y de todas formas se vio obligado a hacerlo, del interior de su bolsillo sacó un frasco de plástico con 500 ml de sangre roja y brillante. Lo desató y pronunció las palabras. –Tnuidoffe soluco te tnerappa noirrac seva. –Sus ojos se pusieron rojos y entonces ocurrió, de cada poro de su cuerpo un humo negro se desprendió como sombras danzantes, serpenteando por el aire.
El extraño sujeto de piel pálida arrojó la sangre del frasco al aire y el humo la persiguió con negros tentáculos, enrollándose al líquido. La oscuridad absorbió la sangre transformándola en una amalgama de sombras de un negro carmesí. Un instante después dos cuervos oscuros surgieron de la mezcla, soltando un granizo volaron directo hacia el joven abriendo en grande sus garras para poder arrancarle los ojos.
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Editado: 20.03.2024