Proyecto Doppelganger

Capítulo de Transición 4: Cambio de Pensar y Perspectiva.

 

Con ambas manos Bec sostenía el arma que dispara dardos tranquilizantes a la par que corría por el pasillo, ya se había mentalizado que tendría algo de acción extra para cuando llegara a su destino. Pero todo eso fue en vano porque al llegar se encontró con que todo ya había terminado, la puerta del armario del conserje se encontraba abierta y recostado sobre una pared estaba uno de los gemelos inconscientes. Ellos dos vinieron acompañados de cuatro musculosos y como este era mucho más flacucho el Refulgente dedujo que se trataba de su objetivo.

     Custodiando al gemelo inconsciente estaban otros dos, a Bec le resultó un poco extraño notar que el que estaba dormido no tenía ningún dardo tranquilizante clavado en su cuerpo. Sería lógico pensar que se los habían sacado pero tampoco estaban tirados por ningún lado, eso le generó curiosidad sobre como lograron noquearlos así que lo preguntaría más tarde si tenía oportunidad. Ahora había algo mucho más importante que requería su concentración. –¡Basil! –gritó al llegar y al instante otro gemelo salió del interior del armario del conserje, así que supo que ese era C13.

     –[Preocupación]: ¿Qué le ha ocurrido a Basil? –En ese instante, y a diferencia de sus demás hermanos, el Refulgente notó como el rostro de este gemelo se llenó de emociones y vida, pero no de la buena–. ¡¿Acaso lo mordió el Vermibus o le puso su sangre?!

     Bec negó con la cabeza rápidamente. –Pero si tiene una herida profunda, le di una píldora regenerativa pero no es suficiente.

     C13 se apresuró en volver a entrar al armario y del interior de la mochila sacó más pastillas de Onyx y otros medicamente. –[Pregunta]: ¿Esta en el pasillo?

     –No, me dijo que lo llevara al baño así que ahí está.

     El gemelo miró a los otros dos que custodiaban el cuerpo inconsciente. –[Solicitud]: I5 no va a despertarse, ustedes dos vayan a encargarse de ese Vermibus. –Ambos asintieron con la cabeza en respuesta y los cuatro se pusieron en marcha. Si la presencia de esos gusanos seguía aumentando en esta ciudad iban a tener que llamar a algunos de sus hermanos solares para que se encargaran.

     –Estábamos luchando –explicaba Bec a la par que corrían por los pasillos, de fondo podían escucharse los ruidos de la fiesta de la planta baja–. Sus uñas se volvieron tan afiladas como cuchillas, le abrió una herida en el estómago y quiso alimentarse de ellas.

     A la par que relataba lo sucedido el joven de cabello blanco podía notar como el rostro de C13 se ensombrecía por la preocupación mientras que el de los otros dos permanecía carente de emociones.

     –[Hipótesis]: Confió que sabe bien de primeros auxilios, va a resistir. –A pesar de estarle respondiendo a Bec esas palabras sonaban más como si se las dijera a sí mismo, como si intentara tranquilizarse.

     –Nunca antes había visto una cosa así, parecía un humano pero sé que no lo era. Usaba una especie de nanorobots en una nube negra y quería alimentarse de nuestra sangre. –La voz de Bec se aceleraba cada vez que pensaba en eso, se supone que la noche de Halloween es para disfrazarse y divertirse pero ahora él realmente estaba muy asustado, ese ser contra el que habían luchado le generaba una muy mala sensación–. No era humano –se repitió pero con un fino hilo de voz.

     –[Respuesta]: Y estas en lo correcto, ese ser no es un humano –respondió C13 casi igual de preocupado que él–. Tampoco se trata de una variación evolutiva como tú, esa cosa, ese gusano. En realidad, se trata de… –la voz se le quebró de golpe.

     Los cuatro se detuvieron en seco, perplejos ante el escenario que tenían delante. Los restos de sangre mostraban claramente que hubo un enfrentamiento, pero todos abrieron la boca del susto y la piel de Bec se puso pálida cuando notaron que su oponente había desaparecido. Lo que si había de distinto era una ventana rota y los restos de cristal esparcidos por el pasillo.

     El corazón del Refulgente se detuvo por un segundo, ahogado por un terrible miedo de que esa cosa regresara a cobrar venganza. Pero antes de que se desmayara por la desesperación escuchó las palabras de C13. –[Orden]: Estaba muy herido, no puede haber ido muy lejos y necesita alimentarse si o si para recuperarse. No pierdan tiempo y vayan a buscarlo por la zona, pero tengan cuidado.

     Sus dos hermanos combatientes asintieron con la cabeza y se marcharon lo más rápido posible. Entonces C13 volvió a concentrarse en lo importante. –[Preocupación]: ¡Los baños! Vamos con Basil.

     Por suerte no estaban muy lejos. Cuando llegaron abrieron la puerta de un portazo, el lugar estaba muy limpio si no se tomaba en cuenta el rastro de sangre que iba desde un lavamanos hasta meterse en uno de los cubículos con un inodoro. Los dos se apresuraron a seguir el rastro y cuando abrieron la puerta se encontraron con Basil: tenía los ojos cerrados y respiraba con lentitud, había mojado un suéter de lana para atárselo alrededor de la herida en el estómago; la manga marrón ahora era totalmente roja y seguía goteando algo de sangre.

 

     El fuerte sonido de la música podía hacer retumbar con facilidad el interior de alguien, en la pista de baile se encontraba el grupo de amigos moviéndose aunque dos lo hacían más que uno. Micaela disfrazada de una bruja del bosque notó la mirada perdida de su mejor amigo, aunque no sabía que le ocurría con exactitud si se daba cuenta que algo andaba mal.

     Ella cortó un poco más la distancia que tenía su cuerpo con el del elfo mago bailando a su lado. –¿Estas bien? –le gritó a su mejor amigo para que pudiera oírla pero no fue el caso, entonces ella además tuvo que darle un codazo en el pecho para que le prestara atención.




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